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Seguridad, confortabilidad y accesibilidad: estas son las tres características que debe reunir cualquier punto de vacunación contra el covid. Pero estos espacios tienen que adecuarse ... también al flujo de personas a inmunizar, algo que depende directamente de la cantidad de dosis disponibles. Ante la incertidumbre que rodea hasta la fecha al suministro de vacunas, Sanidad y el Servicio Cántabro de Salud (SCS) se preparan para cualquier posible escenario. De momento, mientras las dosis llegan con cuentagotas –son unos miles cada semana, y sin continuidad garantizada–, los hospitales y centros de salud tienen suficiente capacidad para administrar todas conforme se van recibiendo. Pero hay que pensar en la posibilidad de que la producción de las farmacéuticas aumente para responder a la demanda, y que las vacunas empiecen a suministrarse de forma masiva para inmunizar a toda la población cuanto antes.
«Actualmente la vacunación se puede asumir en nuestros espacios –explica Pedro Herrera, subdirector de Cuidados del SCS–, pero si se produjese un envío masivo de vacunas habría que utilizar otro tipo de espacios cerrados, con condiciones de seguridad y confortabilidad. Un escenario de máximos podría ser lo que estamos viendo en televisión en Estados Unidos: 'vacunautos' en vez de 'coroautos'. Ahora estamos estableciendo los criterios de seguridad para cada espacio».
A esto responde la búsqueda, por parte del Gobierno, de grandes espacios que puedan habilitarse como centros de vacunación, siempre que respondan a una serie de requisitos. «Estamos marcando criterios de seguridad muy ajustados, buscando espacios donde se pueda mantener la distancia de seguridad, que dispongan de una zona en la que las personas vacunadas puedan permanecer quince minutos ante una hipotética reacción adversa inmediata, y donde también puedan conectarse los dispositivos electrónicos necesarios. Hay que conjugar todas esas exigencias y estamos trabajando en esa línea, siempre supeditados al volumen de vacunas que vaya viniendo», añade Herrera.
Cinesa, la empresa que explota las salas de cine del Centro Comercial Bahía de Santander, fue la primera en ofrecer sus instalaciones –lo ha hecho en toda España– en caso de que sea necesario poner en marcha esos grandes puntos de vacunación. Según fuentes de la compañía, el Grupo Odeon, al que pertenece, ha mostrado esa misma disposición a colaborar en la campaña de vacunación contra el covid en otros países, y en el Reino Unido ya se han empezado a utilizar sus cines con este fin. «La razón que nos ha llevado a ello es principalmente una cuestión de responsabilidad. Estamos viviendo un año complicado desde el punto de vista de la ciudadanía y de las empresas. Creemos que por responsabilidad social debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para contribuir a una recuperación de la situación».
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Varios ayuntamientos de la región han comunicado al Ejecutivo cántabro su deseo de colaborar cediendo el uso de instalaciones como polideportivos, y también lo han hecho otras entidades: hasta la Gimnástica de Torrelavega ha ofrecido El Malecón como «instalación ideal para agilizar el proceso de vacunación». «Se trata de un escenario idóneo para ello pues se trata de unas instalaciones amplias, abiertas al aire libre pero también con disponibilidad de zonas cubiertas, con un parking muy próximo y también la posibilidad de organizar la entrada y la salida de personas por lugares bien diferenciados, evitando así la aglomeración de las mismas», señala el club en un comunicado.
De momento no hay acuerdos cerrados: no se manejan fechas y todo depende de los envíos de vacunas. «Vivimos al día», reconoce el subdirector del Cuidados del SCS. «Estamos al albur de lo que nos suministren».
En todo caso, este plan se pondría en marcha en la segunda fase de la campaña de vacunación, que, a falta de que el Ministerio de Sanidad marque el orden a seguir, contemplará como grupos preferentes a los ancianos, las personas con patologías crónicas que puedan sufrir más complicaciones al contraer coronavirus, y los cuerpos considerados esenciales, antes de extenderse a la población en general. Será entonces, si hay dosis suficientes, cuando pueda procederse a una inmunización a gran escala.
«Es en ese escenario en el que podrían utilizarse los polideportivos o las boleras, infraestructuras de la sociedad que ya no son del SCS. En estas tormentas de ideas se han valorado muchas posibilidades, siempre con esos criterios de seguridad, confortabilidad y disposición de vacunas, y ninguna de ellas es excluyente. Ojalá tuviéramos que estar vacunando en 'vacunautos', polideportivos, centros de salud y hospitales al mismo tiempo: eso significaría que tenemos vacunas a mansalva», concluye Herrera.
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