El plumero campa a sus anchas

Más o menos ésta es la crónica de medio siglo largo de derrotas frente a los plumeros. Una especie invasora que ha encontrado en Cantabria un territorio ideal para convertirse en azote de todos aquellos lugares desatendidos después de la transformación del territorio, lo que ha ocurrido con frecuencia en las últimas décadas. Para hacerse a la idea, el plumero de la Pampa se multiplica en las zonas periurbanas, los polígonos, canteras, áreas degradadas... Ni decir tiene el contorno de las autovías A-67 y A-8 que, como la franja costera, ya constituye la espina dorsal de la embestida.

Ahí es donde hay que atacar primero. Esa es la idea que se ha propuesto el Gobierno regional a través de su 'Plan de Acción contra el Plumero en Cantabria', la estrategia de defensa global en la que desde 2015 invierte al menos 200.000 euros al año para evitar su expansión; sin contar otros 300.000 anuales para el proyecto LIFE 'Stop Cortaderia', aprobado por la Comisión Europea y en el que colaboran la asociación Amica, Serca y Ampros, con un presupuesto total de 3,5 millones hasta 2022.

Todos saben que es una carrera de fondo que durará años, y no precisamente una sola legislatura. El consejero de Desarrollo Rural, Guillermo Blanco, no resta importancia al problema, «grave y de dimensiones enormes», y por eso el objetivo «realista» que de momento se propone el Ejecutivo es el de «contener la expansión hacia zonas que ahora están libres, impidiendo así la consolidación». Y como lo más seguro es que del desafío se haga cargo más de un consejero de Desarrollo Rural de aquí a los próximos cursos, la estrategia «no debe estar condicionada por los calendarios o las estrategias políticas».

Si esto se cumple y, sobre todo, si todas las administraciones implicadas aplican el Plan de Acción de forma coordinada, ansía, «no parece descabellado que cuando finalice este primer periodo del Plan en 2024, nos podamos plantear como siguiente objetivo la erradicación del plumero en gran parte de nuestra región y el confinamiento del problema en zonas muy concretas y controlables».

Pensar siquiera en ganar terreno a la Cortaderia selloana pasa por abordar una de las aristas legales más importantes de esta batalla: una parte significativa de los penachos plateados se encuentran en terrenos privados. Y el responsable lo deja claro: «El Gobierno no descarta valorar las fórmulas legales para que personas físicas propietarias de parcelas con plumeros deban adoptar medidas para eliminarlos».

De momento prefiere, eso sí, poner el acento en las grandes extensiones de terreno «competencia de las administraciones públicas o de empresas que, por su propia responsabilidad corporativa, deben actuar de forma decidida». Por lo pronto el artículo 200 del Código de Urbanismo de Cantabria -'Deberes de uso y conservación'- establece que «los propietarios de toda clase de terrenos y construcciones quedarán sujetos igualmente al cumplimiento de las normas sobre protección del medio ambiente, patrimonio cultural y rehabilitación urbana».

Una de las conclusiones más recurrentes es la necesidad de más coordinación. «La lucha contra las especies invasoras no puede recaer en una sola Consejería, ni siquiera solo en el Gobierno de Cantabria», declaró Blanco. El Ejecutivo regional pidió dos cosas al Ministerio de Transición Ecológica el año pasado: una implicación más directa en la lucha contra la especie a través de una Estrategia Nacional, ya elaborada; pero también un apoyo económico más grande al Fondo para el Patrimonio Natural, tanto en la lucha contra el plumero como frente a otras especies invasoras -como en el caso de la avispa asiática-.

La intención de Blanco es continuar esa senda: «En cuanto tengamos la oportunidad de reunirnos con la ministra - Teresa Ribera-, reiteraremos la petición de apoyo económico y, muy especialmente, la de acción directa por parte del Estado para que en el ámbito de sus competencias -Costas, Confederación Hidrográfica o Fomento- ejecute campañas de eliminación».

Pero también hay reuniones pendientes a nivel municipal. Antes de que finalice el año, el Ejecutivo quiere convocar una reunión a través de la Federación de Municipios. Objetivo: «Abordar el problema en zonas competencia de los municipios e incentivar las acciones de las empresas en cuyas instalaciones industriales se mantienen importantes poblaciones de plumero». Aquí serán fundamentales, el Plan de Acción contra el Plumero, sí, pero también la Estrategia de Recuperación de Áreas Degradadas y las iniciativas que puedan proponer los ayuntamientos, como agregó Blanco.

El jefe de Servicio de Conservación de la Naturaleza, Ángel Serdio, conoce bien la magnitud del problema. «Merece la pena, pero los resultados se lograrán a largo plazo. Muy difícil hablar de años concretos», reconoció. La táctica esta clara: el confinamiento, rodear a la especie, pero no desde cualquier lugar: «Que la gente no piense que nos vamos a poner a quitar plumeros en la bahía. Ahí es inviable. Lo que tenemos que hacer ahora es evitar su expansión, que no suba por las cuencas fluviales y siga avanzando por el interior. Acabar con las colonias incipientes». O dicho de otra forma, los últimos plumeros serán los primeros.

Las formas también son clave: «No basta con cortar, hay que destoconar porque si no brota de nuevo». Y juntos. Igual que el consejero, Serdio definió la lucha contra los plumeros como «una estrategia de todos, desde particulares, Obras Públicas, las empresas privadas o Fomento» y fue muy crítico con los trabajos que este último departamento está realizando en algunas carreteras. «Lo están haciendo en el peor momento, en plena época de floración, cuando es más fácil favorecer que se expanda», lamenta, antes de echar de menos un mantenimiento más frecuente.

Una de las entidades colaboradoras del proyecto LIFE 'Stop Cortadería' es la SEO Bird-Life. El delegado de la organización en Cantabria, Felipe González, también sabe que es una lucha complicada. «El plumero lleva medio siglo campando a sus anchas y la dimensión del problema es muy grande. Creemos que ya ocupa mucho espacio, pero este tipo de especies no tienen límite. Por eso la Comisión Europea financia el proyecto, porque sabe que hay un debate en y hay que evitar males mayores», razonó. De nuevo, la solución: coordinación de todas las administraciones y, fundamental, «que se pongan los recursos para que el Plan de Acción se cumpla».

Y que lo haga bien. Lo dice Transición Ecológica: el plumero de la Pampa supone una emergencia ecológica en casi todos los países del mundo, desde Nueva Zelanda, China a Estados Unidos, pasando por casi toda Europa.