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Con el inicio del curso universitario ya a la vista, son muchos los estudiantes que han tenido que realizar una ardua búsqueda –o todavía continúan en ella– tras una habitación en la que alojarse durante el año académico en Cantabria. Una tarea compleja que cada ... curso se complica un poco más por la reducción de pisos ofertados para este tipo de mercado y debido a la continua escalada de precios. El informe publicado por el portal inmobiliario pisos.com revela que los jóvenes destinan casi la totalidad de su salario al alquiler de una vivienda en la región, donde solamente «sobrarían» 139,68 euros después de pagar la renta. Una cifra que deja muy poco margen para el pago de suministros básicos, como pueden ser luz, agua, gas e internet.
Si lo llevamos a un contexto universitario, donde la mayoría de estudiantes carecen de ingresos y dependen de la ayuda de sus padres para estudiar fuera de casa, es notorio que el encarecimiento del alquiler de las habitaciones se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza. Solamente en el curso pasado vinieron 462 estudiantes a cursar sus estudios de grado a la Universidad de Cantabria (UC) de fuera de la región y no hay que olvidar estudiantes de municipios algo más alejados, como Castro Urdiales o Reinosa, que optan por vivir aquí mientras estudian. Las diferentes opciones para realizar la búsqueda de alojamiento pasan por las ofertas que se encuentran en internet, a través de las agencias inmobiliarias e incluso por la red social X (antes conocida como Twitter). Aunque también hay que llevar cuidado a la hora de buscar por la red, es el caso de los servicios de alojamientos de la Universidad de Cantabria, que aparecen como un catálogo de la propia institución, pero como confirman desde la UC «no es una página oficial y además aparece con el antiguo logo de la Universidad». Un hecho que puede generar confusión entre los estudiantes que piensen que esa página web está gestionada por el organismo.
Proyectos Tanto la UC como Uneatlántico planean construir nuevas residencias en la región
Pisos que vuelan Las agencias inmobiliarias alquilan con facilidad los pisos destinados al mercado universitario
Sin dinero para vivir El informe de pisos.com revela que los jóvenes destinan casi la totalidad de su sueldo al alquiler
«Lo poco que hay, vuela» señala Vanesa González, gerente de la agencia inmobiliaria Inmoprime21. «Hay propietarios que apuestan por la seguridad de tener un alquiler fijo durante todo el año y despreocuparse del tema, mientras que el sector de alquiler temporal se suele gestionar de septiembre a junio enfocado a los universitarios y ya luego optan por alquilar por su cuenta como vivienda turística». La franja de precios que manejan en la actualidad puede variar bastante, pero se puede encontrar un piso por 780 euros para tres personas hasta un apartamento con dos habitaciones por 850 euros en un quinto sin ascensor, ambos sin los gastos. Una presión del mercado que hace que «todo se acabe alquilando, aunque sea a precios que superan en doscientos euros lo que valdría hace un par de años». En el caso de los estudiantes, la mayoría necesita de sus padres para llevar a cabo el alquiler: «Al final todo se realiza con el aval de los padres, porque algunos estudiantes, aunque tengan trabajos, no suelen tener los suficientes ingresos para pasar el seguro de impagos», explica González. «Los estudiantes que vienen buscando alojamiento lo hacen ya con las personas con las que quieren compartir, entonces es más sencillo realizar la búsqueda de un piso entero».
Con todo alquilado para el mercado universitario se encuentra otra de las agencias en Santander. «Es imposible encontrar una habitación por debajo de los 300 euros», puntualiza Enrique Mier, gerente de la agencia inmobiliaria Altamira 21. «Los alquileres se encuentran en un momento de fuerte demanda, el precio sigue subiendo y es un problema general en cualquier vivienda destinada a este fin». Los baremos para una habitación normal en Santander pueden oscilar entre 300 y 400 euros e incluso más. «Los jóvenes se apuntan como demandantes y cuando nos entra un piso destinado para universitarios se los ofrecemos, en estos momentos se encuentra casi todo alquilado. Puede que quede algún rezagado que se ponga a buscar algo a última hora porque le acaban de aceptar en la universidad, pero ya se hace más complicado encontrar algo».
