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Tenían todo listo. Las bebidas en las neveras, las bolsas de cotillón almacenadas y todos los gastos de proveedores, publicidad y personal extra para Nochevieja pagados. Pero el cierre del ocio nocturno en medio centenar de municipios de Cantabria -entre ellos todos los de más de 5.000 habitantes- tras la actualización del semáforo covid ... , ha pillado al sector «por sorpresa» después de que los jueces anulasen, el pasado día 17, la decisión de Sanidad de adelantar el cierre a las tres de la madrugada.
«Una avería gordísima», «una catástrofe» o «una decisión terrorífica y sin ningún sentido» son algunos de los calificativos empleados por los dueños de discotecas y salas de fiestas para definir la restricción que ya está en vigor en Cantabria desde este martes. Pero no sólo hay palabras. También hay cifras para cuantificar la cancelación de la fiesta que algunos ya consideraban «un balón de oxígeno para aguantar la ruina». Gregorio del Amo, al frente de la discoteca Sümmum de Santander, estima que perderá 60.000 euros si finalmente no puede celebrar el cotillón para el que colgó el cartel de completo hace semanas. Más o menos, el 20% de su facturación anual.
Un porcentaje que se traslada a todo el sector. Tomás Sánchez, representante del ocio nocturno en la Asociación de Hostelería, asegura que la caja de la fiesta de Nochevieja es la más importante y supone entre el 15 y el 18% de lo recaudado en un año. En toda España, el sector estima que están en juego alrededor de 600 millones de euros.
«¿Quién dirige esto? ¿En manos de quién estamos que toma decisiones de un día a otro?», pregunta resignado mientras aclara que pensaba que Sanidad había recapacitado «de la burrada que había cometido» después de que el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria devolviese al sector su horario habitual: «Los jueces nos dieron la razón, el sector consiguió recuperar la esperanza y el 45% de las entradas de los cotillones tras las cancelaciones y ahora nos dan este palo, dejándonos en la casilla de salida».
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Ramón Gómez, propietario de la discoteca New Times de Torrelavega, tenía las entradas para el cotillón agotadas desde octubre. Ahora, la mitad de los clientes han anulado la reserva mientras sigue en contacto con el resto para intentar «aguantar» hasta que los jueces se pronuncien: «Si se suspende la Nochevieja, perderé entre 7.000 y 10.000 euros», explica mientras dice que incluso ha barajado la posibilidad de posponer la fiesta: «Es algo que se comenta, pero no sería lo mismo, la parafernalia no tendría nada que ver y en febrero la gente no tiene el mismo dinero que en diciembre».
Otros ni tan siquiera pusieron en marcha la venta anticipada. «Decidimos aguantar un poco por la situación de incertidumbre. Tenemos todo listo a la espera de vender las entradas si los jueces permiten que abramos», explica Fran Bustillo, portavoz de la sala Kudéta. La discoteca santanderina sólo podrá abrir si el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria tumba la medida de Sanidad. recurrida por la Asociación de Hostelería.
Sin embargo, otros establecimientos, con licencia mixta, como Coppola, esperan hasta última hora para saber si podrán abrir como discoteca o como establezca su licencia de bar, que en este último caso la ley fija el horario máximo a las tres de la madrugada. «Nos rebaja las pretensiones, pero no es un cierre total. La fiesta la haremos, el tema es cuál será el horario» , explica Ángel Suárez, responsable de este local cercano a Cañadío.
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