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La lucha por sobrevivir es el principal deseo del pequeño comercio cántabro en el arranque del nuevo año. A los Reyes Magos solo les piden ... una cosa: «Que las rebajas vuelvan a ser como antes. Dos periodos, uno en julio y otro en enero». Lo dicen las asociaciones que representan a los negocios locales de la región que, tras finalizar «uno de los años más complicados» para el sector, con el cierre de 224 negocios, depositan su esperanza en las rebajas de enero, que arrancan hoy. Aunque –admiten– «sin grandes expectativas».
Las cifras son «alarmantes» y lo «más grave» es que no hay previsión de mejora. «Este año han cerrado 224 negocios, pero el próximo podrían bajar la persiana como mínimo 300. Y la cifra se podría ampliar hasta 500», explica Eduardo Abad, presidente de la Unión Trabajadores Autónomos de Cantabria (UTAC) –el dato de cierres es suyo–. A su juicio, el 2022 no ha sido malo desde el punto de vista «cuantitativo» ya que «solo» se han perdido 139 autónomos. Sin embargo, existe una «desproporción» en relación al comercio minorista, especialmente en Torrelavega y Santander. «Estamos ante la muerte en vida de un sector, casi siempre familiar y con profesionales de avanzada edad, con una media de 60 años, lo que dificulta su inserción laboral».
20% ha crecido la venta por internet durante el último año en Cantabria.
139 autónomos ha perdido en 2022 la Unión de Trabajadores Autónomos de Cantabria.
60 años es la edad media de los profesionales del comercio de la región, según la UTAC, lo que dificulta una posible reinserción laboral.
Por eso, reclama la intervención del Gobierno regional. «Cantabria tiene un problema con el comercio que no se soluciona a base de ayudas, sino con acciones que tiene que promocionar la Administración». Por ejemplo, acotar el periodo de descuentos, en beneficio de los pequeños comercios, «incapaces de asumir los costes que supone bajar los precios cada dos por tres». También pide formación en digitalización y que se dote a los comerciantes de mecanismos de producción que sean «mucho más eficaces y rentables». Y es que, dice, las cifras hablan por sí solas. «Las ventas por internet han subido en Cantabria casi un 20%. Mientras, las ventas al público en los establecimientos caen un 3%».
Unos reclamos que llegan a todos los puntos de la región. Gonzalo Cayón, secretario general de la Federación del Comercio de Cantabria (Coercán), lamenta una situación «sin precedentes» para el sector. «Un año marcado por la salida de la pandemia, la guerra en Ucrania y, en consecuencia, la inflación disparada». Y esto se ha traducido en «restricciones en el consumo y en la paralización de los mercados». En definitiva, «una suma de aspectos negativos» que cada persona ha capeado «a su manera» para intentar sobrevivir.
El clima de preocupación se extiende a los comerciantes de Santander. Agustín Ordejón, gerente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo de la capital, reconoce que su principal inquietud es que los dueños de los negocios «hipotequen su vida» en vano. «Los márgenes líquidos de los clientes han disminuido drásticamente con la inflación. Y la situación previsiblemente no va a mejorar. Por lo que la sangría de cierres no cesará», lamenta. Y aunque reconoce que esta última semana, previa al día de Reyes, ha resultado «intensa», no les compensa. «La campaña de Navidad ha sido bastante floja. Empezó antes de lo normal, con el 'Black Friday'. Pero eso no se ha traducido en más caja. Al revés. Porque casi todas las compras se concentraron en ese día. La gente busca ahorrar». Por eso, Ordejón entiende que las rebajas de enero supondrán «un respiro» para muchos negocios que han empezado el año igual que lo terminaron: «Regular».
El balance en Torrelavega no dista mucho. Miguel Rincón, presidente de la Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios, Comerciantes y Autónomos de Cantabria (Apemecac), ya tiene asumidas «las duras circunstancias» que afrontan los negocios locales, teniendo en cuenta lo vivido. «Lo veo todo muy negativo y las previsiones son muy duras. Por eso pido a todos los comerciantes que no se endeuden. Somos autónomos y, con tal de aguantar, somos capaces de hipotecar hasta nuestro domicilio», subraya Rincón.
José Antonio Pedrosillo, miembro de la Junta Directiva de Coercán y comerciante de Castro Urdiales, atiende a este periódico en un día muy frenético para su negocio de ropa. La jornada previa a los Reyes. Una circunstancia que, «lamentablemente», no es muy habitual. «El año pasado fue flojo y el arranque de este más de lo mismo». Aliviado, eso sí, con los bonos de consumo, que han funcionado «muy bien».
Unos bonos que también se pusieron en marcha en otros puntos de la región, como Santander o Torrelavega, y que igualmente resultaron exitosos. «Los comerciantes, al principio, veían los bonos con escepticismo. Pero, visto el resultado, cambió su opinión. Es una oportunidad de captar nuevos clientes», explica Gonzalo Cayón.
El presidente de UTAC insiste en que para evitar la sangría de cierres es necesario «modernizar el comercio», lo que pasa por la digitalización, la formación y la cualificación. Se trata de «dar el salto» a través de acciones directas. Según Abad, para mejorar el pequeño comercio «no es necesario hacer una página web» sino «cambiar la forma de producir, de comunicarse con el cliente» y entender que, después del covid, «el consumidor pide otras cosas, que es lo que están haciendo las grandes superficies».
Aperturas
Este domingo, día 8 de enero, el comercio cántabro abrirá sus puertas coincidiendo con el segundo día de las rebajas de enero. Una cita «importante» para el sector con la que pretenden remontar los malos datos del 2022 y mejorar el arranque del 2023, que en términos generales, «ha sido bastante flojo», explica Gonzalo Cayón, secretario general de la Federación del Comercio de Cantabria (Coercán).
El calendario de aperturas comerciales en domingos y festivos planteado por el Gobierno de Cantabria para el año 2023 incluye las siguientes fechas: 8 de enero; 6 y 30 de abril; 23 y 30 de julio; 6 y 13 de agosto; 26 de noviembre y los días 24 y 31 de diciembre, coincidiendo con las fiestas navideñas. Son nueve domingos y el día de Jueves Santo, un total de diez jornadas, el máximo que permite la normativa y un límite al que Cantabria también llegó el año pasado.
A efectos de lo dispuesto en la orden publicada el pasado noviembre en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC) por la Consejería de Industria y Turismo, se considerarán días festivos los incluidos en el calendario de fiestas laborales para 2023, ya sean de carácter nacional, autonómico o local. Para fijar el calendario de este año la Consejería siguió los criterios de coincidencia de dos festivos consecutivos, periodos de rebajas y aquellos de gran afluencia turística en Cantabria, según explicó el consejero, Javier López Marcano. «La intención ha sido elegir los días más adecuados, tanto para la actividad comercial como para el consumidor», aseguró.
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