En contraposición, se pueden hallar todavía algunos alquileres gestionados por particulares en los que no se solicita aval de los padres y los precios pueden ser algo más accesibles. Bajar así de la barrera de los 300 euros en zonas cercanas a la avenida de los Castros, donde se sitúan una gran cantidad de facultades de la UC.
Ante la falta de viviendas para el alquiler enfocadas a los universitarios se produce un aumento de plazas en las residencias universitarias en la capital cántabra. En el año 2021 se abrió la nueva residencia de Cazoña en una renovada torre de Caja Cantabria, que permanecía una década sin uso. Con una capacidad para acoger a un total de 415 estudiantes y gestionada por la empresa Micampus, que cuenta con presencia de residencias universitarias en un total de quince ciudades del panorama nacional. El precio para tener una habitación compartida doble se sitúa desde 560 euros y una individual se dispara hasta los 874 euros.
Una apuesta por este tipo de alojamientos que Uneatlántico ya planteó en una reunión –celebrada el año pasado– que mantuvo con la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, y con el consejero de Educación, Sergio Silva, para presentarles la idea de construir una nueva residencia en Santander que aspire a potenciar la internacionalización de la oferta universitaria de la Comunidad. La entidad académica valoraba en su momento tres posibles ubicaciones, una de ellas en el Pctcan, para albergar un proyecto con una inversión de 25 millones de euros que contaría con entre 300 y 500 nuevas plazas. En este momento la residencia que tiene abierta para este próximo curso en el Parque Científico y Tecnológico tiene unos precios de habitación compartida por 521 euros y de una individual por 835 euros, a lo que hay que sumar un abono mensual si se requiere limpieza de la habitación o si se quiere hacer uso de las instalaciones deportivas.
Aunque la Universidad de Cantabria tampoco se queda atrás y trabaja desde el año pasado en el proyecto de una residencia de estudiantes en Torrelavega que cuente con 180 camas. Una instalación que dejaría en el recuerdo la 'residencia fantasma' Juan de la Cosa, hoy un solar abandonado frente al campus de la capital autonómica. De llevarse a cabo el municipio torrelaveguense contaría con la primera residencia de la UC.
En el caso del Colegio Mayor Torres Quevedo, gestionado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), Francisco Matorras, vicerrector del Campus de las Llamas, confirma que el cupo de 120 alumnos para el próximo curso está agotado y las habitaciones que les quedan son de uso para sus propias actividades, como pueden ser en invierno los cursos de inmersión lingüística. «A los que llevan un año se les reserva la plaza, pero hay un poco de todo, aunque hay un porcentaje grande entre alumnos de primer y segundo año. Después suelen dar el salto y se marchan a compartir piso, aunque siempre hay excepciones», apunta. La habitación doble compartida –con las comidas incluidas– se encuentra por 870 euros y la individual supera los 900 euros. «En estos últimos años con la aparición del covid se ha producido la apertura de otras residencias, pero no hemos notado cambio en los números, la demandas es bastante similar y casi siempre tenemos gente en lista de espera».
Alba Carrasco Estudiante de Navarra
En su segunda experiencia en pisos de alquiler por España, Alba Carrasco (23 años) es una joven psicóloga de Barañáin, municipio de Navarra, y que va a cursar este próximo curso el Máster Universitario en Psicología General Sanitaria en la Universidad Europea del Atlántico. Después de hacer la carrera de Psicología en Pamplona, decidió realizar el Máster Universitario en Psicología Jurídica en Valencia. Una experiencia para conocer de primera mano cómo se encuentra el mercado inmobiliario para los estudiantes universitarios. «Un amigo mío de Valencia me pasó un par de grupos de Whatsapp en los que la gente habla para encontrar compañeros de piso o pasar ofertas de viviendas que se publican por internet. A través del grupo conocí a un chico que iba a estudiar lo mismo que yo y nos pusimos manos a la obra a buscar a una tercera persona que descubrimos por Twitter y que también iba a realizar el mismo posgrado que nosotros. Así que nos vino muy bien para entrar con buen pie». Alba y sus compañeros pudieron encontrar un piso en la capital valenciana por 350 euros sin incluir los gastos y a través de una agencia inmobilaria, lo que supone un sobrecoste por los gastos de gestión del servicio.
