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H. RUIZ /E. TRESGALLO
Miércoles, 6 de febrero 2019, 07:42
El ataque de una bandada de buitres a una oveja en Castañeda es sólo un «episodio puntual» y no debe hacer «cundir la alarma», explicaban ... ayer desde Seo/BirdLife, respecto a la última denuncia de un ataque de este tipo a ganado vivo en la región y que muchos vinculan a la falta de comida para las rapaces en su medio. A juicio de esta entidad, la modificación del marco legal en 2017 para alimentar a especies necrófagas con animales provenientes de estabulaciones ganaderas, revirtió una situación «rígida» que venía derivada de la crisis de las vacas locas y que habituó al ganadero a llamar al camión de recogida de Tragsa cuando sus animales fallecían. Casi dos años después, las impresiones sobre la eficacia de haber flexibilizado la ley son buenas, y se reciben más solicitudes de los ganaderos para dejar animales en el monte, aunque el mundo rural sigue mirando con recelo la letra pequeña de la norma.
La normativa de referencia es la Orden MED/2/2017, de 20 de febrero, por la que se regulan las zonas de protección autorizadas para la alimentación de la fauna silvestre necrófaga con cadáveres de animales pertenecientes a explotaciones ganaderas en la Comunidad Autónoma de Cantabria. Su entrada en vigor supuso abrir «la mitad del territorio cántabro» a la posibilidad de dejar abandonados allí los animales muertos de las estabulaciones para alimentar a buitres y otras especies carroñeras. Una apertura de la regulación que se dio tras el cese de la alerta sanitaria por las vacas locas y ante el perjuicio que estaba causando a este tipo de fauna, que bajaba a buscar comida cada vez más cerca causando daños al ganado.
Según el secretario general de la Unión de Ganaderos y Agricultores Montañeses (UGAM), Gaspar Anabitarte, antes de flexibilizarse la ley los ganaderos «ya habían adquirido el hábito o la obligación de pagar un seguro» mediante el cual la empresa Tragsa les retiraba el animal y eso sigue sucediendo aún, a pesar de que en los Montes de Utilidad Pública se permita depositarlos.
Desde la Jefatura de Sanidad Animal del Gobierno de Cantabria, su titular, Ismael Esparza, explicaba que hay «unos 70 municipios» en toda Cantabria con Montes de Utilidad Pública y que allí se pueden dejar depositados los animales que fallecen pastoreando, pero hay que notificarlo a la Consejería y cumplir algunos requisitos. «Partíamos de una situación anterior en la que los trámites para dejar el animal en el monte eran bastante complejos y se sacó esta orden de oficio, donde declarábamos ya zonas donde podrían abandonar animales para que las necrófagas hicieran uso de ellas, siempre y cuando se muriesen por unas causas determinadas y se encontrasen en un pastoreo extensivo», aclara el responsable, que explica que la Consejería está recibiendo con regularidad las notificaciones para depositar el ganado.
Para dejar esos animales, los propietarios tienen que realizar una notificación a Ganadería, pero también «cumplir unos requisitos» y es ahí donde se complica la cosa, en la interpretación de la ley, como la distancia a la que tiene que estar un animal muerto de un comedero o del cauce de un arroyo, en esos casos hay que llamar o trasladar al animal fuera de la zona habilitada y pocos ganaderos están por la labor. «Empezaron a poner restricciones, cosas diseñadas desde un despacho», explica Anabitarte para incidir en que ciertas medidas de la ley ya flexibilizada tendrían que ser más abiertas para favorecer que el ganadero no haga uso del método de llamar a seguro.
No obstante, Anabitarte coincide en que, de momento, su organización no ha registrado muchos ataques al ganado vivo o enfermo por parte de los buitres. «Aparentemente están llegando pocos casos, pero aún no es época de cría», especifica por los carroñeros del caso de Castañeda. «Lo que sí sabemos es que hay muchos buitres en los montes y poco animal muerto», resume el representante ganadero que defiende que lo mejor es que «la naturaleza haga su trabajo», sin intervencionismo.
En el caso de los ayuntamientos o juntas vecinales, estos simplemente son meros gestores del monte comunal ahora y, según la normativa ya flexibilizada de 2017, simplemente tienen que decir si quieren o no que sus ganaderos puedan dejar los animales muertos en las zonas autorizadas de los pastos comunales o montes de utilidad pública. Sin embargo, algunos alcaldes de municipios ganaderos consultados -como el de Vega de Pas- echa en falta un papel más activo de la Consejería de Ganadería en este asunto. «Son ellos los que tienen que decir dónde va a ir el animal o cómo, porque ¿quién determina que ese animal se puede dejar ahí o no?», expone Juan Carlos García, alcalde del municipio.
Desde Seo/BirdLife, su presidente, Felipe González, ve positiva la evolución de la reforma de la normativa de 2017, frente a la anterior que era mucho más restrictiva. De hecho, su organización fue una de las primeras en pedir una mejor regulación de la misma. «Ya existe la normativa que permite dejar los animales en el monte y la Consejería sí está recibiendo ya las notificaciones», afirma este responsable, que incide en que, pese a ello, hay que seguir «informando y divulgando» que se puede depositar o dejar al ganado en los pastos comunales autorizados, y en ofrecer esa información se deben implicar todos, Consejería, Ayuntamientos y las propias organizaciones ganaderas.
Respecto al caso del ataque de los buitres en Castañeda, en Seo/BirdLife creen que es un hecho puntual y que «no es un indicativo» de que haya un problema. A juicio de este experto, lo sucedido se puede explicar en el hecho de que los animales, en ese momento, hayan podido ver la oportunidad de atacar a la oveja, al verse afectados por los temporales del fin de semana y la nieve.
«Que no cunda la alarma, se trata seguramente de hechos puntuales y lo que hay que insistir es en que ya esta abierta la vía para solucionarlo -la reforma de la ley- y creemos que están dando los resultados que esperábamos», incidió.
En este sentido, la regulación anterior a la actual permitía dejar a los cadáveres pero exigía unos trámites muy estrictos. Por ello, y según los datos que facilitó Ganadería entre 2012 (fecha de la anterior regulación) y 2017 «nadie solicitó permiso para hacerlo», pero ahora se revierte poco a poco esa situación.
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