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Jesús Blanco (Santander, 1963) ya no sabe a qué atenerse. Como presidente de la Asociación de Turismo Rural de Cantabria está cansado de los sucesivos ... volantazos en las decisiones de las diferentes administraciones a lo largo de esta crisis. Así que tanto él como sus asociados hacen lo que siempre han hecho: «trabajar y tomar decisiones para salvar sus negocios». Entiende y apoya que la «seguridad y la salud están por encima de todo, pero hay cosas que no se hacen con cabeza. Por qué no se va a poder viajar entre comunidades si el destino es un hotel rural, en plena naturaleza, y con una PCR previa? Hay que tomar decisiones, ya».
–¿Es el cántabro un buen turista en su tierra?
–El problema, desde mi punto de vista, es que creemos, por lo general, que conocemos Cantabria, pero siempre nos quedan atractivos, lugares por descubrir. Tenemos pendiente el reto de ofrecer a los cántabros magníficas experiencias para disfrutar de un espacio rural repleto de maravillosas vivencias y actividades para ocupar unos días de ocio y descanso.
–¿Ha sido la Semana Santa tan desastrosa como pronosticaban muchos hosteleros?
–Efectivamente la Semana Santa ha sido desastrosa debido al cierre perimetral de la Comunidad, principalmente. El movimiento del turismo local no ha sido suficiente para conseguir la ocupación a la que estamos acostumbrados durante esos días. Abrieron el 69% de los establecimientos rurales de la región. De estos, el 31,2% no tuvo ni una reserva. El resto, números muy bajos, salvo Liébana y Valderredible, que rondaron el 60%.
–La Organización Mundial del Turismo (OMT) acaba de lanzar un concurso para encontrar las mejores ideas para ayudar a las zonas rurales a recuperarse de esta crisis. Se trata de una competición mundial para 'start-ups'. ¿ Se podría imitar esa idea para organizarse en Cantabria?
–Se trata de una acción que busca generar nuevas empresas y emprendedores rupturistas del mundo rural, con innovación turística y planteamientos de sostenibilidad, creando oportunidades en destinos rurales. Todo ello, frenando la despoblación. La pandemia provocada por el covid ha despertado un creciente interés, por parte de los turistas, en áreas naturales y rurales. Desde luego, sería muy interesante organizar en Cantabria una iniciativa similar. La región cuenta con los ingredientes que facilitarían el éxito de este tipo de apuestas empresariales.
Sería muy interesante escoger un núcleo despoblado de Cantabria y dotarlo de todos los servicios que se requieren para que resulte atractivo económica y socialmente, con el fin de atraer a nueva población. No hay que desaprovechar la oportunidad de las personas que están teletrabajando.
–Este organismo de las Naciones Unidas defiende que cuando el turismo se reactive, los destinos de naturaleza y aire libre serán los más deseados. ¿Lo ve como un consuelo?
–No es un consuelo. Fue una realidad el pasado verano. Después del confinamiento, los alojamientos en espacios rurales fueron la primera opción para pasar sus vacaciones. La seguridad sanitaria es nuestra principal preocupación en este momento. Los empresarios del turismo rural ofrecemos espacios, jardines, zonas con total seguridad. Además, tenemos establecidos unos protocolos de actuación para prevenir situaciones de riesgo, e incluso un plan de contingencia en todos los servicios que prestamos. Todo esto facilitó e hizo posible la alta ocupación del pasado verano. Esta es nuestra única esperanza para el de 2021.
–¿Algunos de sus asociados han optado por reinventarse?
–Han optado por resistir. Hasta la fecha, con los clientes que estamos teniendo, ninguna actitud complementaria va a suplir o atraer a nuevos huéspedes de Cantabria.
–¿Qué echa de menos de las Administraciones?
–Valentía y compromiso. Necesitamos sentirnos más acompañados. Entendemos que la salud es lo primero, por lo que si hay que cerrar, se hace. Pero si echamos la llave de nuevo, no nos queda gasolina para aguantar mucho más. Para algunos, ya es una situación insostenible. Las Administraciones, y el público en general, deben entender que un alojamiento rural no es como un bar o un restaurante. Imagínate que tienes que abrir un hotel en Mazcuerras, lo que supone poner en marcha una maquinaria así para que no pueda venir nadie de fuera. Solo con la población de Cantabria no es suficiente.
–¿Cuáles son sus principales reivindicaciones?
–La primera, que se permita la movilidad entre regiones a los turistas que reserven en alojamientos rurales. Y que a la hora de hacer el registro, presenten una PCR. Si los que vienen de otros países lo pueden hacer, ¿por qué no nosotros? Insisto en que son lugares seguros. No tiene sentido que esto no se tenga en cuenta y nos hagan pasar por una situación que va camino de convertirse en irreversible. Callado está dicho que necesitamos más apoyo económico y, sobre todo, menos demora en el cobro de las ayudas.
–De cara a sus asociados, ¿alguna recomendación especial para intentar sortear esta crisis?
–Mucha responsabilidad en aplicar los protocolos de seguridad sanitaria. No bajar la guardia. Hacer paquetes y promocionar digitalmente la oferta alojativa en una experiencia única para disfrutar de la naturaleza, la gastronomía y productos locales, sin faltar las actividades culturales y de turismo activo que ofrece su maravilloso entorno.
–Saque la bola mágica. ¿Cómo augura que serán los próximos meses?
–Complicados mientras no se resuelvan los problemas con las vacunas y nos venga un verano con una buena ocupación en la Cantabria rural. Pero probablemente, la ocupación de los alojamientos rurales será inferior a la obtenida en la temporada 2020.
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