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El santanderino Parque de la Teja, con varios tramos a distintas alturas, ofrece una buena vista del campus de Las Llamas. Ayer, poco antes de ... las cuatro de la tarde, la disfrutaban un vecino que paseaba al perro y un par de chicas que comían pipas sentadas en un murete de piedra. De la 'champanada' o botellón de fin de trimestre, que suele reunir en este parque a los estudiantes de la UC –y a jóvenes, en general–, no hubo rastro hasta las seis y media de la tarde.
En ese momento, unas 150 personas llegaron a reunirse en el lugar con sus bebidas, por lo general alcohólicas, y sus vasos, por lo general, de plástico. Pero fue una concentración fugaz. El amplio despliegue de la Policía Local de Santander en la zona frustró las intenciones de estos jóvenes de cumplir con una 'tradición' que, si bien ha quedado relegada durante los años de restricciones anticovid, ayer parecía reactivarse.
Los agentes invitaron a los participantes en el botellón a abandonar el parque, en algunas ocasiones con propuestas de sanción o denuncias mediante, dado el incumplimiento reiterado de los avisos, refirieron policías consultados. Así, a las siete y media de la tarde, la Teja estaba prácticamente desierta. Apenas un par de grupitos, bolsas en mano, decidía bajo la luz las farolas ya encendidas qué hacer y a dónde ir.
Sin embargo, a pesar de lo efímero de la 'champanada', el rastro de bolsas y botellas a medio consumir, abandonadas en los bancos y pretiles del parque, delataba el intento fallido de botellón. Conversando en voz alta, algunos jóvenes lamentaban esta imagen –«se puede dejar beber en la calle, pero hay que recogerlo todo siempre»– y también el hecho de que no les hubieran permitido celebrar el fin del trimestre como tantas veces han hecho – «nos tenían que haber autorizado a estar un rato, de una hora a una hora concretas; y luego nos vamos»–.
Después del desalojo del Parque de La Teja, comenzó un pequeño juego del gato y el ratón entre la policía y algunos grupos de jóvenes. Los segundos trataron de buscar asiento en el Parque de Las Llamas, a unos cientos de metros de la ubicación inicial, pero la Policía Local también tenía desplegados allí a sus agentes y les disuadió de intentarlo. Los municipales hicieron acto de presencia en un amplio radio del lugar, con varios coches patrulla circulando o controlando la zona que va de la calle Honduras a Las Llamas, apoyados, además, por alguna unidad de la Policía Nacional. Además, el equipo de seguridad de la UC también intervino complementariamente, indicando a los jóvenes la salida del campus.
Sobre las ocho y media de la tarde, la rotonda de la Plaza de la Ciencia fue el punto de encuentro de algunos jóvenes para decidir el cambio de planes. La Policía, por si acaso, permanecía a esa hora en la zona haciendo tareas de vigilancia y seguimiento. Sabían que la voluntad de los aspirantes a participar en el botellón es difícil de doblegar. No se equivocaban, porque pasadas las diez de la noche se siguieron acercando algunos grupos de jóvenes con bolsas curioseando y testando cómo estaba la situación. Al cierre de esta edición, la 'champanada' seguía frustrada. Pero quedaba noche por delante...
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