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Este año, la vuelta a casa por Navidad se convierte en toda una carrera de obstáculos a superar para poder reunirse a tiempo con la familia. Los cántabros que viven en el extranjero tienen que hacer auténticos malabares para cumplir con los requisitos exigidos por ... cada país y asegurar la vuelta a sus residencias habituales tras las fiestas navideñas. La obligación de presentar una PCR negativa 72 horas antes de su llegada a España –Sanidad actualiza la lista de países de origen que la requieren cada 15 días–, la cuarentena a la vuelta que exigen muchos países, las cancelaciones de vuelos y los precios desorbitados de los billetes hacen de la vuelta a casa una auténtica odisea. Algunos intentan ingeniárselas para encontrar una forma de regresar, mientras otros deciden esperar al año que viene para compartir estas fechas con sus seres queridos.
Enrique Moreno Aldecoa
Enrique recorrerá los 1.339 kilómetros que separan Zúrich de Castro Urdiales en coche para reunirse con su familia en Navidad. Trece horas de viaje, sin contar paradas, que realizará junto a su hermana y su marido y los dos hijos de la pareja. Saldrán a las tres de la mañana para llegar a la frontera con Francia a las seis de la mañana —sólo se permite circular durante el día— para cruzar el país y llegar a Cantabria por la tarde. «Así no tenemos que hacernos la PCR que exigen en los aeropuertos españoles», explica Moreno.
Su mayor quebradero de cabeza es la vuelta. Tiene que regresar para los exámenes presenciales en febrero, pero aún no sabe si tendrá que hacer cuarentena al llegar: «No tengo el billete porque cada 15 días Suiza actualiza la lista de países que requieren cuarentena». De momento, España no está incluida, pero Enrique tendrá sólo un margen de dos días para comprar el vuelo. «Mi mayor complicación es que, si lo incluyen, tendré que hacer 10 días de cuarentena y es imposible».
Rafael Paz Sánchez
Rafael tenía claro que quería volver a Igollo para pasar las Navidades con su familia. Su sorpresa llegó cuando comprobó que un vuelo desde Dublín —la base de Cork, donde reside, está cerrada por la pandemia— a Santander rondaba los 400 euros. Sin pensárselo dos veces compró un billete a Fuerteventura, ya que sólo costaba 20 euros. Además, Irlanda y Canarias están señaladas como zonas naranjas en el mapa de la UE, así que Rafael no necesitó una PCR para entrar al archipiélago.
Allí permanece teletrabajando como ingeniero de automatización desde la semana pasada. «La diferencia era increíble, he incluso incluyendo el Airbnb en el que me quedo, todavía me sale más barato», explica. Todavía no sabe cómo volverá a Cork, ya que otros años utilizaba el ferri que une Santander con Alemania. Ahora, la base de la capital cántabra está cerrada y espera poder salir desde Bilbao: «Esta ruta es difícil porque en invierno la mar siempre está revuelta y más de una vez me han cancelado el viaje por no poder navegar, pero confío en poder hacerlo porque los aviones son carísimos», añade.
Mireia Fernández Calvo
Mireia trabaja como 'au pair' cuidando a una niña de 10 años en Londres. Cuando se enteró de que tenía que realizarse una PCR para poder volver por Navidad, comenzó a buscar por todas las farmacias de su zona. «Fue muy caótico, había semejante demanda que no conseguía encontrar ninguna». Cuando por fin localizó una, a las pocas horas, se dio cuenta de que sólo era válida para Emiratos Árabes y no para viajar a España. «Me puse histérica porque era imposible encontrar una cita». Al final, el padre de la niña a la que cuida le regaló una PCR que cuesta 175 libras — el precio oscila entre las 100 y 300 libras— como regalo de Navidad.
Mireia se realizará la prueba 71 horas y media antes de llegar a España, «al límite» de lo exigido. A la vuelta, volará de Madrid para no tener que gastar los 100 euros que cuesta el avión desde Santander: «Los precios son altísimos, así que iré en coche hasta Madrid con mi pareja», añade la joven de 22 años, que asegura que el desembolso total de los gastos puede ronda los 400€ entre billetes y las dos PCR. Tendrá que presentar una autorización para regresar a Londres, ya que Inglaterra dejará de pertenecer a la Unión Europea en enero: «Todas las 'au pair' tenemos que demostrar que trabajamos aquí y estamos haciendo muchos trámites para justificarlo», aclara.
Ángela de la Torre Paradelo
Ángela no volverá desde Nonsan a su casa, en Colindres, por Navidad. Allí está becada por el Gobierno de la República de Corea del Sur para estudiar el idioma y un posgrado durante tres años. Si viaja a España tendría que hacer una cuarentena obligatoria de 14 días. Algo «imposible», ya que perdería la beca si faltase tantos días a clase.
En el país son «muy estrictos» con las normas y las casas en las que se realiza la cuarentena tienen que cumplir unos requisitos, si no el gobierno ofrece unas instalaciones por 1.500€ durante las dos semanas. «Mi familia quería que volviese y es una época para reunirse, pero las pasaré aquí con otros extranjeros becados, aunque aquí no es una festividad tan importante», explica.
Gonzalo Laruelo Gutiérrez
Gonzalo aterrizó por primera vez en Berlín en junio de 2010. Trabaja en la capital alemana como auxiliar de enfermería en un centro de día. Sólo tiene una semana de vacaciones y si volviese a su casa de Santander, tendría que permanecer en cuarentena obligatoria cinco días.
«No me merece la pena», explica. Además, debería realizarse una PCR para ir a España y otra para volver a entrar al país, en total unos 190 euros. «Trabajo con personas de riesgo e incluso ellos me han avisado, Navidades hay muchas, pero este año no toca volver, sobre todo, porque habrá personas que no celebren más estas fechas porque morirán», señala.
Beatriz Pérez del Molino
Beatriz estudia International Business en un Erasmus muy atípico en Dresde. Son muchas las complicaciones para llegar a su casa en Puente Arce, pero en noviembre, antes de las restricciones, ya tenía claro que se quedaría en Alemania. «Las Navidades son para estar con la familia, pero prefiero volver cuando todo esté más calmado y disfrutar de un tiempo de calidad», indica. Pensar en viajar le «estresa» porque estaría pendiente de la posible cancelación de vuelos, como le ha ocurrido a otros estudiantes.
Cuando llegó en septiembre, Alemania realizaba pruebas gratuitas por motivos justificados. Ahora el precio de las PCR «no baja» de los 150 euros. «Los movimientos que hay son viajes puros, es algo cultural, pero no es necesario volver por Navidad», explica. Planea pasar las fiestas con la familia de un compañero de piso en Hamburgo o con amigos, sólo de dos casas distintas, pues sólo así está permitido en el país. Confía en poder volver en febrero: «Es una decisión que tengo que pensar», indica la joven, que se mueve en bicicleta para evitar el transporte público.
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