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A. M./A. G. P.
Santander
Lunes, 3 de abril 2023, 10:46
Cuando el Siempre Nécora llegó al lugar del hundimiento, del Vilaboa Uno sólo quedaban a la vista «los aparejos, un globo y unas boyas». «No vimos nada del barco», contaba ya en puerto uno de los tripulantes del buque que llegó al rescate. Lamina, senegalés, ... afirmaba que la mar estaba «en calma», «tranquila», algo que confirmaba el patrón del Siempre Nécora, Pedro Antonio Fernández. «En calma chicha». Estaban a «cuatro millas y pico» y fueron los primeros en llegar. «Hemos hecho todo lo que hemos podido».
«Veníamos de pescar en San Vicente y recibimos el aviso de Salvamento Marítimo para que nos acercáramos todos los que estuviéramos cerca», relató Fernández. Tardaron una media hora, pero el Vilaboa ya no estaba en el sitio. Así que se desplazaron según la corriente y pronto dieron con los pertrechos del buque hundido. Allí empezaron a rescatar a la tripulación. Siete en total subieron a bordo. «Les hemos dado nuestra ropa y les hemos atendido. Uno ya estaba muerto. Hemos intentado reanimarle, pero nada. Y había un senegalés que estaba bastante fastidado», contaba el patrón. Por eso, para tratar de salvar la vida del herido, volvieron a puerto.
¿Qué ha podido pasar?, le preguntaron. «Eso lo saben los que estaban en el barco. El tiempo estaba en calma chicha. Dicen que hubo una vía de agua. Cuando se han dado cuenta ya no podían hacer nada. Son barcos que pesan mucho y depende cómo sea la vía, si entra mucha agua...».
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