La política de cooperación de Cantabria financia 66 proyectos en doce países

En la actualidad, desde la Consejería de Educación, en la que cual se inserta la Dirección General de Juventud y Cooperación al Desarrollo, existen tres vías de cofinanciación de proyectos en otros tantos ámbitos: Cooperación al Desarrollo Humano y Sostenible, Acción Humanitaria y de promoción y defensa de los Derechos Humanos, y Educación para el Desarrollo en Cantabria. «La política de cooperación, más allá de su contribución a paliar problemas específicos o favorecer procesos de desarrollo, debe ser un pilar a la hora de avanzar hacia una Cantabria más consciente, responsable y socialmente comprometida». Las palabras del consejero Francisco Fernández Mañanes dan voz a los números y a la filosofía que respalda su departamento. Los dos millones de euros destinados de forma específica por el Ejecutivo cántabro en los Presupuestos de 2019 en ayudas o subvenciones para programas y proyectos de cooperación de entidades sin ánimo de lucro suponen otro aumento respecto al presente ejercicio (+5,3%), multiplican por cuatro el dinero invertido para el mismo fin en 2016 y contribuyen a cerrar la legislatura con más de cinco millones totales dedicados a subvencionar 66 proyectos en doce países: Jordania, Chad, Palestina, Gambia, Malí, Guinea Bissau, Camerún, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Bolivia y Colombia.

No hay ningún otro concepto que haya experimentado un crecimiento porcentual de tal envergadura a lo largo de los últimos cuatro años como la Cooperación al Desarrollo (+344%). Aunque las cifras están aún lejos de las invertidas durante la pasada década antes de la llegada de la crisis -se llegaron a alcanzar los seis millones anuales de presupuesto- se trata de un «evidente cambio de tendencia» después de los años en los que «el Gobierno del PP desmanteló la cooperación convirtiéndola en una política insignificante, residual y testimonial».

Una apuesta económica que se ha completado este mismo año con la puesta en marcha del II Plan Director de Cooperación al Desarrollo de Cantabria 2018-2021, hoja de ruta para el Gobierno y también para el resto de agentes que define la política de cooperación durante los próximos ejercicios de una manera «estable, comprometida, eficaz y coherente».

Las subvenciones son una «herramienta más» del trabajo de concienciación de la sociedad cántabra, incidiendo en valores de «solidaridad y equidad», sostiene Mañanes. Además, son una forma de asumir «nuestra responsabilidad global y afrontar el reto de impulsar una cooperación al desarrollo concertada, coordinada y de calidad, centrada en erradicar la pobreza, reducir las desigualdades, defender los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, promover un crecimiento inclusivo y la sostenibilidad medioambiental». Porque la cooperación internacional, a todos los niveles, incluido el autonómico, es un elemento «clave» en la consecución de las pretensiones de la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que prioriza que los problemas globales «deben ser abordados también a nivel local-regional como parte de una responsabilidad compartida».

Las ayudas más cuantiosas concedidas en 2018 son las que van destinadas a la cofinanciación de intervenciones relativas a Cooperación al Desarrollo Humano y Sostenible que se realizan en países en vías desarrollo y que tienen la finalidad de satisfacer de forma directa las necesidades fundamentales de las poblaciones desfavorecidas, atendiendo a prioridades como los derechos, la equidad de género y la sostenibilidad ambiental. Aquí se incluyen, por ejemplo, los 114.313 euros recibidos por la ONGD Alianza por la Solidaridad para mejorar el acceso de las mujeres y las adolescentes a la atención de salud reproductiva en Pucarani y El Alto (Bolivia), los 97.000 euros que fueron a parar a manos de Ayuda, Intercambio y Desarrollo para potenciar la atención social y sanitaria a la población más desfavorecida de Guinea Bissau o los 102.000 que la Fundación Entreculturas, Fe y Alegría dedicó a promover entornos saludables de aprendizaje y convivencia para niños y niñas en la región de Guéra (Chad).

Por su parte, las intervenciones de Acción Humanitaria y de promoción y defensa de los Derechos Humanos incluyen las dimensiones de prevención, protección, rehabilitación y reconstrucción, junto con las de sensibilización e incidencia a favor de las víctimas de crisis, ya sean provocadas por catástrofes naturales o de origen humano. Y, además, están orientadas a la promoción y a la prevención de violaciones de DDHH así como a la protección de las víctimas y a la incidencia política. Aquí las subvenciones del Gobierno han ido para mitigar el impacto de la escasez de agua en la comunidad jordana de acogida en Dhahr Al Sarow (desarrollado por Alianza por Solidaridad) o para fortalecer el sistema de protección humanitario en la prevención y atención a las violencias sexuales y de género que sufren las mujeres refugiadas sirias y las vulnerables jordanas (tarea de la Asamblea de Cooperación por la Paz).

Por último, las acciones de Educación para el Desarrollo en la propia Cantabria están orientadas a promover una ciudadanía global activa y comprometida en la lucha contra la pobreza, las desigualdades y por los derechos humanos. Para ello, se favorecen procesos de sensibilización, formación, investigación, incidencia política y movilización social con propuestas de transformación social para la promoción del desarrollo humano sostenible. Entre los proyectos que han recibido este año ayudas gubernamentales se encuentran '17 coles, 17 retos' (de la ONGD Imagine), 'Combatir la desigualdad' (Oxfam Intermon), 'Escuelas sin racismo' (Cooperación por la Paz), 'Las familias cántabras descubren el consumo justo' (Proclade) o 'Te quiero libre: construyendo una sociedad igualitaria desde los centros educativos' (Fundación Diagrama).