Las playas cántabras registran más de 200 rescates en un verano con nueve ahogados

Así, en lo que va de verano -donde la Federación Española de Socorrismo y Salvamento ha contabilizado ocho ahogados, a los que hay que sumar el del sábado en Santoña- los servicios de salvamento y socorrismo han realizado más de 200 rescates en los arenales de Santander, Ribamontán al Mar, Santoña, San Vicente de la Barquera, Comillas, Noja, Alfoz de Lloredo, Suances, Piélagos, Bezana, Marina de Cudeyo, Laredo y Bareyo, que son gestionados por Cruz Roja, y en las playas de Castro Urdiales, cuyo servicio corre a cargo de DYA Cantabria.

Si desglosamos esa cifra, Cruz Roja contabilizaba hasta ayer 180 rescates en todos los arenales que vigila, frente a los 91 del pasado verano. El doble. Un dato que corrobora ese aumento de incidencias en un verano con más bañistas y más días para disfrutar de la playa. En el caso de Castro Urdiales, DYA Cantabria contabiliza hasta el momento 25 rescates (19 dentro del horario del servicio y 6 fuera de él), una cifra muy pareja a la de 2021.

Hay otros datos que maneja Cruz Roja que plasman ese aumento de intervenciones. A falta de una semana para que finalice agosto, llevan 3.435 asistencias frente a las 3.390 contabilizadas a 31 de agosto de 2021. Y en el caso de las evacuaciones a centros sanitarios hablamos de 124 frente a las 99 del año pasado. Otro dato. Hasta ahora han usado el servicio de baño adaptado de las playas de Los Peligros, Laredo y Noja 300 usuarios frente a los 192 del verano anterior.

«Es una regla de tres, si hay más días de buen tiempo, hay más afluencia de gente en las playas y, por tanto, se requieren más asistencias», apunta el coordinador de Cruz Roja en Santander, Pedro Díez. «También influye el que el año pasado hubiese restricciones de aforo en las playas», apunta, al tiempo que señala que, en general, este verano las condiciones del agua son buenas, salvo días puntales como este pasado fin de semana en que se izaron numerosas banderas rojas porque había «mar de fondo».

El coordinador del servicio de playas de Castro Urdiales, Daniel Oria, también apunta a un mayor número de bañistas este verano, aunque este mes «hemos bajado el número de rescates respecto a julio, donde en la zona de Oriñón y Arenillas hubo varias intervenciones debido a las corrientes de la zona». «Más sol equivale a más gente», afirma Oria, antes de recordar que han registrado dos muertes en las playas en lo que va de verano, en ambos casos por causas naturales.

A pesar de ello, la Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS) contabiliza todas las muertes dentro del agua como ahogamientos. Francisco Cano Noguera, director de Prevención y Seguridad y portavoz, explica que han adoptado ese criterio ante la falta de los datos de las autopsias de cada víctima y la duda de si el fallecimiento es por una indisposición previa y posterior entrada de agua en el cuerpo de la víctima o por falta de aire como consecuencia de un paro cardiaco. «Ante esa duda, establecemos un paro cardíaco como un ahogamiento. Porque si se produce fuera del agua existe la posibilidad de que alguien que pase cerca lo vea, llame a las sanitarios, le atiendan y como las vías respiratorias están fuera del agua, si tiene respiración espontánea pueden mantenerse con vida. En cambio, si cae en la lámina de agua no».

En cuanto al perfil de los fallecidos que se están produciendo en las playas de Cantabria, como en otros rincones de España, Cano hace mención a bañistas de «una edad más avanzada, de más de 65 o 70 años, que no realizan actividad física continua, con dieta controlada y que en verano realiza pequeños excesos». «Les están dando paros cardíacos con el agua por la cintura y terminan falleciendo porque esa pérdida de conciencia hace que las vías respiratorias estén bajo la lámina del agua».

Según comenta, para alguien mayor que no ha hecho actividad durante el año, un paseo no deja de ser una actividad física que le incrementa las pulsaciones y la probabilidad de tener una parada cardiorrespiratoria. «Si a eso le añades el tema de la alimentación, la medicación, el sol, la falta de hidratación...».

La consejera de Presidencia y Justicia, Paula Fernández, hizo ayer un llamamiento a la prudencia a todos los que se encuentran disfrutando de sus vacaciones en Cantabria. «Lo más importante es tener precaución y hacer caso a los socorristas, sobre todo en aquella playas en la que no se conocen las mareas y las corrientes». Fernández apuntó que, desde el pasado 1 de junio hasta el 17 de agosto, el Gobierno de Cantabria ha llevado a cabo 44 rescates de los cuáles 33 han correspondido al helicóptero del Servicio de Emergencias 112. «En muchos casos han sido por diferentes motivos de salud».

La semana pasada, según detalla la consejera de Presidencia, el número de rescates del helicóptero se disparó hasta los 21, «a una media de tres al día». «En un mismo día ha tenido que acudir a Picos de Europa y a la playa de Langre», apunta Fernández como ejemplo.

Todo ello, según comenta, en un contexto marcado por la «gran afluencia de turistas que nos acompañan estos meses en la región», a lo que se suma «tanto el fin de las restricciones de la pandemia como el buen tiempo que estamos teniendo y que está provocando que haya un mayor número de bañistas durante más días».

Por eso, la consejera de Presidencia insistió en la importancia de la «prevención» y la «precaución», no solo en los arenales de la región, sino también en otros puntos turísticos, como es el caso de las zonas de media montaña. En este caso, recuerda la importancia de consultar el tiempo antes de realizar cualquier tipo de ruta, además de llevar suficiente comida y agua para evitar problemas de deshidratación. Asimismo, apunta a la importancia de llevar una ropa y calzado adecuados y conocer bien la ruta que se va a realizar para evitar cualquier tipo contratiempo. En este sentido, avanzó que su departamento está realizando gestiones con la Federación para crear la figura de monitores-guía de montaña.