350 euros
por una habitación cerca de General Dávila
«Cuando ya supe que iba a hacer el máster aquí en Santander me puse en marcha para buscar piso, me lo intenté tomar con calma y con tiempo. Así que desde junio opté por ponerme a buscar una habitación para alquilar en diferentes portales de internet. Sobre todo he intentado priorizar que el piso se adaptase a los requisitos que buscaba y también estuviera cerca de la zona de ocio». En su caso, va a tener que emplear el autobús para ir a clase: «No contemplaba la opción de buscar un alquiler por el Parque Científico, prefiero en mi día a día tener que coger transporte público a vivir retirada del centro de la ciudad».
Después de un mes y medio de búsqueda y de «conocerse casi todos los pisos que se ofertaban por internet» decidió poner un tweet en X y así fue como acabó encontrando un piso en la capital cántabra. «Gracias a la publicación del mensaje conocí a otra chica que iba a hacer un máster y que ya había hablado previamente con otra chica por un grupo de mensajería instantánea. Así que decidimos juntarnos y ponernos a buscar pisos enteros para poder alquilarlo entre las tres».
«Es difícil encontrar un piso por debajo de 300 euros que esté bien. En comparación con Valencia hay bastantes menos pisos, no es difícil meterse en algún piso, pero sí dar con la tecla en uno que no sea demasiado caro y cumpla con lo que buscas», añade. Pese a todo ha acabado encontrando un piso alquilado por un particular y recién reformado en una calle paralela a General Dávila. El precio de cada habitación es de 300 euros sin incluir los gastos. «Nuestro casero se ha comprado esta vivienda hace poco y es la primera vez que la alquila. Su idea es tenerla ocupada por estudiantes universitarios de septiembre a junio y ya luego disfrutarla con la familia durante el verano. Al final es mejor poder comentarle directamente a la persona si surge algún problema, que tener que contactar con la agencia y que ellos le hablen al propietario, es mucho más directo así».
Carlos López Estudiante de Asturias
Con unas asignaturas sueltas y a punto de acabar la carrera de Relaciones Laborales, el asturiano Carlos López ha vivido todo tipo de situaciones mientras se ha encontrado de alquiler en la capital cántabra. «Cuando llegué a Santander, primeramente me hospedé en un hostal y me puse a buscar a través de diferentes plataformas de pisos en alquiler. Lo malo es que te expones a coger cualquier cosa y al precio que sea», subraya. «En ese momento me cogí una habitación en un piso de la avenida de los Castros que me costaba 350 euros al mes, algo bastante caro hace un par de años».
370 euros
por una habitación en la zona universitaria
Como empezó la carrera algo más mayor de lo habitual –ahora tiene 28 años–, ha intentado quedarse a trabajar durante algunos de los veranos que lleva en Santander. «Pero es imposible pensar en cogerse un piso durante la temporada veraniega, muchos de los pisos que están ofertados de septiembre a junio desaparecen y se convierten en alojamientos para turistas. Y los pocos que quedan se suben a la parra pidiendo mucho dinero, lo que hace que sea imposible que te plantees quedarte durante los meses de julio y agosto aquí». Una situación por la que se decidió a regresar a Gijón durante la temporada estival y solamente venir a la capital cántabra durante el curso académico. «Yo siempre me he puesto a buscar por las diferentes plataformas que anuncian pisos para encontrarlos, me gusta el hecho de convivir con gente diferente cada año, aunque bueno no siempre salga bien, pero es parte de la experiencia». La calle General Dávila y la avenida de los Castros son distintas zonas en las que se ha alojado, ambas cercanas al campus. «La verdad que vivir de alquiler para cualquier persona joven es un esfuerzo tremendo, pero para un universitario se empieza a convertir en un lujo con los precios que se ven por toda la zona norte de España». Para este próximo curso comparte piso en la avenida de los Castros con un alquiler de habitación que le supone 375 euros, con todo incluido.
