Ignacio Santiago Setién, de 24 años, ha terminado la carrera de Medicina en la Universidad de Cantabria con la nota más alta de su promoción. Un 9,5 de media, fruto del trabajo constante de seis años que le ha valido el reconocimiento del Colegio ... de Médicos de Cantabria al mejor expediente de su promoción. Aunque afirma que «saber organizarse y tener voluntad» es indispensable, reconoce que también es una cuestión de «suerte», pues algunos de sus compañeros rozaban puntuaciones parecidas. Hijo de médicos, con una hermana enfermera y otra que estudia la carrera de Medicina, asegura, con ironía, que «en nuestra familia hemos sido muy originales». Ahora, sigue estudiando para afrontar el MIR el próximo febrero.
-¿Desde pequeño ya tenía claro que quería ser médico?
-Me lo empecé a plantear cuando cursaba tercero de la ESO. Entonces las asignaturas que más me gustaban eran Biología y Química. El problema es que, cuando empiezas a estudiar la carrera, todavía no tienes muy claro lo que es ser médico. Luego, poco a poco, vas descubriendo en qué consiste, observas y te acercas a los pacientes. Volvería a tomar la misma decisión.
-¿Sus padres influyeron en su decisión de estudiar Medicina?
-Tanto mi padre como mi madre son médicos. Tengo una hermana que es enfermera, otra que está en segundo de carrera y el pequeño que todavía cursa Bachillerato, que ya veremos. La verdad es que hemos salido todos muy originales... Aún así, si yo hubiera estudiado cualquier otra cosa, a mis padres les habría parecido bien.
-¿Cómo se consigue la nota más alta en una de las carreras más duras? ¿Se considera el típico empollón?
-Yo no me paso el día en casa encerrado con los libros. Hay que estudiar, hay que trabajar, pero sobre todo saber organizarse. Yo suelo empezar pronto a estudiar, alejado del examen, por tanto, ni madrugo demasiado ni tampoco me acuesto tarde. Mi carrera no ha sido un martirio. Sí es verdad que igual he tenido menos tiempo libre que algunos de mis amigos que estudiaban en otras facultades, pero siempre he sacado tiempo para hacer deporte y salir los fines de semana.
-¿Es una carrera tan competitiva como dicen?
-Probablemente sí es competitiva, la gente da mucha importancia a las notas. Pero a lo largo de los cursos, en general, nunca ha habido problemas en el trato con los compañeros.
-¿Qué supone para usted esta distinción?
-Me hace ilusión, me siento afortunado. Éramos unos cuantos compañeros con notas muy parecidas, yo he tenido algo más de suerte y me he quedado por encima. Ya ves, mi familia está encantada.
-En sus seis años de carrera, ¿cuál ha sido para usted el momento más importante?
-Fue durante las primeras prácticas, en tercero, en el Hospital Marqués de Valdecilla. La primera paciente con la que tuve contacto falleció. Era una señora muy mayor que al principio no parecía que estuviese tan mal, pero tenía sus enfermedades de base y en un despiste se cayó y se rompió la cadera. Estuve la noche anterior tratándola y hablando con ella, y al día siguiente falleció. Eso fue chocante y duro, pero sobre todo porque no se podía hacer nada, sólo acompañarla e intentar que no sufriera, lo único. También destacaría unas prácticas que realicé en un centro de salud de Estados Unidos, una experiencia que repetiría.
-¿Qué diferencias apreció entre un sistema y otro?
-En EE UU la formación de los estudiantes es muy diferente, porque ya desde tercero tenían trato con el paciente, y luego se lo contaban al médico o tutor, y este les daba sus impresiones diagnósticas. Aunque eran estudiantes con menos edad que nosotros, sabían más en la práctica pero menos en la teoría. Por otra parte, el sistema sanitario es mucho más complejo. Cada prueba médica, por pequeña que fuese, había que justificarla y pagarla. No es un sistema que me gustaría que se implantara en España porque no me parece correcto que la Sanidad no atienda a gente sin recursos.
-Entiendo que para usted el trato con el paciente es fundamental.
-Sí, y para la mayoría ha sido menor del que nos hubiera gustado. Se nota que se ha perdido un poco el trato con el paciente. Antes se daba más importancia a la exploración de la persona y en base a esto se hacían unos diagnósticos, para luego confirmarse con unas pruebas. Con los avances tecnológicos, en la medicina se ha descuidado en parte preguntarles, hablar con ellos y que te puedan guiar en primera instancia.
-Después del MIR, ¿dónde se ve?
-Prefiero quedarme en Santander, en Valdecilla, que es un buen hospital. Todavía no tengo muy decidido hacia dónde voy a tirar porque me gustan un montón de cosas. No descarto ni la medicina interna, ni la cardiología ni tampoco la especialidad que se encarga del aparato digestivo. Hasta que no pase el examen no me voy a plantear que es lo que más me interesa.
-¿Nervios ante el 'gran examen'?
-Comparado con años atrás, aprobar ahora el MIR no es tan complicado. Realmente, cuando acabas los estudios es cuando te colocas. Seis años de carrera, luego aprobar el MIR y la residencia que son cuatro años más. De verdad que se te hace eterno.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.