Revilla pide endurecer las penas de los incendiarios: «Es terrorismo»

El último balance del Gobierno de Cantabria (a la una de la tarde) ha informado de dos incendios activos en la región, cinco controlados y el de Peña Cabarga, que comenzó 16 horas antes en cinco focos distintos y que llegó a poner en riesgo al Parque de la Naturaleza de Cabárceno, está ya «prácticamente apagado», en fase de extinción y rematando el perímetro con el personal de tierra.

Desde ayer los agentes del Medio Natural y las cuadrillas de bomberos forestales del Gobierno regional han trabajado a destajo para apagar el incendio desatado en el macizo que pertenece a Medio Cudeyo, Penagos y Villaescusa y cuyo fuego se podía ver desde distintas zonas de Cantabria, incluido Santander.

Paco Gracia, vecino de Santiago de Cudeyo, ve desde su terraza la cara norte de Peña Cabarga y ayer por la noche se topó con los incendios cuando volvía a casa. «Se veía toda una línea de fuego», ha contado. Una imagen que «impresiona» sobre todo por la sensación de cercanía al pueblo. De ahí la preocupación. Para el vecino ver el monte así «es triste». Por la mañana, sobre las siete, ha llamado al 112 alertado por el humo «y nos han dicho que ya había cuatro cuadrillas trabajando». A esa hora «hacía mucho viento».

El resto de incendios activos se localizan en Liérganes, en el barrio de La Pereda, y en Cayón. Además, hay cinco controlados: en Selaya, Miera, Rasines, Valdició y Arredondo.

Todos ellos se suman a la cifra de fuegos registrados en febrero, que asciende ya a medio centenar (52), 16 en las últimas 24 horas, y que han obligado a activar el nivel de alerta 2 en las comarcas del Nansa, Cabuérniga, Besaya, Pas y Pisueña. Una circunstancia por la que quedan terminantemente prohibidas las quemas, como sucede también en Soba, Castro Urdiales y la comarca central de Santander.

El consejero de Medio Ambiente, Guillermo Blanco, que anoche se desplazó hasta el incendio de Peña Cabarga, ha explicado esta mañana que lo que se está quemando es lo que no ardió en la anterior oleada de fuegos provocados. Utilizando un argot coloquial, Blanco ha dicho que «la han limpiado entera». «Hubo un momento que el foco iniciado cerca de Cabárceno amenazó incluso al parque, pero la rápida intervención de las brigadas de bomberos ha evitado males mayores», ha asegurado.

Es tan matemático como sumar uno más uno. Cada vez que sopla un poco de viento sur los incendiarios activan sus oscuras intenciones contra la naturaleza. Desde las siete de la tarde de ayer martes, los pirómanos han provocado ocho fuegos. Y en lo que va de febrero son 52.

En este sentido, el consejero de Medio Ambiente tiene la certeza de que el «cien por cien» de los incendios detectados durante este mes son «todos» provocados. El problema es que resulta complicado identificar a los culpables porque, ha dicho Blanco, «lo hacen con cobardía». Y con nocturnidad y mecha retardada, para que prenda una hora después de abandonar el lugar.

El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, es aún más crítico y ha pedido este miércoles endurecer las penas a través de una ley nacional: «Es terrorismo puro y duro», ha dicho el regionalista. «Los que atentan contra la naturaleza son verdaderos terroristas», ha opinado el presidente, que también los ha definido como personas que «no tienen ningún tipo de entrañas y originan todos los años problemas».

La región llegó a tener ayer 26 incendios activos, lo que a juicio del presidente «es terrible», aunque ha señalado que «afortunadamente» el viento «está cambiando» y hoy están todos los focos «prácticamente controlados». No obstante, ha alertado de que se prevén «días duros» en los que habrá «malas noticias».

Ambos, Revilla y Blanco, han vuelto a pedir colaboración ciudadana para identificar a los incendiarios, porque además lo que «queman unos pocos, lo pagamos y apagamos todos».

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