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Por los altavoces de la romería sonaban dulces rasgueos de 'Alguien cantó', del británico Matt Monro. Era su momento. Nunca antes había bailado con una mujer. Estaba nervioso, pero el tema ayudaba. «Era una canción lenta, así nadie se daría cuenta de que era ... mi primera vez. No era George Clooney, no es como ahora que me pongo morado en la finca Altamira», dice con cachondeo Miguel Ángel Revilla, candidato a la presidencia de Cantabria, rememorando sus tiempos mozos, «cuando ibas a los bailes a sacar a las chicas». Aquella canción y aquel momento lo lleva tatuado en la memoria, aunque ahora -en lo musical- lo que realmente le emociona es escuchar 'Viento del Norte' de Nando Agüeros. Y cantarla, como el otro día en las puertas del Congreso de los diputados. Lo ha dicho cientos de veces. Ahí va una más: «Mi ilusión sería que se convirtiera en el himno de Cantabria. Es la canción que cantan niños y mayores. Un himno que la gente no se sabe no es un buen himno, como el de ahora, que solo lo canto yo».
Revilla no es de ir a conciertos. Todo lo contrario a Félix Álvarez, el candidato a la presidencia por Ciudadanos. Ha acudido a tantos como fideos tiene la sopa y recuerda con especial dilección uno de Serrat en la plaza de Toros de Santander: «Aquel día llovía y el escenario simulaba una carpa de circo. Hace mucho de eso...», rememora. Es lo que tiene bucear en la memoria musical y autobiográfica. Que emociona. «No entiendo la vida sin la música. No sólo la escucho para motivarme, también para evadirme y bailar; incluso para recordar y dejarme invadir por la nostalgia», apunta.
La vida no es vida sin música. Nadie en su sano juicio lo cuestiona. Álvarez tampoco, menos teniendo en cuenta que ser músico es una de sus pasiones frustradas. Le da al 'play' de la memoria y retrocede hasta el año 2002. La escena transcurre en un restaurante de Madrid. «El Racing había subido a primera división con un gol de Moratón al Atlético de Madrid. Yo fui a celebrarlo con mis hermanos, que habían ido a visitarme a la capital, y me fui con la camisa del Racing. Me encontré a Sabina en el restaurante y me preguntó que por qué llevaba la camisa del Racing. Le conté lo del ascenso y se alegró. Me cantó al oído una parte el himno del Atlético...».
A Mónica Rodero, candidata de Podemos, no le sacas de los ritmos jamaicanos. Para relajarse, reggae. Para motivarse, reggae. Es de esperar, por tanto, el nombre de su artista de cabecera: «Bob Marley». ¿Un concierto? «Muchos, pero me quedo con Alborosie el verano pasado en el festival de reggae en Benicàssim».
Al igual que el candidato de Ciudadanos, la música también ha acompañado a Rodero a lo largo de sus 46 años. «Lo primero que hago por la mañana es poner música. Tengo mil recuerdos. Durante mi embarazo escuchaba mucha música, de varios estilos, y fue un momento muy bonito. Notaba cómo mi bebé respondía a los estímulos de la música que escuchaba», explica.
Dentro de un panorama musical con infinidad de canciones de todo tipo es difícil quedarse solo con una. Nick Hornby tuvo que elegir 31. Ni una menos. 'Thunder Road', de Bruce Springsteen, era una de ellas. Y es que el Boss es uno de los artistas con más seguidores en todo el planeta. Cristóbal Palacio, de Vox y del Boss, es uno de esos fans, sin llegar a rozar lo fanático, claro. Precisamente Springsteen es el artista que le gustaría ver en concierto en la región, aunque ahora, lo que más escucha es Ed Sheeran. «Mi hijo es incansable», se justifica.
«No vine aquí para hacer amigos pero sabes que siempre puedes contar conmigo». Palacio hace suya la letra de 'Feo, fuerte y formal' del incombustible Loquillo. Un tema que «resume» la campaña política de Vox en Cantabria.
Un artista que puede persuadir de la verdad de lo que canta es un artista capaz de muchas cosas. Casi como un político. Cantaba Diego Torres en su 'Color esperanza' que hay que tentar al futuro con el corazón. Y ya de paso, «querer que se pueda». Otro tema que resume, en esta ocasión, la campaña política del Partido Popular en Cantabria, según su líder y candidata a la presidencia, María José Sáenz de Buruaga. Aficionada a la música desde que tiene uso de razón, formó parte del coro del colegio de la Divina Pastora cuando tan solo era una niña. «Hacía la tercera voz, siempre bajaba mejor que subía. ¡Qué época!», rememora. De aquel entonces también recuerda los viajes en coche con su madre: «Tenía muchos de esos cartuchos en el casete del coche, escuchaba Elvis Presley, aunque la pasión por la música la heredé de mi padre», cuenta.
Pablo Zuloaga, el candidato socialista para presidir Cantabria, ha pasado de escuchar a Fito al Cantajuegos. Es lo que tiene tener niños pequeños, que dejas de tener el control. «En el coche pongo la radio, siempre y cuando no estén mis dos hijos, Pablo y Valentina. Entonces, nos pasamos horas escuchando Cantajuegos, la Billy Boom Band o Baby Shark», cuenta. Hablando de la familia, Zuloaga recuerda dos momentos especiales ligados a la música: «Una escapada con mi mujer Bea siendo aún novios para ver a Platero y Tú en Unquera y años después, el baile de nuestra boda mientras sonaba la canción 'Can't Take My Eyes Off You', de Gloria Gaynor».
En lo político prefiere al presidente emérito del rock español, Rosendo. «Sí, lo confieso. Hay varios temas para diferentes momentos y retos de la política. Recuerdo haberle puesto a mi equipo en cierta ocasión 'Agradecido'». ¿Y para la campaña? «Pues sin duda 'Moving', de Macaco, por aquello de 'Una gota junto a otra hace oleajes, luego mares...», tararea Zuloaga, quizá por eso de que le gusta coger olas.
¿A qué artista le gustaría ver en concierto en Cantabria? «A los Rolling», señala Zuloaga. Revilla dice que «Sabina, aunque ya haya tocado aquí». Mejor «U2, que nunca ha venido», apunta Sáenz de Buruaga. Palacio, ya lo ha dicho, «el Boss», que tocó en Santander en 2006. Félix Álvarez se imagina a Silvio Rodríguez -«él solo con su guitarra»- y Rodero... ¿adivinan? Sí, Chronixx, un artista de reggae: «Si viniera estaría encantada».
Nada, en lo musical tampoco se ponen de acuerdo los candidatos. ¿O sí? ¿Qué música les chirría? «El chumba chumba», coinciden. No. Hay uno que prefiere seguir siendo políticamente correcto: «No me desagrada especialmente ningún estilo», dice Zuloaga.
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