La población menor de 60 años se vacunará de forma aleatoria con Pfizer, Moderna o Janssen

Mientras se mantengan los criterios actuales de aplicación de AstraZeneca, la fórmula de la Universidad de Oxford, de la que el miércoles se recibieron 3.900 unidades, está vetada para los menores de 60 años.

Cuando se acabe con los flecos pendientes en los grupos prioritarios señalados en la estrategia (médicos privados, fuerzas de seguridad, profesores...), la campaña se meterá de lleno en las primeras dosis de los cántabros de entre 50 y 59 años, que suman alrededor de 90.000 personas, según las tablas del Instituto Nacional de Estadística. En los últimos días ha empezado al menos entre los adscritos a catorce centros de salud (Castro, Alto Asón, Laredo, Colindres, Miera, Selaya, Alto Pas, Nansa, Tanos, Liébana, Saja, Polanco, San Vicente y Altamira), siguiendo el orden por edad: de mayor a menor, al igual que con las franjas anteriores.

Desde el Servicio Cántabro de Salud estiman que este grupo, que es el más numeroso hasta la fecha, «se terminaría a mediados de junio si se mantiene el número de dosis que están llegando actualmente». Pero, «si como está previsto, el volumen de llegada aumenta, se acortaría ese plazo», destaca la gerente, Celia Gómez. Y cuando eso sea, seguido, se comenzará con los menores de 50 años, quienes protagonizarán la campaña en el arranque del verano, donde ya estará más cerca el objetivo de terminar agosto con el 70% de la población vacunada.

En la actualidad, Cantabria tiene protegida al menos con una dosis a casi toda la población de más de 70 años y al 78,8% del grupo de 60 a 69 años, que se completará esta misma semana en todas las áreas de salud, según la previsión del SCS. En total, el 39,3% de los cántabros mayores de 16 años ya tiene algún tipo de protección frente al virus gracias a la profilaxis, de los cuales el 18,2% ha completado la pauta (dos dosis).

En el caso de los mayores de 80 años, el porcentaje de inmunizados ya roza el 100%. Para redondear la cifra hace falta que concluya la protección de los grandes dependientes que están inmovilizados en sus domicilios, lo que les impidió en su día desplazarse hasta sus respectivos centros de salud para recibir el pinchazo. Por las dificultades de logística de las vacunas ARN mensajero (Pfizer y Moderna), que son las empleadas para la población más longeva, este proceso se ralentizó para dar tiempo a la introducción de Janssen, que garantiza la inmunización del destinatario con una sola visita del equipo de vacunación. Pero el parón en el suministro a mediados de abril, justo 24 horas antes de su distribución en España, para evaluar sus efectos adversos, frenó el plan inicial, volviendo a recurrir a Pfizer. Una vez la Agencia Europea del Medicamento dio luz verde al reparto, Cantabria decidió destinar el suero de Janssen para la vacunación a domicilio.

Tres semanas después de los primeros pinchazos, aún queda un millar de personas pendiente, según el censo que maneja el SCS, que «son siempre máximos. Puede haber quien ya no esté en Cantabria, quien haya pasado el covid en los últimos meses o circunstancias que no aconsejen la vacunación», explica Gómez. «En el grupo de inmovilizados contabilizamos tanto a grandes dependientes no institucionalizados como a sus cuidadores. En este momento, está vacunado un 84%». La gerente reconoce que el suero de Janssen puede dar «un gran impulso a la campaña al completar la pauta con una sola dosis». Sin embargo, para ello es preciso que aumente el suministro, «y no tenemos aún confirmado cuántas y cuándo van a empezar a aumentar, aunque se prevé que suceda en junio».

La mitad de los ciudadanos de 70 a 79 años (nacidos entre 1942 y 1951), que mayoritariamente han sido vacunados con Pfizer, ya tienen la pauta completa. Sin embargo, el ritmo para llegar a la inmunización en la década de los 60 es más lento porque buena parte de ellos han recibido AstraZeneca, donde el plazo para la segunda dosis es de tres meses, frente a los 21 o 28 días de Pfizer y Moderna, respectivamente.

Hasta el miércoles, eran 61.039 los cántabros pinchados con la fórmula anticovid de AstraZeneca, aunque cabe recordar que 21.690 de ellos son menores de 60 años de los colectivos esenciales que la recibieron antes de que se cambiara el criterio de vacunación, que la limitó a los mayores de esa edad, dejando en el aire sus segundas dosis. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha apuntado que la próxima semana se conocerán los resultados del ensayo clínico encargado al Instituto de Salud Carlos III en el que se prueba la conveniencia o no de completar la pauta con otra vacuna diferente. No obstante, se acaba de conocer que un estudio similar que realiza la Universidad de Oxford apunta que inocular la combinación de AztraZeneca y Pfizer triplica los efectos adversos, aunque son pasajeros y de escasa importancia.

A la espera de lo que se decida finalmente con esas personas, los próximos envíos de AstraZeneca se destinarán a las segundas dosis de las casi 40.000 personas mayores de 60 años vacunadas en las últimas semanas. Lo que se desconoce es qué se hará con el resto que vayan llegando una vez se finalice la inmunización del único grupo de edad en el que se está aplicando.