Los drones - aeronaves no tripuladas- ya atraviesan el cielo tomando imágenes de inundaciones, creando planos cenitales en películas y series de televisión. Se usan en investigaciones arqueológicas y en misiones de ataque o espionaje militar, también como un divertimento teledirigido. ¿En qué otros ámbitos ... intervendrán en el futuro; en qué rutinas? El profesor Eugenio Villar, catedrático de Tecnología Electrónica de la UC, deja abierta la respuesta: «¿Para qué podrán usarse los drones en el futuro? Pongámonos a imaginar», anima desde uno de los laboratorios del Departamento de Tecnología Electrónica e Ingeniería de Sistemas y Automática de la UC. Allí posa junto a un modelo de dron de cuatro hélices con el que trabaja en un gran proyecto de investigación internacional. La premisa de Villar es la siguiente: si en un futuro se hace un uso masivo de los drones, «se trata entonces de que sean más autónomos e inteligentes: ese es el reto».
Su grupo participa en 'Comp4Drones', un macroproyecto con 49 socios -entre universidades, institutos de investigación, empresas, centros- y con una financiación de casi 30 millones de euros (la UC ha obtenido 300.000 euros de forma competitiva que se dedicarán, casi íntegramente, a la contratación de investigadores). El proyecto está respaldado por el programa europeo Electronic Components and Systems for European Leadership (Ecsel). Su objetivo es generar, no tanto modelos de dron, de los que hay oferta variada en el mercado, sino aplicaciones que los hagan más autónomos, seguros, eficaces, que respondan adecuadamente al uso industrial que se les asigne. En 'Comp4Drones' se atienden cinco casos de uso: transporte, construcción, logística, vigilancia y agricultura.
Villar y su equipo centrarán su tiro investigador en la plataforma de diseño, es decir, en articular componentes de 'hardware', de 'software', de comunicación, de tal modo que la misión del dron se ejecute correctamente. Si el dron se utiliza en el seguimiento de la construcción de un túnel, que este cumpla con los requisitos que se le piden, por ejemplo, internarse en el espacio abierto en la tierra de forma segura, detectar las deformaciones, recoger información. Pues bien, la biblioteca de componentes se integra en esa plataforma que verifica que el cometido del dron se cumple; y que lo hace con seguridad, con capacidad para tomar decisiones y rectificar, con el consumo de energía adecuado; sin fallos en la funcionalidad. «Esa plataforma de diseño en donde vamos a realizar la contribución más determinante, porque entronca con el 'know-how' que tenemos acumulado desde hace tiempo, esto es a lo que nos dedicamos», expone Villar.
El grupo se ha labrado un camino en la aplicación industrial de componentes y sistemas electrónicos. Pertenece a 'Ecsel Joint Undertaking' desde sus inicios. «Eso nos ha permitido ganar prestigio dentro de esa comunidad de investigación, la más próxima a lo que hacemos», expone Villar. En breve se abrirá la convocatoria anual y el grupo presentará propuestas. Aún están en fase de definición, pero probablemente habrá una ligada a los sistemas inteligentes distribuidos.
Hace unos días se publicaba una nueva normativa europea, más unificada, sobre uso de drones. España, hasta el momento, contaba con una de las legislaciones más restrictivas en cuanto al uso de estas aeronaves. Aunque con prudencia, Villar tiene la impresión de que «en este y otros campos, la regulación está frenando la innovación. La ley va antes que el producto y, de alguna forma, puede ser un freno al desarrollo de soluciones innovadoras en ese campo. Lo estamos viendo en el coche autónomo, en los drones, en otras cosas», valora. La regulación, añade, es pertinente pero cree que, en ocasiones, se anticipa demasiado, frena. «Corremos el riesgo [en Europa] de quedarnos atrás frente a EE UU o China», sostiene.
En cualquier caso, no se sabe a ciencia cierta qué capacidad de penetración social, industrial, económica tendrán en el futuro estas aeronaves. ¿Qué puestos de trabajo liquidarán? ¿Cuáles generarán? ¿Qué oportunidades traen consigo? Villar aventura supuestos: que tengan más capacidad de asesorar en el tráfico rodado, que trasladen un desfibrilador, que asuman muchos más servicios de transporte. «No lo sabemos, es impredecible», reflexiona Villar, «aunque podemos esperar que el impacto sea enorme». Por eso mantiene abierta su respuesta: «Lo bueno de estas tecnologías es que están abiertas a nuestra imaginación. Te ofrecen una cantidad de posibilidades tan inmensa que es la creatividad humana la que debe dar respuesta a estas preguntas. Pongámonos a imaginar».
Retos en 2020
2020 trae retos para el grupo Teisa. Han de culminar su contribución al proyecto 'MegaM@Rt2', que finaliza en marzo -muchas de la técnicas que apliquen en el proyecto de drones vienen de ahí-; se preparan para ampliar la aplicación comercial de sus investigaciones de la mano del 'Fast Track to Innovation', y confían en «dar la talla» en 'Comp4Drones'.
A Eugenio Villar también le gustaría dar con jóvenes investigadores dispuestos a hacer carrera en la UC, a implicarse con el trabajo de Teisa. «A veces no es tan fácil».
Más vinculación entre empresa y universidad
'Comp4Drones' reúne a 49 socios de los ámbitos público y privado. Vincular lo empresarial y lo académico ayuda a empujar la investigación, incide Villar. «En EE UU hay una cultura más fluida de colaboración entre empresa y universidad. Aquí, se favorece con proyectos como H2020 o Ecsel». Su grupo mantiene, por ejemplo, una línea de trabajo regular con la empresa Thales, ligada al desarrollo de circuitos integrados para satélites. Villar ve con buenos ojos que se intensifique la relación con el mundo empresarial, y que en combo entren las pymes. «El papel de las pequeñas empresas es fundamental». En 'Comp4Drones', precisamente, su grupo ha contado con Acorde.
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