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En un país donde vivir de la ciencia parece un deseo imposible, estos once cerebros, eminencias en sus materias, son la excepción. Integran una pequeña muestra del músculo de la ciencia cántabra. Una fuerza que se manifiesta cada año en los ranking internacionales, como el ... de Shanghái (Global Ranking of Academic Subjects), que ubicó el pasado verano a siete áreas de investigación del campus cántabro en la élite global; o la lista británica del QS World University Rankings 2024, que situó en junio a la Universidad de Cantabria en el lugar 103 del mundo. Por eso su labor es tan importante, porque son ellos los que lideran grupos de I+D+i, los que plantaron la primera semilla de los institutos de investigación que han puesto a la región en el mapa científico mundial y los que, en definitiva, construyen el andamiaje que permite alcanzar estas cotas de calidad.
28 millones de euros
captó la Universidad de Cantabria para investigación en el pasado curso.
Los once posan para la foto que acompaña este reportaje en una de las aulas escalonadas que hay en el edificio Interfacultativo y al sentarse en los pupitres a algunos les invade la nostalgia. «Volvemos a los orígenes», sonríen. Muchos son veteranos de la Universidad de Cantabria, eminencias en diferentes ramas: medicina, ingeniería, prehistoria, química, telecomunicaciones, caminos, matemáticas, física... «Tenemos la suerte de hacer ciencia de gran nivel desde un lugar con tan buena calidad de vida como este, nuestra casa», celebran ahora, cuando tras décadas de trabajo, los resultados son inesperadamente buenos para un campus de tamaño medio como este;pero no eluden las cuentas que aún hay pendientes. Hay mucho por mejorar, dicen, y no depende precisamente de ellos. Hay, dicen, dos cuestiones fundamentales que conviene revisar.
Primera: Cantabria es la comunidad que menos incrementó el gasto en I+D+i en 2022. Se quedó en un exiguo 1% del Producto Interior Bruto (PIB) cuando la media del resto de comunidades está en el 1,5%. El Gobierno se fija 2025 como horizonte para empezar a cumplir la Ley de Ciencia, que obliga a destinar en 2027 el 3% de los Presupuestos a investigación y desarrollo;pero de momento es sólo eso, una intención.
Segunda: la garantía del éxito en los laboratorios no depende sólo de la financiación –que también llega en gran medida de la Unión Europea y de España gracias a las campañas competitivas– sino de la captación de talento. La universidad pierde dinero constantemente si muchos de los alumnos brillantes que terminan cada año su doctorado se ven obligados a migrar para conseguir un contrato digno que les permita tener un plan de vida.
«Hasta que no prestemos atención a estos dos factores, no conseguiremos mejorar la situación de la ciencia», sentencia Marcos López Hoyos, inmunólogo y director científico en el Instituto de Investigación Valdecilla (Idival).
Opinan que es preciso un cambio de la cultura empresarial para potenciar la I+D+i
Consideran fundamental que la política consensúe un itinerario para potenciar la ciencia
Nadie discute que la migración del investigador es positiva, incluso necesaria. Los jóvenes doctorandos deben conocer otros ecosistemas científicos, viajar a centros de referencia en su área de conocimiento y estrechar lazos con otros colegas de la rama. Es algo fundamental de cara a la conformación de futuros grupos de investigación internacionales.
«Es bueno irse, hay que hacerlo. Lo complicado es regresar para continuar con la carrera investigadora en el origen», lamenta Ana Belén Marín, responsable del proyecto 'Subsilience', una iniciativa científica financiada por el Consejo Europeo de Investigación para estudiar las causas del declive de los neandertales y el éxito de la especie humana actual, los homo sapiens, en el sur de Europa.
«No podemos seguir gastando tanto dinero en formación de jóvenes con talento y dejar que se vayan sin que haya un retorno. Por suerte en la Universidad de Cantabria se está estabilizando a toda persona que termina un contrato Ramón y Cajal», explica Raúl Medina, director general del Instituto de Hidráulica Ambiental (IH Cantabria). Aunque el objetivo de captación de talento no debería circunscribirse a la endogamia.
José Miguel López Higuera, responsable del Grupo de Ingeniería Fotónica (GIF) y referente mundial en la materia, plantea una estrategia más flexible. «Quizá no hay que pensar sólo en términos de retener a la gente que formamos aquí, sino en captar el mejor talento que pueda existir a nivel europeo o mundial para los proyectos que tenemos en marcha aquí», asegura. Dice que lo importante es que el resultante del flujo de entradas y salidas de capital humano sea positivo, «que salgamos ganando en el sentido que captemos más investigadores de los que se nos van».
Para ello hace falta adelgazar la burocracia administrativa que hay que sortear antes de firmar un nuevo contrato. «No puede ser que tengamos que hacer esperar a la persona entre tres o cuatro meses para poder presentarle el contrato», critica Ana Belén Marín, que lamentablemente ha sufrido ese problema recientemente en su grupo de investigación.
Los institutos de investigación de Cantabria ligados a la UC tienen presencia en los rankings científicos. El IH, cuya dirección recae en Raúl Medina e Íñigo Losada; el Ibbtec, que tiene como responsable a Piero Crespo, y que concentra tres de las cuatro ayudas ERC que tiene Cantabria; el Idival, en manos de Marcos López Hoyos y Galo Peralta, o el IFCA, capitaneado por José Manuel Gutiérrez -uno de los artífices del mapa interactivo del cambio climático del panel de expertos de la ONU- son motores de la ciencia autonómica de más alto nivel.
