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Ana del Castillo | mariña álvarez
Santander
Jueves, 12 de marzo 2020, 07:09
Viajes cancelados, de ocio o trabajo, proyectos frustrados, citas aplazadas, o directamente suspendidas. Las restricciones por la crisis sanitaria del coronavirus trastocan las agendas de todos y pueden llegar a cambiar la vida. Por obligación, por decreto o simplemente por prudencia, los cántabros cambian sus planes o viven en una auténtica incertidumbre sin saber si podrán hacer tal o cual.
Un caso extremo es el de Ana Bárcena, una cántabra residente en Bilbao que ha tenido que aplazar su propia boda. Pretendía casarse en abril en la ciudad en la que reside, con la mitad de los invitados cántabros y buena parte también de Madrid. Pero el empeoramiento de la situación de los convidados madrileños, más preocupados por solucionar sus problemas con el cierre de los colegios, y la posterior crisis en territorio vasco, hizo que recibiera una cascada de cancelaciones.
«Me quedé desolada, no podía parar de llorar. Lo tenía todo contratado, pero decidí cancelar la boda en Bilbao y buscar sitio en Santander, donde las cosas no están tan mal», cuenta Bárcena. Pero con tan poca antelación -pretendía casarse a primeros de abril- «no he encontrado ni un solo sitio en el que pueda celebrar el convite». Así que ha tomado la difícil decisión de aplazar su casamiento al mes de junio, con la esperanza de que, para entonces, esta alerta sanitaria sea ya un mal sueño.
Pero igual peca de optimista, porque las autoridades sanitarias hablan de un horizonte de entre dos y cuatro meses para ver la vuelta a la normalidad. Dos meses sería el escenario positivo y cuatro el más negativo. En este último caso, hasta julio no podríamos hablar de recuperar la vida con tranquilidad. En todo este tiempo ¿quién no tiene una celebración a la vista, un viaje o una escapada que posiblemente tenga que ir pensando en cambiar o cancelar?
A continacuón les damos una muestra del maremágnum de decepciones que trae consigo el coronavirus.
Alba Grijuela. Estudiante, 20 años | 'Atrapada' en Europa del Este
Alba Grijuela (Santander, 20 años) estudia Educación Infantil en Padua (norte de Italia) con una beca Erasmus. Vive allí desde septiembre y, aunque las cosas se estaban poniendo difíciles, no quiso variar un plan muy especial este pasado fin de semana. «Cinco amigas nos hemos ido de viaje a Budapest y Praga. Salimos el viernes desde Venecia con la idea de quedarnos cuatro días. En el aeropuerto nos retuvieron más de la cuenta, con controles de fiebre… Y el sábado ya nos enteramos del cierre de fronteras…». Así que Alba y sus amigas se quedaron 'atrapadas' entre Hungría y la República Checa buscando la manera de regresar. «Llamando al consulado español… que nos buscáramos la vida». Con su vuelo de Praga a Venecia cancelado, las jóvenes ya descartaron volver a Italia y se buscaron la vida para conseguir volar a España. «Hemos hecho auténticos malabares. Conseguimos un vuelo a Madrid para este jueves desde Viena. Iremos con nuestra pequeña maleta de fin de semana. No teníamos otra opción. Y no sabemos cuándo podremos volver a la ciudad en la que estamos estudiando, donde hemos dejado todas nuestras cosas». Esta aventura les está saliendo cara. «Dos noches más de hotel, un vuelo más… lo reclamaremos, aunque no sabemos muy bien cómo».
José Luis Allende. Periodista, 26 años | Se quedará sin ir al Barcelona-Nápoles
José Luis Allende (Santander, 26 años) es un periodista deportivo de Radio Marca triplemente afectado por las restricciones derivadas de la epidemia. Por un lado, los partidos del Racing a puerta cerrada ya trastocan su trabajo. Pero por otro, estaba a punto de cumplir un sueño: «a un amigo le tocaron dos entradas para el partido de la Champions Barcelona-Nápoles, del día 17. Como él no podía ir, me las dio. Son unas entradas VIP, valoradas en 450 euros cada una. A mí me faltaba en la vida un partido de Champions, me había pedido vacaciones… Nos fastidió muchísimo la noticia de que se celebrará a puerta cerrada. Dicen que las entradas las corren para la fase de Cuartos, pero otra cosa es que el equipo pase, que pueda pedirme vacaciones otra vez…». A este plan roto suma otro más: «mi viaje de cumpleaños. Del 1 al 7 de abril media docena de amigos nos íbamos a ir de Santander a Eindhoven, de allí a Amsterdan y luego a Polonia. Lo teníamos todo organizado, a falta de contratar los vuelos y hoteles. Pero lo hemos paralizado por miedo no al coronavirus, sino a que nos dejen retenidos en algún lugar». Espera que pronto pase esta crisis para cumplir sus dos sueños: «sí o sí tengo que ver un partido de Champions y otro de la NBA. Algún día…».
