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Agencias
Domingo, 4 de agosto 2019, 08:02
La población de oso pardo en la Cordillera Cantábrica «va recuperándose» de forma «progresiva» y la Fundación Oso Pardo (FOP) estima que ya hay unos 350 ejemplares, un número que va «creciendo poco a poco».
Así lo ha anunciado este sábado, en declaraciones a RNE, ... recogidas por Europa Press, el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, quien ha explicado que los dos grupos de oso antes separados, uno en la parte oriental y otro en la occidental, ya están «unidos» y se puede hablar ya de una «población continua» en toda la Cordillera.
Esta unión entre las dos poblaciones de osos hace, según Palomero, que hayan mejorado las posibilidades de recuperación de la población de osos en la parte oriental de la Cordillera. Al menos ya se han censado 50 osos.
Palomero ha señalado que estos datos suponen «buenas noticias», aunque ha advertido que ahora toca «gestionar adecuadamente» este crecimiento en la población del oso pardo.
Por otro lado, esta semana se conoció que el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) ha renovado su equipo fotográfico para estudiar la vida del oso en libertad en la Cordillera Cantábrica con cámaras de alta tecnología.
Estas cámaras permiten obtener imágenes de gran calidad y realizan disparos automáticos con gran rapidez, lo que garantiza que todo lo que pasa por delante del objetivo queda fotografiado, ha informado en un comunicado FAPAS.
Este colectivo ha defendido que la conservación del oso pardo en la Cordillera Cantábrica continúa «siendo un reto» y, por ello, cree que conocer mejor su biología, cuáles son sus preferencias alimenticias y cómo se mueve es «una necesidad» para garantizar la supervivencia del mamífero terrestre más grande que habita en España.
Según ha apuntado, el seguimiento del oso con cámaras ha permitido conocer aspectos de su alimentación poco conocidos, como la explotación de las carroñas, que son «una fuente de alimentación muy importante para el oso».
«Si encuentra carroñas en el invierno y en primavera hay fruta suficiente, el oso pasa desapercibido en la montaña y apenas genera problemas. Si no encuentra carroñas en invierno, en primavera busca alternativas proteínicas en las colmenas con el consiguiente enfado de los apicultores», ha afirmado FAPAS.
Además, ha añadido que la invasión de matorral en las praderías de montaña limita la presencia del arándano silvestre, un fruto que los osos buscan intensamente en cuanto llega el verano.
Desde FAPAS han advertido que limpiar el monte cubierto con matorral utilizando el fuego elimina miles de hectáreas de terrenos que producen alimento a los osos obligándolos a buscar alternativas que en ocasiones implica la presencia de osos cerca de entornos humanos.
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