Secciones
Servicios
Destacamos
Se le complican cada vez más las cosas a la empresa de ambulancias Diavida, concesionaria del transporte programado del Servicio Cántabro de Salud (SCS) desde el 1 de octubre. A partir del próximo lunes, 25 de noviembre, empezará la huelga general convocada por el sindicato ... UGT. Esta mañana volvió a fracasar la negociación mantenida ante el Orecla (Organismo de Resolución Extrajudicial de Conflictos Laborales), igual que ocurrió la semana pasada. Un encuentro que estaba condenado a terminar sin acuerdo toda vez que aún «hay 65 trabajadores que siguen sin cobrar el mes de octubre», como precisó el presidente del comité, Gildo Caballeros (UGT).
Tras el acto de mediación, él mismo informó de la problemática al consejero de Salud, César Pascual, para pedirle que el SCS se haga cargo del pago de las nóminas pendientes. Aunque la respuesta que encontró es que «legalmente es imposible». No obstante, según ha podido saber este periódico, desde Sanidad tratan de buscar una salida, dentro de lo que la ley de contratos prevé, para solucionar los problemas derivados del incumplimiento, especialmente el que afecta al bolsillo de los trabajadores, que en este momento es el que más preocupa. Además, ya se le ha comunicado a la compañía la apertura de un nuevo expediente sancionador, que se suma al que está en curso desde las primeras semanas de su puesta en marcha en Cantabria con un impacto económico que puede llegar a los 100.000 euros si no prosperan las alegaciones presentadas por Diavida.
Caballeros subrayó que desde la Consejería y el SCS «nos han asegurado que es la empresa quien tiene que pagar a los trabajadores y que sí se podría facilitar una partida anterior a la siguiente factura». El paso de los días sin cobrar –ya son 22– ha ido haciendo mella en la plantilla, incluso entre algunos técnicos que confiaban en que la empresa, golpeada también por la devastación de la DANA en Valencia, superara las dificultades propias de asumir un servicio que ya arrastraba deficiencias desde hace años, cuando era Ambuibérica quien lo gestionaba. «¿Y ahora qué? La gente tiene que comer y pagar recibos. La paciencia se acaba», dice uno de ellos.
El revés financiero que ha sufrido Diavida fue, según argumentó en su momento el gerente de la empresa, Antonio Moreno, consecuencia de los efectos de la riada en su negocio en Valencia –perdió 21 ambulancias–. Si nada más desembarcar en Cantabria ya estaba sometida a una fuerte presión sindical, especialmente por parte de UGT (antes CSIF), no disponer a tiempo del crédito con el que iba a afrontar el pago de la primera nómina le metió de lleno en la boca del lobo. El sabotaje a varias de sus ambulancias, con corte de frenos incluido en tres de ellas, evidenciaba las tensiones. Apurado por la delicada situación que atraviesa, Moreno trata de salir a flote y demostrar que es capaz de dar «un buen servicio a los cántabros», una vez ingrese el préstamo para saldar la deuda con sus trabajadores. Mientras, en la Consejería ya se están negociando los servicios mínimos necesarios para que la protesta laboral repercuta lo menos posible en el funcionamiento del transporte programado, que se encarga de las rutas para trasladar a pacientes a rehabilitación, diálisis, consultas o tratamientos en el hospital, así como de la vuelta al domicilio tras el alta de aquellas personas que precisan hacerlo en una ambulancia.
El comité ha convocado para el sábado, día 23, una asamblea de trabajadores en la sede de UGT en Maliaño para informar de la situación actual del conflicto en vísperas de iniciarse el lunes la huelga indefinida.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.