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A Javier López Marcano, exconsejero de Industria regionalista en la anterior legislastura, le tocó hacer esta semana el balance de la política industrial del Gobierno de Cantabria en nombre de su partido. A su entender, el Ejecutivo de Buruaga avanza en esta materia en dos ... velocidades, entre la gestión de «la herencia recibida y la herencia malgastada». Venía a decir que gran parte de lo que se hace bien es producto de la inercia de los años anteriores y en ese saco ponía el impulso al desarrollo eólico. Marcano afirmaba que los proyectos privados que salen ahora adelante «vienen precedidos de un trabajo muy laborioso de las instituciones y de muchas personas» en el pasado. Ponía el ejemplo de la tramitación del parque eólico de El Escudo, cuyas obras comenzaron el lunes, pero también del Plan de Sostenibilidad Energética de Cantabria (PSEC).
1.500 megavatios
será el máximo de potencia que se podrá instalar en energía hidroeléctrica.
700 megavatios
será el máximo de potencia que se podrá instalar en energía eólica terrestre.
70 megavatios
será el máximo de potencia que se podrá instalar en energía fotovoltaica.
El regionalista preguntó por este documento estratégico el martes en la Comisión del área del Parlamento y el director general de Industria, Energía y Minas del Gobierno de Cantabria, José Luis Ceballos, respondió que la intención del Ejecutivo es aprobar antes de fin de año el Plan, que no será muy diferente al borrador que dejó elaborado el bipartito antes de dejar Peña Herbosa. Ceballos confirmó que se ha respetado el trabajo previo y que, tras analizar las propuestas que han llegado durante el periodo de información pública, ya se ha enviado a la Consejería de Medio Ambiente para que, sí procede, dé el visto bueno a la declaración de impacto ambiental del documento.
Un PSEC que pondrá topes a la producción de energías en Cantabria por cada fuente de producción. Habrá un máximo de 1.500 megavatios de potencia hidroeléctrica, 700 MW de energía eólica terrestre y 70 MW de fotovoltaica y 50 MW de eólica marina. Como en la propuesta del bipartito, no se contemplan grandes plantas de generación solar, pero sí se apuesta por ella para zonas rurales y ligada a cooperativas y al autoconsumo. En la eólica marina, aunque no se descarta que haya pequeños proyectos comerciales, la región la impulsará en la próxima década desde el ámbito de la investigación.
Con la vista puesta en 2030, establece una serie de actuaciones para una reducción de alrededor del 25% de la emisión de gases de efecto invernadero, los responsables principales del cambio climático. También alcanzar un 45% de consumo de origen renovable.
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