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La oferta empresarial para instalar el primer centro público de protones de España en el Hospital Valdecilla tiene el «sí rotundo» del PP, convencido de que los beneficios en salud que reportará la técnica de radioterapia más eficaz y letal contra el cáncer debe ... estar por encima de las siglas de los partidos. Un argumento en el que coincide la consejera de Sanidad, la socialista María Luisa Real, que es quien tiene la última palabra y también quien lleva cuatro meses con la oferta encima de la mesa. El lunes declaró a este periódico que las dilaciones en la toma de la decisión «no se deben a cuestiones ideológicas, sino a que hay que hacer las cosas bien, con la seguridad jurídica que requiere un asunto tan serio». Sin embargo, la presidenta del PP, María José Sáenz de Buruaga, teme que el freno esté en el propio discurso ideológico del Partido Socialista, que tiene ante sí una oferta «de colaboración público-privada pura y dura», cuando «aún prosigue la brutal persecución por parte de los socios de gobierno (PRC/PSOE) al contrato de colaboración público-privado de Valdecilla y a las empresas (Ferrovial-SIEC) que invirtieron cien millones de euros para terminar el hospital». Por ello, apunta Buruaga, «damos por hecho que o el PSOE cambia de criterio y de mentalidad de cabo a rabo o el proyecto de los protones no sale».
Para que eso no ocurra, porque «supondría que Cantabria y Valdecilla pierdan una de las mayores oportunidades de su historia sanitaria», el PP reclama al PSOE «que abandone los prejuicios ideológicos y no deje escapar esta oportunidad. Que abandone las políticas demagógicas y perjudiciales para la sanidad cántabra». Buruaga no tiene dudas de que hay que aceptar la implantación de la terapia de protones en Valdecilla: «Nosotros decimos un sí rotundo. Sí desde el convencimiento y la determinación, porque no nos dejamos llevar por las taras ideológicas. Sí desde el conocimiento técnico y la experiencia que los demás no tienen. Y sí desde la capacidad de liderar y generar consenso profesional y social como hicimos con el contrato que permitió terminar el hospital».
Y es ahí cuando el PP saca pecho, como «responsable claro de los hitos que han sido claves para sustentar este proyecto de futuro». A su juicio, «esta oferta es posible gracias al nuevo Valdecilla, un Valdecilla del siglo XXI, terminado después de 16 años de obras y completamente reconstruido, con unas instalaciones modernas y a la vanguardia en asistencia sanitaria». Y añade Buruaga: «Es posible gracias a una marca puesta en valor y prestigiada después de muchos años, a la excelencia y la especialización, pero fundamentalmente al poder de atracción de un número uno como Pedro Prada, jefe del servicio de Oncología Radioterápica».
Con el principal partido de la oposición a favor de este ambicioso proyecto que situaría al hospital cántabro como referente nacional en protonterapia, una iniciativa aplaudida también por el presidente del Gobierno regional, Miguel Ángel Revilla, y con los probados beneficios en salud como premisa número uno, no cabe debate político que enturbie la llegada de los protones a Cantabria, una vez que Sanidad dé luz verde a esta instalación, como asegura que es su intención. «Las negociaciones van por buen camino», «siempre he apostado por la innovación y por convertir en Valdecilla en un hospital puntero», señaló el lunes Real. Es más, confía en que el proyecto quede atado «antes de que acabe la legislatura». Sin embargo, la presidenta de los populares tiene sus dudas porque «este proyecto necesita convicción, liderazgo, experiencia y gestión», cualidades que «sólo puede aportar el PP. No Miguel Ángel Revilla -no basta con decir sí, hay que hacer- ni una consejera inhabilitada para dirigir la Sanidad».
Mª José Sáenz de Buruaga Presidenta del PP
Respecto a la propuesta de implantación de la unidad de protones, Buruaga considera que «los interrogantes no aclarados ni respondidos son muchos». Cuáles son las condiciones de esta colaboración, qué se negocia con la empresa a cambio de esos 40 millones, qué retornos tendrá la empresa, cuál será el número y la procedencia de los pacientes a tratar y la financiación de dichos tratamientos, cómo encajan los profesionales en el proyecto y la unidad en el sistema público. Cuestiones todas ellas que son las que se están perfilando en las negociaciones lideradas por la Dirección del hospital y el propio Prada.
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