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LUIS LÓPEZ
Jueves, 5 de agosto 2021, 06:55
Desde el principio el consejero de Seguridad del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, admitió que varios de los sospechosos de haber perpetrado la agresión salvaje de Amorebieta eran bien conocidos por las fuerzas de seguridad. Que tenían antecedentes policiales. Lo que sorprende es hasta donde ... se remontan. Pese a su juventud, alguno de los miembros de 'Los Hermanos Koala' (LHK), la pandilla juvenil y violenta en la que presuntamente se integraban, suma hasta cinco años de historial delictivo. Y muchas imputaciones por distintos delitos, algunos de ellos, según la Policía vasca, perpetrados también en Cantabria.
Según han informado fuentes policiales, alguno de los mayores de edad detenidos por la paliza que ha dejado en coma a Alexandru Andrei Ionita, de 23 años, ya era conocido por la guardia urbana de Barakaldo desde que tenía trece años. En el último lustro habría sumado más de una decena de imputaciones por parte de distintos cuerpos policiales por robos y delitos de lesiones.
Se aprecia, además, cierto grado de profesionalidad en la actividad delictiva. Es visible en un informe realizado por la Policía Local de Castro Urdiales a cuenta de una oleada de robos de móviles que se produjo a principios de este verano en la localidad cántabra. Se recoge en él la presencia de «una banda criminal de origen multiétnico de entre 40 y 50 jóvenes procedentes de la margen izquierda de Bizkaia con edades entre 17 y 25 años». Algunos de ellos, según medios policiales vascos, serían miembros de 'Los Hermanos Koala', que pudieron estar presentes en la ola de robos de teléfonos móviles que se perpetró en Castro Urdiales en las últimas fiestas del Coso Blanco.
El modus operandi detectado por los cuerpos de seguridad cántabros es diverso. «Tratan de crear caos que nos tenga ocupados y en movimiento de un sitio para otro», refleja el informe. Por ejemplo, uno de los 'subgrupos' «requiere asistencia para uno de ellos (de sus miembros) por un ataque de ansiedad o algo parecido». Hasta el lugar llega ambulancia y policía, mientras en otro lugar perpetran robos. Tanto agentes de la Ertzaintza como de las policías locales son muy críticos con la facilidad con la que jóvenes infractores regresan a la calle tras ser detenidos.
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