Pedro Pedrero. Jubilado, 62 años | Su primer viaje con el Imserso se cancela
Para Pedro Pedrero, jubilado cántabro de 62 años, es una «faena» que le hayan cancelado el viaje con su mujer a Huelva, «el primero que íbamos a hacer con el Imserso», pero tiene claro que lo primordial es acatar las órdenes y las medidas preventivas del Gobierno de España para acorralar al coronavirus. Por eso resta importancia al viaje que tenía contratado: «Es una decepción, sí, porque además estábamos muy ilusionados, pero qué le vamos a hacer. Ya iremos el año que viene, cuando todo esto pase», razona. Ahora lo que toca es recuperar los 350 euros ya invertidos en el malogrado viaje, entre vuelos y hotel, y cancelar las reservas de alquiler de coche y otras actividades que tenían programadas.
Pedrero, aprovecha la comunicación con este periódico, para lanzar un mensaje claro de colaboración. «Si nos dicen que tenemos que cancelar el viaje y quedarnos en casa lo haremos. Es lo que ahora toca, no restar importancia a la situación, por nosotros y por los grupos vulnerables. Se trata de ser un poco solidario y cumplir con nuestras obligaciones como ciudadanos. Apoyarnos los unos a los otros para no transmitir el virus».
Tomás Cobo. Anestesista | Cancelada su expedición a Argelia
«Somos sanitarios, podemos contribuir en esta alerta sanitaria con nuestra disponibilidad y nuestra profesionalidad. No es el momento de ir a Argelia, ahora donde se nos necesita es en España». Son las palabras de Tomás Cobo, médico anestesista de Cantabria y vicepresidente de la Union of Medical Specialist (UEMS), que tenía programado junto a una comisión de cirujanos y enfermeras de quirófano viajar este mes a Argelia. Una vez allí, el objetivo -como en años anteriores- era operar al mayor número de pacientes de los campos de refugiados saharauis, pero la expansión del Covid-19 en España les ha obligado a cancelar el viaje.
«Esto avanza día a día, desafortunadamente en el mal sentido. Esperemos que no se tire mucho de nosotros, porque eso querrá decir que la situación no va a peor», señala Cobo, que, cuando todo pase, hará ese viaje programado al Hospital Militar de El-Bolla, a 15 kilómetros de Rabuni. Y como él dice, no hay mal que por bien no venga: «Siempre hemos tenido que llevar nosotros en avión las cajas con todo el material, pero este año, como ahora tenemos unos meses de margen, se llevarán en furgoneta».
Lucía Palencia. Estudiante, 23 años, se ha quedado sin beca Erasmus
Lucía Palencia (Muriedas, 23 años) está terminando un ciclo superior de 'Laboratorio, análisis y control de calidad' en el IES Cantabria. Justo la semana que viene empezaba las prácticas, el broche final a sus estudios. Había conseguido una beca Erasmus Plus para cursar esos tres meses en una empresa de Londres. Se esforzó «al máximo» para conseguir su objetivo (quedó quinta entre cincuenta aspirantes a estas becas), «quería hacer las prácticas en inglés para completar mi formación». Solo estaba pendiente de que su centro de estudios le confirmara a qué empresa iba a ir y comprar de inmediato el billete de avión. Pero la noticia que le dieron fue bien distinta: su Erasmus directamente se cancela. La Consejería de Educación comunicó el martes por la noche que se suspenden los viajes de estudios y las prácticas de FP en el extranjero de los estudiantes cántabros. Para Lucía fue un mazazo. «Sentí una gran decepción. Me había esforzado mucho, tenía muchas ganas de irme… Mi ilusión era hacer las prácticas en inglés y ahora las voy a tener que hacer aquí, y en español, claro». Ya no hay marcha atrás, aunque la situación mejore, «porque los plazos corren y yo en junio tengo que terminar todo el ciclo que estoy estudiando, con las prácticas incluidas».
Sonia Balbás. Administrativa, de 53 años | Se queda sin viaje a Bolonia con seis amigas
Se lo pasaron tan bien el año pasado en Marrakech que este año la oficial administrativa Sonia Balbás, de 53 años, y sus seis amigas decidieron repetir experiencia y celebrar su cumpleaños en Bolonia, aunque también barajaron en un primer momento ir a Bucarest. Todo era perfecto. Nueva conexión de Ryanair, sincronización de agendas –«que no es nada fácil teniendo en cuenta que somos siete y cada una tiene sus obligaciones», explica– y una nueva ciudad por descubrir. Sin embargo, la rápida irrupción del coronavirus en España, y también en Italia, ha truncado el idílico viaje. Y lo peor, según cuenta Balbás, es el papeleo posterior. «Nos hemos encontrado un montón de incertidumbre al otro lado del teléfono. Primero cancelaron el vuelo de vuelta y hace unos días también el de ida. Ha sido un poco de caos para todos», relata. Habla en masculino porque en Consumidores tampoco sabían muy bien cómo atajar el asunto, también es «algo nuevo» para ellos. «Me dijeron que estaban aprendiendo a la vez que nosotras», señala.
Con el hotel pagado, aún les queda un par de llamadas a Italia para poder recuperar su dinero. Lo positivo es que la compañía Ryanair devuelve el dinero íntegro de los billetes, «pero es difícil que vuelva a surgir esta oportunidad».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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