«Muchas veces nos encontramos con situaciones increíbles, que no se entienden, que tienen una narrativa absurda», protesta Juan Antonio Cuesta, la única persona que ha recibido en dos ocasiones el premio BBVA a la 'Mejor contribución metodológica en el campo de la Estadística'. Y no hay que obviar la necesidad de que la contratación del personal investigador sea para paralela a la del personal técnico. «Sin técnicos no se puede hacer ciencia y a veces se nos olvida», remarca López Hoyos. Porque son esos trabajadores los que mantienen vivos los laboratorios. Y para todo ello hace falta también más dinero, obviamente.
La UC y los centros de investigación vinculados a ella lograron el pasado curso 28 millones de euros para sus laboratorios. Más de 19,5 millones provenían de las llamadas campañas competitivas, donde los mejores proyectos nacionales e internacionales compiten por hacerse con los fondos comunitarios;y más de 8,5 millones fueron contratados a través de convenios con instituciones y empresas.
«Es una cuestión de cultura. Necesitamos más dinero público pero también que la empresa apueste más por la investigación», defiende Alberto Ruiz Jimeno, referente mundial en física de partículas, artífice del Instituto de Física de Cantabria (IFCA) y de la Escuela de Doctorado de la UC. «En España el 80% de los doctorados está en la universidad. Como diferencia, en otros países, como en EEUU, el 90% de ellos está en las empresas. Mientras no cambiemos eso, no cambiará la cultura. Necesitamos que la empresa crea realmente en la I+D+i».
Es, en definitiva, un cambio cultural. Una nueva forma de ver las cosas que alcanza a la sociedad en general y a la política. «Necesitaríamos un pacto de Estado para la ciencia. Un marco que permita tener cierta seguridad y que facilite los proyectos de largo recorrido», insiste López Higuera, pero tal día como hoy, eso parece un imposible.
La selección realizada por El Diario Montañés se basa en criterios científicos. Por un lado, se fija en el índice H (que, a grandes rasgos, mide el número de citas que acumula la producción científica de los investigadores); por otro, en los premios nacionales, y, además, en el liderazgo de otros rankings de carácter científico, en la obtención de las ayudas ERC (las de más alta cuantía y prestigio del Consejo Europeo), o en el desempeño de altos cargos en sociedades o academias científicas, entre otros. Una selección siempre corre el riesgo de ser injusta, pero, con arreglo a estos criterios, esta es representativa de la ciencia que se hace en Cantabria.
Responsable del proyecto 'Subsilience' para investigar las causas del declive de los neandertales y el éxito de la especie humana.
Codirige junto a Raúl Medina el Instituto de Hidráulica Ambiental (IH) con proyectos en todo el mundo.
Investigadora del CSIC en el Ibbtec, especialista en estudios relacionados con los desencadenantes de las expresiones genéticas.
Catedrático y es responsable del Grupo de cefaleas y otras enfermedades neurológicas no degenerativas en el Idival.
Investigador del grupo de ingeniería geomática y oceanográfica (GEO-OCEAN), que desarrolla proyectos en todo el globo.
Estudia cómo el microambiente interviene en el desarrollo tumoral, y en la respuesta a los tratamientos.
Rector de la UC e investigador del Ibbtec especializado en las bases neurobiológicas de los fármacos sobre el sistema nervioso.
nvestigador del IFCA, está integrado en el proyecto europeo Athena, para investigar las claves físicas del universo.
Catedrático emérito de nefrología y doctor del Hospital Valdecilla, es miembro de honor de la Sociedad Española de Nefrología (SEN)
Catedrático de matemática aplicada, es uno de los padres del análisis de fiabilidad en infraestructuras civiles.
Experto en física de partículas, catedrático e investigador del IFCA, lidera el 'ranking' de científicos españoles más citados del CSIC.
Catedrático de física atómica, molecular y nuclear, ocupa el segundo puesto de los científicos del CSIC más citados del país.
Inmunólogo y director científico en el Instituto de Investigación Valdecilla (Idival). Fue referente médico en la pandemia.
Investigador del CSIC en el IFCA, está especializado en el estudio de la radiación del Fondo Cósmico de Microondas.
Catedrática de ingeniería química, sus investigaciones están centradas en la Ciencia y Tecnología de Membranas.
y dirige el Grupo de Ingeniería Fotónica y trabaja en sensores de fibra óptica e instrumentación para múltiples usos.
Responsable del grupo de tecnología de la construcción, con 70 proyectos de I+D+i que han dado lugar a 20 patentes.
Es la única persona que ha recibido en dos ocasiones el premio BBVA a la 'Mejor contribución metodológica en el campo de la Estadística'.
Investigador del Ibbtec, pertenece al grupo de intergenómica, que estudia la biología de los plásmidos y las bacterias.
Dirige el grupo de genómica funcional del desarrollo tumoral que combina el uso de modelos celulares con bioinformática.
Artífice del departamento de ingenierías químicas y biomolecular, es experto en el área de la ingeniería de procesos sostenibles.
Exdecano de la Facultad de medicina, está especializado en la investigación de la epidemiología y la biología computacional.
Es catedrática de química y responsable del grupo de investigación de tecnologías ambientales y bioprocesos.
Catedrático e investigador del Idival, está especializado en el estudio de enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer.
En esta selección de los científicos más destacados de Cantabria está también Álvaro Rada, biólogo e investigador del Ibbtec; Juan Mario Hurlé, experto en Biología molecular; José Manuel Icardo de la Escalera, Jesús Florez y Miguel Ángel González Gat, todos especialistas en el ámbito de Ciencias de la Salud; Luis Manuel Cruz, del departamento de matemáticas, estadística y computación;Fernando Méndez y Javier López Lara, ingenieros; y Eduardo Casas, matemático.
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