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Aída, de CrazyPet, sostiene a María, a la venta por 1.099 euros, ante la zona en la que están los conejos, con precios entre 39,90 y 59 euros Javier Cotera
Peligro de extinción para la tienda de animales

Peligro de extinción para la tienda de animales

El borrador presentado por el Gobierno prohibiría la venta. El sector, que cree que la norma no saldrá en esos términos, estaría abocado a una situación muy complicada

Álvaro Machín

Santander

Jueves, 4 de agosto 2022, 19:08

Si el borrador del Anteproyecto de Ley de Protección y Derechos de los Animales se convirtiera en Ley tal y como salió redactado del Consejo de Ministros, la facturación de la tienda de Roberto Fernández -Jungla, en Calderón de la Barca- caería «un 30%». Él cree que, «de entrada», no le llevaría a cerrar. «Pero a largo plazo, ya veríamos». En CrazyPet Mascotas -en el Centro Comercial Peñacastillo- entienden que el agujero directo sería del 25% pero que, al final, supondría un 40% de la caja y tener que prescindir «mínimo» de dos de sus seis empleadas. El documento -por ahora una propuesta- prohibiría vender en sus establecimientos, por resumir (aunque hay matices), cualquier animal salvo peces. En ambos negocios coinciden en varias ideas. Que a muchas tiendas del sector la norma se las llevaría directamente por delante, que se fomentará un mercado negro incontrolado (y que lo que se pretende mejorar, empeorará), que se hará un daño a la sociedad y que, básicamente, el texto trata de matar moscas (aunque la finalidad sea todo lo contrario) a cañonazos. Ojo. Pendientes de la evolución del contenido de la norma, dan por hecho que no se aprobará en los términos actuales. Con la información que maneja el sector, la prohibición quedaría reducida a perros, gatos y hurones.

Ricardo Herrero es director de Operaciones en CrazyPet y miembro de Aedpac, la asociación de la Industria y el Comercio del Sector del Animal de Compañía. Salen al paso para aclarar que la Ley no está aprobada y que el borrador tendrá que seguir su trámite y pasar por el Congreso. Que no hay nada definitivo aún. Además, aseguran que están en contacto con los partidos y con diferentes ministerios, y afirman que en esas reuniones las «únicas prohibiciones» que no han logrado «revertir» son las de vender perros, gatos y hurones. O sea, que creen que seguirán pudiendo comercializar roedores, reptiles, aves...

«Creo que no saben cómo solucionar el gran problema del abandono de animales y han dicho: 'vamos a prohibirlo todo'. Pero los problemas no se solucionan así y entiendo que se han dado cuenta de que se han equivocado. El mayor porcentaje de perros abandonados, por ejemplo, viene por camadas no deseadas, no por la venta en las tiendas», desarrolla Fernández. En Jungla tiene a la venta «pequeñas mascotas, de iniciación, como hamsters, conejos o cobayas» o «el típico canario que tiene la señora en su casa» -ellos no venden perros o gatos-. Por ahí va parte de su argumento. «Ese chaval que tiene su primera mascota o esa señora mayor, con un canario que le hace compañía, no iban a poder encontrarlos. No va a haber un criador especializado que distribuya eso a la población en Santander como hacemos en las tiendas. Porque esa labor la hacemos las tiendas y la hacemos bien». Por eso habla de perjuicio «para la población», por la función de compañía.

Roberto Fernández, de Jungla, enseña uno de los conejos de su tienda. Javier Cotera

«Creo que no saben cómo solucionar el problema del abandono, y no se arregla prohibiendo todo»

Roberto Fernández

Jungla

«Aumentaría la venta sin control por redes y por internet, el mercado negro. Es un desastre»

Ricardo Herrero

CrazyPet

Obviamente ellos perderían mercado. Dejarían de vender animales -sus precios oscilan en la tienda entre los 10 euros de un hamster y los 75 del conejo más caro o los 35 de un canario y los 75 de una cotorra- pero también la jaula, el alpiste...

«Esos animales que nosotros vendemos cumpliendo escrupulosamente la legislación y mejorando muchas veces los términos que marca la norma actual para su cuidado tienen un ciclo de vida. De aprobarse la ley, no habrá recambio y nadie irá donde un criador de Girona a comprar un hamster. Aumentará la venta sin control por las redes o por internet y todo lo que quieren mejorar, empeorará», expone Ricardo Herrero, que recuerda que la oposición a este texto ha unido de manera excepcional «a veterinarios, cazadores y comerciantes». «Porque este borrador no lo han hecho profesionales». Da por hecho, que el «canal tradicional», el pequeño comercio «del autoempleo» que, por ubicación, espacio y tipo de negocio, vendía algunos productos y unos pocos animales, estaría abocado al cierre. «Y hay muchos comercios así en España. Es un desastre lo que se está haciendo».

Desde CrazyPet (ellos sí venden perros y ayer estaba en la tienda María, una pomerania que se ofrece por 1.099 euros), Herrero entiende que «la mejor forma de auditar, de controlar, son, precisamente, las tiendas de mascotas». «Si hay una denuncia se puede venir y controlar al segundo, como hace el Seprona. ¿Pero cómo van a controlar a los muchos pequeños vendedores que, seguro, van a aparecer por internet?». O sea, que entiende que proliferará un «mercado negro» en un sector que, en la actualidad -según sus datos-, supone 5.000 millones de euros y 300.000 empleos en España.

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