Borrar
Quiñones, en el último pleno al que acudió, el 30 de enero. Daniel Pedriza
Política desde niña

Política desde niña

Ainoa Quiñones, delegada del Gobierno en Cantabria ·

La economista y profesora de la UC llega al cargo aupada por Pedro Casares, aunque él lo niega y atribuye la elección a Pedro Sánchez

Violeta Santiago

Santander

Martes, 11 de febrero 2020, 07:16

Ainoa Quiñones (Madrid, 1982) creció en Belmonte, una pequeña localidad de Cuenca donde, de niña, veía como los vecinos llamaban a la puerta de su casa para tratar problemas del pueblo con su padre, que fue concejal socialista durante años. «Venían a cualquier hora, aunque fueran las 11 de la noche». Quizá de ahí le venga la «gran vocación por el servicio público» que Pedro Casares, uno de sus valedores en el PSOE, subraya como una de las virtudes que le llevaron a elegirla como número dos en su candidatura para el Ayuntamiento de Santander la pasada primavera. Aunque si hay algo en lo que coinciden quienes conocen a esta economista es que es una mujer enfocada a lo que hace, tenaz. Ella lo corrobora de forma indirecta, al definirse como «muy deportista» y amante de los trails de montaña, lo que le ha llevó a participar en Los 10.000 del Soplao, una prueba cuya preparación exige constancia. En esto «estoy por encima de la media», ríe al otro lado del teléfono. Cumplió el reto hace tres años: le costó 11 horas.

Es de suponer que no será en lo único en lo que sobrepase el promedio, porque ha llegado a delegada del Gobierno en Cantabria a los 37 años con el reconocimiento a su valía de quienes la tratan, que la consideran «profesional y discreta». Un estrecho colaborador la dibuja como una mujer «inteligente que no pelea por el protagonismo ni por la foto, algo que no todos entienden en el PSOE. Está en política para hacer y sumar, no para competir».

Al retratar la vertiente pública de Quiñones, Pedro Casares ha de salir en la imagen. Ella llevaba más de una década en el PSOE de Cantabria (reside en Mortera y se fogueó como concejala en Piélagos), si bien fue el ahora diputado nacional quien la aupó a primera línea, convirtiéndola en su mano derecha durante la campaña electoral local de 2019, que fue eterna. La delegada había dado un paso importante dentro del partido al situarse en el Congreso del PSC-PSOE como parte de la Ejecutiva de Pablo Zuloaga, con quien confiesa tener «una muy buena relación y confianza». Una Ejecutiva regional, sin embargo, está demasiado poblada y la visibilidad real le llegó de la mano de Casares, quien le hubiera encargado la gestión económica municipal si hubiera llegado a alcalde.

Pero los socialistas no lograron el vuelco político en la capital cántabra y, solo nueve meses después, los dos amigos están fuera del Consistorio: Casares ejerce ya en el Congreso y su segunda tomará posesión en breve de su nueva responsabilidad, en donde espera «hacerse pronto» con el puesto. Algunas voces del partido socialista, donde bajan aguas turbulentas y suspicacias entre corrientes, señalan a Casares como promotor de su compañera a su actual cargo, algo que él rechaza de plano. «A Ainoa la ha designado el presidente del Gobierno, que la conoce perfectamente» porque trabajó en el grupo que ayudó a la confección del programa electoral de las siglas.

Y es que la elegida encaja como un guante en el nuevo PSOE: es profesora de Administración y Empresas en la Universidad de Cantabria y, como investigadora, estuvo tres meses en el Reino Unido. Da buena imagen, «tiene carácter» y, además, es mujer, joven, «muy comprometida y muy feminista», características que cotizan al alza con el presidente.

Más de uno, no obstante, se resiste a pasar por alto su parentesco con el sociólogo de cabecera de Sánchez, la otra relación que le habría «allanado mucho el camino». Su esposo Sergio Tezanos -también profesor en la UC- es uno de los cuatro hijos del más discutido presidente del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), el santanderino José Félix Tezanos, a quien se ha acusado reiteradamente de haberse pasado con la cocina en las últimas encuestas electorales para dejar el guiso a gusto del PSOE.

Sea como sea, a Quiñones nadie le quita que ha sabido conciliar su vida académica con su dedicación política y con la personal y eso que tiene dos hijos pequeños. Aquí juega un papel relevante un marido convencido de que la crianza de Hugo (siete años) y Vega (cuatro) es algo que hay que llevar a medias lo que, a ella, «una mamá gallina», le ha dejado espacios para moverse.

La Escuela de Ingeniería será escenario, este martes, de sus últimas clases. Este miércoles se incorpora a su nuevo destino y le da una «pena enorme» dejar la vida universitaria, donde ha hecho los numerosos amigos que se desayunaron el sábado con su designación. Está segura de que echará mucho de menos su actividad docente en la UC, a la que llegó en 2008 en calidad de profesora asociada. Hoy ya tiene plaza fija, a la que podrá volver cuando quiera.

Eso sí, nunca podrá negar el entusiasmo por la política que le viene de la infancia ni mucho menos el que siente por el PSOE. En su Twitter se verán pocas opiniones en primera persona (casi todas están relacionadas con la causa feminista) y sí mucho retuiteo oficial: del partido, de la cuenta de La Moncloa, de los socialistas de Santander y de Pedro Sánchez. Un tuit podría haber llamado la atención el pasado lunes, en plena polémica entre el delegado del Gobierno saliente (Eduardo Echevarría) y el presidente de la Autoridad Portuaria (Jaime González) a causa de los polizones que hacen sufrir al Puerto. Su reflexión decía así: «No hay que buscar culpables, sino soluciones». Cuatro días después llegó su nombramiento como representante del primer gobierno de coalición.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Política desde niña