«Está demostrado científicamente que el olfato canino funciona como detector del cáncer, pero para que pueda ser introducido en la práctica clínica a modo de cribado hay que validarlo con un proyecto piloto, con datos que avalen esa extraordinaria capacidad discriminatoria», señala José Luis García, secretario de la Fundación Biodogtor, entidad sin ánimo de lucro que está desarrollando ese pilotaje bajo la dirección del equipo médico de Oncología del Hospital Valdecilla, con Fernando Rivera como investigador principal. La base científica que explica cómo la nariz perruna puede descubrir la huella del cáncer está relacionada con los compuestos orgánicos volátiles de las células malignas, que se difunden desde una etapa temprana del proceso canceroso en el torrente sanguíneo, excretados en la orina o en el aire exhalado en la respiración.
Congreso internacional de expertos en peluquería canina
El Palacio de La Magdalena acoge hasta este domingo un congreso internacional de peluquería canina, organizado por la federación nacional (Fepecae), con entrada libre y gratuita. «Por primera vez se celebra este encuentro en Santander, donde se puede disfrutar de la cita más internacional organizada hasta la fecha, puesto que contamos con ponencias de expertos de los cinco continentes», destacan desde la organización. Un evento que incluye examinaciones y clasificatorios para el campeonato Europeo 2019 y el Mundial de 2020. En ese marco, la Fundación Biodogtor presentará este sábado su proyecto de perros detectores de cáncer en una charla-coloquio (18.30 horas).
El proyecto impulsado por Biodogtor y Valdecilla, que echó a andar hace dos años, está integrado por dos estudios simultáneos con el fin de proporcionar «un test preciso, de bajo coste y no invasivo» (basta con tomar una muestra de aliento al paciente) para la detección precoz del cáncer de colon y de pulmón. Ahora está a punto de entrar en la fase experimental. «Hemos realizado una preselección de los perros que van a participar, todos ofrecidos por familias voluntarias de Cantabria. Se presentaron más de cien, de diferentes razas, y nos hemos quedado con 35, entre los que elegiremos a los 15 mejores. Cinco se destinarán al estudio de cáncer de colon y cinco al de pulmón (más los cinco de reserva). Estamos muy agradecidos de la colaboración, ha tenido mucha repercusión y hemos conseguido muy buenos perros», apunta García, entrenador canino que compartirá tarea con Nuria González, veterinaria con la que emprendió «este ilusionante proyecto» y que se encargará de supervisar el adiestramiento para velar por el bienestar físico y psíquico de los animales. «En diciembre empezaremos el entrenamiento para acostumbrar a los perros al sistema de trabajo», avanza.
El laboratorio de pruebas se ubicará en Orejo (Marina de Cudeyo), donde la junta vecinal, que preside Jesús Acebo, ha cedido un local a la Fundación. La pata pendiente aún de resolver es la de la financiación: 70.000 euros, de los que «hemos recaudado 15.000». Junto a la búsqueda de patrocinadores, se ha abierto una iniciativa de crowfanding a través de la plataforma kukumiku.com.
«El cáncer nos está ganando la guerra, la forma más eficaz de combatirlo es mediante una detección precoz, que es lo que va favorecer un mayor éxito en su lucha y tratamiento. Y ahí es donde creemos que el perro puede jugar un papel muy importante, convirtiéndose en una prueba diagnóstica más que permitirá salvar vidas», sostiene el secretario de Biodogtor. Cabe recordar que el 30% del cerebro de los canes está dedicado al análisis de los olores, frente al 5% que representa en los humanos.
Desde la asociación destacan también «la aportación social de los perros, que están en nuestras casas, dormidos, cuando tienen una valiosa capacidad que podemos aprovechar para combatir el cáncer». El equipo de adiestradores, que ha apostado por recurrir a perros domésticos, defiende que «un hogar siempre es y será más adecuado que cualquier instalación al uso, donde se generan elevadas tasas de estrés».
