Secciones
Servicios
Destacamos
Las musas pueden llegar en cualquier momento, aparecer en cualquier rincón, pero hay lugares que facilitan esa inspiración relacionada con las artes, como Castro Urdiales, un municipio que invita a la literatura y a la música, dos de las grandes pasiones de la escritora castreña ... Dolores Conquero, nacida en la villa marinera y quien pasó allí su infancia y parte de su adolescencia antes de asentarse en Madrid, su lugar de residencia actual.
La periodista ha escrito en varios medios impresos a nivel nacional durante años y también ha trabajado en guiones televisivos. Con la publicación de diferentes obras a sus espaldas, como 'Amores Contra el tiempo' o 'Soñé en La Habana', la castreña añora regresar a su ciudad natal, un lugar en el que recordar sus vivencias de infancia y juventud, desconectar e inspirarse con el olor a salitre y el vaivén de las olas.
-Castro es un destino obligado para usted cada verano...
-Para cargar pilas a todos los niveles. Necesito ir a Castro para aguantar después el largo invierno. Es una necesidad real, no una mera frase hecha.
-¿Cómo ha cambiado este verano atípico su forma de trabajar?
-Me está costando mucho concentrarme. Ya me ocurrió en el mes de marzo, pero hay que seguir, no queda más remedio.
-Se define como una auténtica castreña a pesar de que se mudó de la ciudad a los 14 años...
-Las raíces son muy importantes, y Castro además es un lugar muy especial, que deja huella. Haber nacido y crecido en Castro Urdiales es un orgullo y también un privilegio.
-¿Cuál es ese rincón al que necesita volver cada vez que regresa al municipio?
-A la zona de Ballena. Soy de las que añorará eternamente el antiguo Ostende, con su Sable y sus calas. También voy siempre a Islares, de donde proviene mi familia paterna, y me doy un paseo por su costa.
-¿Qué destaca de los recuerdos de su niñez?
-Tuve una infancia muy feliz. Los niños de los sesenta y setenta teníamos pocas cosas, pero yo no me cambiaría por ninguno de los de ahora. También teníamos (o al menos yo tenía) cierta inocencia, lo cual es muy útil para disfrutar de las cosas de manera natural, según van surgiendo.
-¿Y cómo fue su adolescencia en la villa?
-Hasta que acabé los estudios, pasaba en Castro los tres meses del verano. Tengo muchos y buenos recuerdos de esa época. Iba mucho a Ostende, hacía excursiones a Vallegón y a la Cubilla... Recuerdo pasear por el rompeolas, en noches de luna llena, y pensar en lo afortunada que era por estar ahí. No necesitaba más. ¡Ah! Y un verano tuve la suerte de ir al campamento de Paralacuesta. Ya entonces supe lo que era la nostalgia: lo pasamos tan bien, que a la vuelta nos reuníamos todos los que coincidimos allí, en un intento de revivir lo que ya habíamos perdido para siempre.
-¿Qué es lo que más añora cuando regresa a Madrid?
-La gente, la naturaleza y... la comida. Hay quien dice que Madrid es el mejor puerto de España, pero eso lo dicen quienes no han probado nunca unas cabras o unas julias recién pescadas, o los que no saben lo que pasa con la tinta del jibión fresco cuando lo tocas.
-¿Qué planes piensa hacer en la villa marinera cuando vuelva este verano?
-Bañarme, bañarme y bañarme. Y después ver a mis amigos y a todos los tíos y primos que tengo por aquí. Ojalá la cosa no se complique. Si finalmente no pudiera ir, sería el primer verano de mi vida sin ir a Castro.
-¿Además de volver a su ciudad, visitará otros lugares de Cantabria?
-Iré algo a Santander, donde está mi otra familia, la materna.
-¿Emplea esos días para desconectar o también para escribir su próxima novela?
-Para desconectar siempre. También leo mucho. Poder leer a la hora de la siesta es uno de los grandes placeres que tiene el verano.
-¿Castro le ha servido de inspiración en alguno de sus libros?
-Abiertamente no, pero siempre está de alguna u otra manera. Y en un relato que publiqué en una antología hablaba de mi casa de la infancia, la de toda la vida, en la calle Juan de Mena. Cuando me asomo a la ventana de mi cuarto, y veo lo mismo que veía de niña, por un momento me parece que no hubiera pasado el tiempo.
-Danza, cine, literatura... las tres artes le atraen.
-Con las tres disfruto mucho. En el caso de la danza, tengo que decir que ahí sí ha cambiado Castro para mejor: cuando yo era pequeña me hubiera encantado ir a clase de danza clásica o moderna, pero no había ninguna academia. Ahora hay de todo, afortunadamente.
-¿En qué está trabajando en estos momentos?
-Estoy documentándome para una biografía que tardaré en tener finalizada (no puedo decir de quién) y en un relato nuevo que me han encargado para otra antología.
-¿Qué sentimientos espera que nazcan en sus lectores tras terminar las páginas de cualquiera de sus libros?
-Cada lector es un mundo, pero cuando alguien te dice que le ha llegado algo que has escrito, por las razones que sean, es impagable.
-¿Qué ingredientes tiene que tener una buena novela?
-Eso es muy personal y además no hay reglas para medir algo así. Puede haber libros aparentemente perfectos que no te provoquen nada y al contrario. Yo valoro de entrada que esté bien escrita y que la estructura fluya bien, que no se le noten las costuras.
-Su última obra...
-Es una novela que se titula 'Soñé en La Habana'. Me he ido un poco lejos esta vez, pero todo se andará...
-¿Qué le gustaría transmitir a los lectores de esta entrevista sobre Castro Urdiales?
-Que es un lugar en el que es un poco más fácil ser feliz.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.