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Nacho González Ucelay
Santander
Martes, 20 de noviembre 2018, 22:46
Las dos comparecencias programadas este martes en la sede del Parlamento de Cantabria, en las que los consejeros Juan José Sota y José María Mazón debían informar del proyecto de ley de los Presupuestos Generales de Cantabria para el próximo año 2019 –uno ... a las nueve y media, el otro a las doce en punto–, se celebraron en presencia de los representantes de todas las formaciones políticas representadas en la Cámara regional a excepción del grupo Podemos, que no envió a la sala de comisiones a nadie que defendiera la posición de su partido.
En otro ejemplo de la comprometida situación por la que atraviesa la formación morada en Cantabria, y para pasmo del resto de diputados, ninguno de sus tres parlamentarios –ni José Ramón Blanco ni Verónica Ordóñez ni Alberto Bolado– se asomó al Parlamento en una mañana en la que se debatía nada menos que el futuro económico de la región a corto plazo.
La presencia podemita en el debate sobre estas dos materias correspondía al diputado José Ramón Blanco, que se encuentra de baja desde que fuera denunciado por supuesto acoso laboral a dos compañeras de su propio partido.
Ausente durante las últimas sesiones plenarias, Blanco, que todavía no ha renunciado a su acta parlamentaria a pesar de que dijo que lo haría para no dañar a su partido –de esto hace ahora justo un mes–, parece haberse desentendido definitivamente de su función pública, pues a su inasistencia a los plenos suma ahora su inasistencia a las comisiones de la Cámara.
Ello, a pesar de que en esos días, en los que trascendieron algunos audios que revelaban graves insultos a las denunciantes, también aseguró que, pese a encontrarse de baja, estaría presente en cuantas citas se abordaran asuntos importantes. Parece que la defensa de los presupuestos no lo es.
«Yo estoy de baja», se limitó a recordar este martes el podemita cuando, algunas horas después de la celebración de las comisiones parlamentarias, se le cuestionó por su ausencia. «Llama a Verónica (Ordóñez), que es la portavoz», dijo luego Blanco, que a pesar de la insistencia rehusó dar cualquier otra explicación al respecto de lo sucedido ayer en la Cámara regional.
Sin embargo, esa llamada a la portavoz del Grupo Podemos en el Parlamento tampoco sirvió para resolver las dudas surgidas en torno a la ausencia de representante podemita alguno en la sala de comisiones a la hora de fijar la postura del partido sobre los presupuestos que se están construyendo.
Nerviosa, y bastante afectada, Verónica Ordóñez optó por tomarse «un poco de tiempo para reflexionar» sobre la mejor manera de abordar una incidencia sin duda producto de la tensa situación que se vive actualmente en el seno del partido. «Preferiría no hacer declaraciones», se limitó a contestar la podemita, que recientemente fue proclamada como candidata a la Presidencia de Cantabria.
Designada oficialmente después de que la dirección nacional apartara de la carrera a la otra aspirante, Rosana Alonso, que ahora pretende impugnar todo el proceso electo- ral por la vía orgánica y judicial, Ordóñez, que es una de las dos compañeras de José Ramón Blanco que le denunciaron por acoso laboral, no se sintió capaz de dar una respuesta convincente a la pregunta de por qué ninguno de los parlamentarios de Podemos acudió ayer a las comisiones programadas.
Sólo Alberto Bolado habló de ello. Y lo hizo clara y rotundamente. Sin andarse por las ramas, el tercero de los diputados que esta legislatura conforman la bancada morada reconoció abiertamente haberse enterado de la espantada podemita por la prensa.
«Me deja de piedra», admitió Bolado de primeras. «No tenía ni idea». Puesto al corriente de lo sucedido, el parlamentario atribuyó la responsabilidad a Ordóñez, y no a Blanco, «porque Blanco se encuentra de baja y era Ordóñez, que es la portavoz, quien tenía que defender este asunto en la comisión», explicó Bolado, que cree que lo que ha sucedido es «muy sencillo».
«Esto responde a la situación interna por la que atraviesa el grupo parlamentario y el partido en su conjunto», sentenció.
l consejero de Economía, Hacienda y Empleo del Gobierno de Cantabria, Juan José Sota, aseguró que el proyecto de Presupuestos de Cantabria para 2019 elaborado por el Ejecutivo regional «es el mejor posible para mejorar la vida de nuestra gente», una percepción algo alejada de lo que piensan los grupos políticos en la oposición, para entienden que el documento «se ha realizado haciendo trampas», «tiene mucha capacidad de mejora» y «se ha hinchado».
Sota se explicó en estos términos durante su comparecencia en comisión parlamentaria para informar del plan presupuestario para 2019 al resto de las formaciones de la Cámara, a las que el consejero ofreció «diálogo» para intentar sacar adelante la hoja de ruta económica por la que Cantabria se guiará durante el próximo ejercicio.
Durante su exposición, el consejero defendió un proyecto que, dijo, «avanza en lo social» al tiempo que «crece más y mejor».
Así, Sota, que abría la ronda de comparecencias en comisión parlamentaria para presentar a los grupos este proyecto de Presupuestos, concretó que el texto, del que remarcó su «marcado carácter social», contempla 2.850 millones de euros, un 4,47% más que el del año 2018, «revierte los recortes efectuados en la anterior legislatura con el PP» y «orienta las inversiones a consolidar el crecimiento económico y desarrollar el nuevo patrón de crecimiento y la apuesta por las política activas para crear un empleo más estable y de calidad».
Luego de ello, Sota que reivindicó «un presupuesto pegado a tierra» que sirve para consolidar los objetivos políticos fijados al inicio de la legislatura por el Gobierno bipartito (PRC-PSOE), escuchó de la oposición las sensaciones que le produce el proyecto en cuestión.
Del primero en tomar la palabra, Ramón Carrancio (Grupo Mixto), el consejero escuchó que el Ejecutivo ha conseguido confeccionar ese proyecto «haciendo trampas». Más aún, que con regionalistas y socialistas al frente de este Gobierno, «la deuda ha seguido aumentando» y que, con ellos, Cantabria ha sido la comunidad que más ha tardado en pagar a sus proveedores.
Luego, y en la misma línea ambos, los portavoces de PP y Ciudadanos, Cristina Mazas y Rubén Gómez, atacaron a Sota por el flanco de los impuestos.
En este punto, y mientras la oposición reclamó bajadas impositivas, el consejero pidió a PP y a Ciudadanos que especifiquen de dónde pretenden que recorte para paliar la bajada de ingresos que significaría reducir la fiscalidad.
Mientras Sota cifraba en 200 millones de euros el impacto en los ingresos que tendría la rebaja fiscal que plantea el PP y en 95 la de Cs, Mazas y Gómez, que desmintieron que este sea el impacto de sus propuestas en materia fiscal, propusieron al consejero que, para compensar el impacto en los ingresos que tendría la bajada impositiva que reclaman, recorte las partidas para las empresas públicas.
«Aquí tiene una buena hucha», le replicó Mazas, para quien «no es verdad» que en el Presupuesto no haya subida de impuestos.
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