«No percibí que la presencia del detenido fuera una amenaza real para su expareja», asegura un guardia civil

Uno de los agentes que se personó en casa de Eva cuando esta alertó, sobre las 14.30 horas, de que su expareja se encontraba en su vivienda, declaró que Reñones mostró una «actitud colaboradora y pacífica» cuando le indicaron que debía abandonar la vivienda.

Este guardia civil comprobó que los enseres del sospechoso estaban repartidos por varias estancias de la casa, lo que podía denotar, a su entender, consentimiento por parte de la mujer. «No portaba armas ni objetos peligrosos y manifestó que Eva le había dejado entrar. No percibí que su presencia (la de Reñones) fuera una amenaza real para su expareja», indicó.

Tras valorar todas las circunstancias, un tercer agente que no se encontraba en la casa «nos dijo que nos cercioráramos de que el sospechoso abandonaba la vivienda y que le indicáramos que al día siguiente (17 de diciembre) tenía que personarse en el cuartel para tomarle declaración por lo sucedido».

Este testimonio coincide con lo que manifestó el sospechoso, que también apuntó que antes de llegar al cuartel un agente le llamó preguntándole por el paradero de Eva y su bebé.