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La costa española recorre más de 5.900 kilómetros con alrededor de 3.500 playas. Son el principal atractivo turístico para los de fuera y una visita ineludible para los locales; y pese a que todo el mundo se pregunta desde hace semanas cómo se desarrollará la 'desescalada' en los arenales, aún no hay respuesta para nadie. Algunos ayuntamientos comienzan a adoptar medidas propias, pero hasta que el Gobierno de España publique las directrices en el Boletín Oficial del Estado (BOE), no habrá nada claro. Así que en Cantabria esperan movimientos y decisiones.
Ejemplos de iniciativas dispares sobran. En Málaga han ideado un sistema de cuadrículas para dividir los espacios y evitar aglomeraciones entre toalla y toalla, o entre tumbona y tumbona. El Ayuntamiento de Punta Umbría (Huelva) plantea la vigilancia con drones. Ha habido hasta ocurrencias que han derivado en auténticos despropósitos, como en Cádiz, donde la Junta Vecinal de Zahara de los Atunes decidió fumigar con lejía la playa para, supuestamente, desinfectarla. Algo que causa un importante daño medioambiental.
Lejos de todos esos casos, Cantabria se mantiene a la espera de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez publique los pasos que caracterizarán la 'desescalada' en los arenales. «No vamos a tomar ninguna decisión, ni vamos a gastar dinero en nada aún porque no sabemos qué nos van a pedir que hagamos cuando tomen la decisión firme en Madrid», aclara la alcaldesa de Santander, Gema Igual. En la capital cántabra, como en el resto de la región, las playas permanecen abiertas para pasear y nadar –esto último sólo en el caso de deportistas federados–. También se pueden practicar otros deportes, como el surf, pero nadie puede darse un simple baño. Sucede como en tierra, donde en la práctica todo el mundo puede pasear ya por las calles pero no está permitido tumbarse a tomar el sol.
Con Cantabria inmersa desde hoy en la fase uno de la 'desescalada' será el momento de tomar decisiones de cara a controlar el aforo o la distribución de los visitantes en los arenales pero de momento hay más incertidumbres que certezas. En Laredo no tienen prisa:«Aún hay que esperar a lo que vayan a dictar en Sanidad y en todo caso me parece que aún tenemos tiempo para poder tomar una decisión», explica Juan Carlos Veci, jefe de la Policía Local. Aquella es una de las playas donde con mayor facilidad se podrá conciliar la asistencia masiva con la distancia mínima de dos metros para evitar contagios.
Sucede lo mismo en Ribamontán al Mar. Unidas las playas de El Puntal, Somo, Loredo y Los Tranquilos suman varios kilómetros. Hay espacio de sobra aun en plena temporada alta. Cosa diferente es en el agua, donde el surf se ha convertido desde hace años en principal atractivo turístico de la zona y genera aglomeraciones importantes, que además obligan a acotar zonas de baño muy restringidas que este año podrían ser caldo de cultivo idóneo para la proliferación del coronavirus.
«Por el momento lo que estamos haciendo es concretar el refuerzo de Policía Local que tendremos este verano en las playas, que será de diez agentes más. Algo que es clave para la vigilancia si hay que tomar medidas especiales», concreta Araceli Colina, teniente de alcalde. «También hemos planteado comenzar ya la limpieza de todos esos espacios, me refiero a la vegetación muerta, plásticos y demás restos de basuras que arrastra la marea. Todo para que no nos coja por sorpresa la llegada del verano y que, para cuando esté decidido qué medidas adoptar para abrir por completo las playas, no tengamos que empezar de cero», concreta.
En San Vicente de la Barquera, al concejal de Medio Ambiente le preocupa que las directrices estatales tarden en llegar. «No podemos tomar aún ninguna decisión importante en torno a lo que haremos, ni contratar el servicio de Salvamento y Socorrismo, ni ninguna otra cosa. Por ahora todo está paralizado», detalla José Luis Noriega. «Lo que sí pretendemos es mantener el certificado 'Q' de calidad turística que tenemos en Merón y para eso supongo que tendremos que adaptarnos bien a las nuevas normas». El peligro en este caso es que en ese arenal existen hasta 5.000 plazas de aparcamiento, con lo que pueden llegar a juntarse hasta 20.000 personas en la zona.
Castro Urdiales es otro enclave fundamental del turismo en el área más oriental de la región. Allí todo está a punto para los trabajos de limpieza. «Vamos a acometer labores que sabemos que sí o sí vamos a tener que hacer, como la limpieza y el allanamiento de la arena. Luego, cuando vengan las normas, ya nos adaptaremos al resto, pero hay que empezar a trabajar porque el verano está ahí», cuenta José María Liendo, concejal de Medio Ambiente. Y, entre tanto, todos seguirán atentos a las novedades en el BOE.
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Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
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