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Guerra en Podemos. Y ya van tantas en menos de tres años y medio que hasta sus dirigentes han perdido la cuenta. El Consejo Ciudadano de los morados, el máximo órgano de dirección del partido, mira con espanto la decisión de José Ramón Blanco de ... aferrarse al acta de diputado después de anunciar su dimisión acorralado por tres denuncias de acoso y las grabaciones en las que se le escuchaban insultos y vejaciones hacia dos compañeras y una extrabajadora. Su regreso al Parlamento el pasado lunes y el anuncio de dar marcha atrás a su renuncia ha provocado un auténtico terremoto en la organización. La mayoría de los dirigentes de la cúpula se ha cansado de esperar y votará este sábado a favor de su suspensión cautelar de militancia mientras le dan un ultimátum para que abandone su acta de parlamentario, como se había comprometido.
La gota que colmó el vaso de sus compañeros fue descubrir que no estaba acudiendo a trabajar a la Cámara justificando que se encontraba de baja cuando en realidad tenía el alta desde el pasado 13 de noviembre. Un hecho que llevó al Parlamento a mandarle un requerimiento para que regresara a su puesto cuando se enteró de la situación por la Seguridad Social y paso previo a imponerle una sanción económica.
La hoja de ruta que plantea la formación morada es un ultimátum en toda regla. O se va él por sus propios medios o le indican la puerta de salida para siempre. El primer paso ha sido convocar a los 18 miembros del Consejo de Coordinación, donde también se encuentra Blanco tras negarse a dimitir, para aplicarle la suspensión de militancia inmediata.
Verónica Ordóñez Diputada de Podemos
José Ramón Blanco Diputado de Podemos
El escenario que contemplan es claro: se le dará un plazo para que entregue el acta y abren un peligroso camino que puede acabar en última instancia con su expulsión del partido. La duda es si será de unas 48 horas hábiles o el sector afín a Blanco consigue ganar algo de tiempo y le obliga a pronunciarse antes del próximo pleno. Una fecha que le permitiría ganar casi dos meses, ya que el jueves se votan los Presupuestos y, a continuación, se suspenden las sesiones hasta febrero. A partir del límite fijado, «si no cumplen tendrá lugar la expulsión del partido y, por tanto, del grupo parlamentario», recalcan desde la organización.
Los partidarios de aplicar mano dura contra Blanco cuentan, según sus cálculos, con la mayoría de la Ejecutiva para hacer valer su criterio. Y apuntan además a que «la parte de Rosana Alonso también se está resquebrajando porque ella no quiere hacer nada».
Esta decisión llega después de que Blanco regresase por primera vez a la Cámara tras la baja médica que presentó el 25 de octubre, lo que provocó que Verónica Ordóñez, una de las denunciantes, solicitase amparo a la Cámara para cambiarse de asiento y no sentarse junto a él. «Yo no me voy a sentar al lado de una persona que me ha acosado, que ha acosado a otras mujeres de este partido y a la que voy a llevar a los tribunales», afirmó Ordóñez después de defender en el estrado la primera moción del día.
«En su día dije que dimitía en una situación de 'shock' e indefensión absoluta, en caliente y sin saber de lo que se me acusaba», justificó Blanco para explicar su intención de seguir.
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