Idoia Izquierdo Estudiante de Cantabria
Idoia Izquierdo tiene 21 años y se trasladó desde Noja a vivir a la capital cántabra durante su primer año de clase y así iniciar sus estudios en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Cantabria. «Como no tenía carné de conducir y las comunicaciones entre Noja y Santander en transporte público no son precisamente las mejores, solamente me planteé la opción de coger un piso para estudiar aquí», confiesa. «En un primer momento recurres a lo que piensas que es más sencillo, te metes en los típicos portales en internet para encontrar pisos en alquiler y desde ahí pude encontrar el primer piso que tuve en Santander. Estaba un poco lejos de la facultad y pagaba unos 250 euros», comenta la joven. Aunque ese no fue el único piso donde residió durante su primer año de universidad: «Cuando fui haciendo amigos en clase, se abrió la oportunidad de mudarme al piso de unas compañeras que se les había quedado una habitación libre por una chica que dejó la carrera a mitad del curso y lo ví como una oportunidad».
250 euros
por una habitación en un piso de la avenida de los Castros
Con el cambio de alojamiento pudo ahorrarse algo de dinero y no tuvo grandes complicaciones para cancelar su contrato de alquiler. «Estaba más cerca y no me pusieron problemas para dejar mi primer piso porque al final es más sencillo cuando es un particular y no hay una agencia de por medio», explica. Para el segundo año volvió a apostar por compartir piso con algunas de sus compañeras de ADE y se trasladó a otra vivienda que se encontraba justo delante de la facultad y con la que repite para este tercer año. «Al final, quitando el precio, valoro mucho la compañía que tengo en el piso por encima de factores como si tengo que andar más o menos para llegar a clase. Aunque sí me fijo en que tenga ascensor», comenta entre risas.
En la actualidad, paga sobre unos 250 euros, con los gastos incluidos, un precio que se sitúa por debajo de muchas de las habitaciones ofertadas por la ciudad. «El factor diferencial en el aspecto del precio es que una de las compañeras de piso es del mismo pueblo que la casera y eso a la hora de ajustar el precio se nota bastante. Del año pasado a este solamente hemos tenido un mínimo incremento de unos pocos euros por el precio de la comunidad, pero ni se acerca a lo que les ha subido a compañeros durante el año pasado y para este mismo curso. Tenemos a una casera que está presente para cualquier cosa que pase en el piso y nos lo resuelve rápidamente, cosa que en otros pisos no sucede siempre. Se me rompió un enchufe y al día siguiente ya vino para ver como se podía arreglar».
Otra de las diferencias con los pisos ofertados por las agencias inmobiliarias es que no requiere de un aval paterno:«Directamente somos nosotras las que firmamos el contrato con la casera sin la necesidad de un aval de nuestros padres, aunque lógicamente sabe que tenemos la ayuda de ellos para vivir fuera y mantenernos. Así que hacemos el depósito de la fianza y poco más», señala.
En cuanto a la ubicación de su piso, se encuentra situado en plena avenida de los Castros, lo que le permite estar a escasos minutos de la facultad. «La verdad es que me puedo sentir afortunada por encontrarme viviendo enfrente de la universidad y por tener este precio de alquiler, es muy razonable comparado con lo que pagan otros amigos míos». 'Además, la propietaria del inmueble ha ido realizando mejoras en estos últimos años:«Este verano ha reformado la cocina y ha quedado genial, hay muchos caseros que se molestan en invertir lo justo y necesario para rentabilizar al máximo. Piensan que porque seamos jóvenes nos puede valer cualquier cosa y tampoco es así», confiesa esta joven cántabra.
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