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Con la caída del estado de alarma hace dos semanas y la atenuación de algunas de las medidas sanitarias más restrictivas, los ciudadanos ya pueden volver a hacer planes de ocio más allá de las fronteras de su comunidad autónoma. Hacer turismo fuera de Cantabria. Y recibir visitantes de otros puntos. El aeropuerto Seve Ballesteros es fiel reflejo de todo ello. El jueves aterrizaron 88 pasajeros -más un bebé- procedentes de Gran Canaria, destino turístico por antonomasia, revelando así las ganas de aquellos que volvían, por primera vez en varios meses -si no en más de un año-, de unas vacaciones lejos de la comunidad autónoma. El fin del cierre perimetral ha jugado un papel clave en aquellos con planes pendientes. Por eso cuando a las 00.00 horas del 9 de mayo terminó el estado de alarma, muchos aprovecharon para hacer las maletas rumbo a un destino como el archipiélago canario.
En el grupo de pasajeros estaban los que venían de vacaciones, sí, pero también otros que, precisamente por la situación de alarma, no habían podido volver antes a Cantabria para ver a sus seres queridos. «Menos mal que podemos volver a viajar, al menos para ver a nuestra familia». Yolanda de la Vega, cántabra residente en Las Palmas de Gran Canaria desde hace 25 años, encarnaba en el aeropuerto de Santander la emoción de poder abrazar por primera vez en un año a sus seres queridos. Lo tuvo claro en cuanto decayó el estado de alarma hace dos semanas. «¡Vamos si lo tuve claro! Ha sido abrir la frontera, preparar las maletas y salir escopetada a Cantabria para ver a la familia».
La hora aproximada de retraso que sufrió el vuelo no era nada después de varios meses esperando. Es el caso de Margarita González, quien ya estaba «emocionada» antes del aterrizaje cuando vio «el verde y la naturaleza» a vista de pájaro. Para ella, que trabaja en Lanzarote desde hace 11 años, encontrarse con el norte y, sobre todo, con su hermana Carmen fue algo especial. «Ahora me basta con buena compañía, pueblos, mar y naturaleza». Esa misma idea ha barajado Blanca Díez, estudiante santanderina de Psicología en Tenerife, después de no pisar Cantabria «desde el verano, antes de la segunda ola». Su madre y su tía, Marián y Margarita Ortiz, habían estado pegadas al cristal de la entrada del Seve durante 50 minutos. Ahora que Blanca ha llegado, la agenda está llena de planes, por encima de todo «estar en familia, descansar y disfrutar».
Margarita González, Lanzarote
Yolanda de la Vega, Gran Canaria
Jorge Marcos, Gran Canaria
Blanca Díez, Tenerife
Hubo casos diferentes, más singulares, aunque igual de emocionantes. Como el de Jorge Marcos, que volvió con el principal propósito de celebrar el funeral de su difunto hermano y llevar sus cenizas al panteón que la familia posee en Buenavista de Valdavia (Palencia): «Hemos esperado a que abran las fronteras para poder venir y hacer la ceremonia», relata.
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