¿Qué son los pélets? ¿Contaminan? ¿Son peligrosos para la salud humana?

Son microesferas de menos de cinco milímetros. Muchos las comparan con unas lentejas grandes. En principio están hechas de plástico, aunque hay quien asegura que podría ser resina. A pesar de que se han recogido varios kilos desde mediados de diciembre, hasta este lunes no se ha hecho público el resultado del análisis para determinar qué materia las compone. La Consejería de Medio Ambiente de Galicia asegura que están compuestas de tereftalato de polietileno (PET), un tipo de plástico de la familia de los poliésteres muy utilizado en infinidad de fábricas.

Estas bolitas son una materia prima que usan multitud de empresas para producir todo tipo de objetos de plástico, porque son polímeros que se pueden fundir y a los que se les puede dar la forma que se quiera. Es decir, son la base para fabricar desde envases de toda clase a juguetes y material de oficina, por citar solo algunos de sus destinos más habituales.

EL 13 de diciembre se recogieron las primeras microesferas en el litoral de Ribeira (A Coruña) de forma dispersa. También se encontraron algunos sacos llenos. Desde entonces, han ido llegando paulatinamente en oleadas a otros arenales, como los de Porto do Son, Muros, Oleiros, Outes, la Mariña de Lugo. En Asturias ya se ha activado un Plan de Contaminación para hacerles frente. Según los expertos, este tipo de vertidos es más habitual de lo que se cree y se pueden hallar estas bolitas en muchas playas repartidas a lo largo y ancho de la geografía española y en otras partes del mundo desde los años 70. Son la segunda fuente más común de contaminación por microplásticos.

El origen del vertido está en un buque de nombre 'Toconao'. El 8 de diciembre este barco perdió seis contenedores de su carga (uno de ellos con pélets) cuando navegaba a unos 80 kilómetros al oeste de la localidad portuguesa de Viana do Castelo, en aguas territoriales lusas. A Galicia empezaron a llegar el día 13, pero no fue hasta el 20 cuando el abogado de los armadores del barco, de bandera liberiana (pero alquilado a Maersk, una naviera de capital alemán) admitió los hechos al centro de coordinación de Salvamento Marítimo en Fisterra, que es que el que abrió una investigación de manera inmediata.

Desde el Gobierno de España se ha indicado que los armadores del buque estiman que el contenedor caído al mar el pasado 8 de diciembre transportaba mil sacos de pellets de unos 25 kilos cada uno, es decir, unas 25 toneladas. En los arenales gallegos se habrían recogido, hasta el momento, unos 60 de estos sacos.

La Xunta declaró el nivel 1 de emergencia por contaminación marina debido al vertido de microesferas el 5 de enero y este martes subió hasta el nivel de emergencia 2, un escalón más. Por el momento, algunas cuadrillas de Tragsa y, sobre todo, miles de voluntarios están cribando las playas gallegas, las más afectadas hasta ahora. El Gobierno central se ha puesto en contacto con el gallego para recabar información y ayudar en las labores de descontaminación. Sin embargo, la tensión entre ambos ejecutivos, dirigido uno por el PSOE y otro por el PP, es creciente y no parecen entenderse. Se piden explicaciones de manera mutua mientras el vertido sigue llegando a las costas.

Los pescadores gallegos han alertado de que estas bolitas pueden llegar «al consumo humano» al ser ingeridas por los peces. Debido a que son de forma redondeada y «muy pequeñas», las confunden con «alimento». La Comisión Europea, por su parte, considera de que «estas pequeñas partículas de plástico no se biodegradan y no pueden eliminarse» y «se acumulan en animales, incluidos los peces y los moluscos, y, por consiguiente, también son consumidos por los seres humanos en los alimentos», lo que pone en alerta sobre una posible toxicidad de la que todavía no se habla con mucha claridad.

Los expertos están explicando estos días que los pellets pueden acabar alterando ecosistemas pese a que se sabe que, a medida que se van degradando, se vuelven cada vez más pequeños. La cuestión es que tardan mucho en descomponerse por completo. Suponen, además, un grave riesgo porque la fauna marina puede confundirlos con alimentos y acabar muriendo debido a la falta de nutrientes.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) ha explicado estos días que los peces «pueden mostrar altas concentraciones de microplásticos, pero como están presentes principalmente en el estómago y los intestinos, en general son eliminados y no constituyen una importante fuente de exposición para los consumidores». Esto no variaría con la crisis actual. El caso de crustáceos y mariscos bivalvos es diferente, porque al consumirse también su tracto digestivo «podrían llegar más directamente al consumidor». La Aesan ha detectado microplásticos en productos muy diferentes, como la miel, la cerveza o la sal marina.

La Unidad Especializada en Medioambiente de la Fiscalía General del Estado ha abierto diligencias de investigación sobre el vertido de pélets en las costas gallegas al apreciar «indicios de toxicidad». En ese sentido, considera que estas «bolas de plásticos no son biodegradables y no pueden eliminarse». El pasado 4 de enero, abrió un expediente de seguimiento de la situación y ahora inicia la investigación para determinar qué está ocurriendo y las causas penales que se deriven de ello. La Fiscalía reitera que se trata «de un vertido a las costas gallegas, de 'pellets' de plástico», que son «fuente de contaminación» y que resulta necesario «delimitar su afección y extensión a otros territorios».