Método 'doble ciego'
Ignacio Durán y Marta López-Brea, dos de los oncólogos que participan en la investigación, recuerdan que «el cáncer se puede abordar desde distintas perspectivas, uno de ellos es evitar los factores de riesgos, lo que llamamos prevención primaria, pero también hay un punto importante que es la prevención secundaria, esto es, diagnosticarlo de forma precoz, y eso es lo que nos va a permitir curar en un porcentaje muy alto». En Valdecilla ya se están guardando muestras de aire exhalado en pacientes recién diagnosticados tanto de cáncer de pulmón como de colon para comenzar a entrenar a los perros. «Tenemos unas 200 ya», señala Lopez-Brea.
El método que se aplicará para las pruebas olfativas será 'doble ciego', lo que implica que se mezclarán con muestras de voluntarios sanos para que los animales identifiquen en cuáles hay indicios de cáncer. Además, «habrá un tercer tipo de muestras, que serán aquellas de pacientes que tengan enfermedades del tubo digestivo, pero que no sean cancerosas. Es una forma de que el perro afine el diagnóstico», explica el oncólogo. Para ello, se buscarán perfiles de voluntarios sanos que sean similares en edad y sexo a los de los pacientes diagnosticados. El experimento se iniciará con cáncer de colon, «que es el más difícil».
35 perros han sido preseleccionados de los más de 100 presentados para participar en el proyecto piloto.
«La traslación de este proyecto a nivel asistencial aún es muy prematuro, el primer punto es diseñar la idea; vamos a probar la capacidad de olfato que tienen estos animales para ayudar a una labor dentro de la sociedad, en este caso, en la detección precoz del cáncer. Tras la selección de los animales, tendremos que demostrar que esto es factible, comprobar si son capaces de diferenciar las muestras de aire exhalado entre pacientes enfermos y sanos -la idea es iniciar las pruebas de olfato con las mues tras recabadas a principios de 2019-. Una vez que todo esto esté hecho, que llevará un importante trabajo de campo, la idea sería aplicarlo en la detección precoz», afirma Durán. En el cáncer de colon, la sanidad cántabra ya dispone de un screening, dirigido a la población de 51 a 69 años, en el que se utilizan técnicas como la sangre oculta en heces y la colonoscopia. «De lo que se trata es de complementar esos test, que hoy en día tienen un nivel de imperfección elevado, con la ayuda de los perros. Por ejemplo, en pacientes que tienen un positivo de sangre en heces, veremos qué añade esta prueba olfativa, qué mensaje nos traslada el perro y cómo puede afinar el programa de cribado. Si todo funciona como lo hemos diseñado, conseguiremos definir con más precisión qué pacientes deben hacerse una colonoscopia y, lo contrario, descartar de forma rápida los falsos positivos», que ocurren en un 50% de los casos. Como apunte, en la actualidad solo el 10% de los pacientes a los que se les indica una colonoscopia en el screening tiene cáncer, de lo que se deduce que el 90% podría evitarse.
Respecto al cáncer de pulmón, la contribución del olfato canino puede ser aún mayor, ya que no existe un cribado para su detección temprana. La ventaja de esta prueba es que además de ser «cómoda para el paciente», porque solo requiere una muestra de aire espirado, supondrá un «gran ahorro para el sistema sanitario. Calculamos que la prueba olfativa puede suponer cinco euros, frente a los 300 que cuesta, por ejemplo, un TAC (escáner), y hay que tener en cuenta que un perro puede examinar en tres minutos 40 muestras, lo que también tendrá un gran impacto en las listas de espera», sostienen los miembros de Biodogtor. Así, este sistema permitiría priorizar aquellos pacientes que requieran pruebas diagnósticas convencionales (resonancia, escáner, biopsias..), que más invasivas y costosas.
El equipo de investigación ya trabaja en extender el proyecto, en una segunda fase, a cáncer de vejiga y próstata (en ese caso sería a través de nuestras de orina). «Si somos capaces de demostrar la eficacia del olfato canino en la detección precoz del cáncer de colon y de pulmón, potencialmente esto sería extrapolable a cualquier otro tipo de tumor», considera Durán.
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