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Para un conductor con la 'L' recién estrenada, el cruce de Sarón tiene algo de prueba de fuego. Los que tienen experiencia lo tienen ... en su lista. Como el del centro de Comillas, que forma un tapón. Como tener que atravesar Potes en agosto y comerse algún atasco. O como recorrer, sin alternativa, la Avenida de Solvay, por Barreda. La solución pasa por una «desviación provisional o definitiva de un trecho de una carretera o camino». Así define la RAE 'variante'. Y eso, variantes, es lo que está en la hoja de ruta de la política de carreteras en Cantabria. A falta de conocer los detalles del renovado Plan de Carreteras en el que trabaja el Gobierno regional -ayer no quisieron comentar nada a este periódico sobre el asunto-, varios proyectos destacan en el horizonte próximo con esta idea. Y destacan por su impacto en la forma de circular por puntos muy conocidos -y conflictivos- de la red y también por su importe. Ya no es la pequeña vía para llegar a un barrio alejado. Ya no es arreglar esto o aquello (eso va por otro lado). Son obras con una importante inversión. Caras. Para muestra, el contrato de 18 millones recién aprobado por el Consejo de Gobierno para poner en marcha la variante de Renedo. De hecho, cerca de 60 millones están movilizados (adjudicados, en trámite o en cálculo) ahora mismo para construir variantes o viales similares.
Hay proyectos que ya estaban en el Plan que dejó preparado el Gobierno anterior, otros que se han agilizado en los últimos meses y falta saber si el nuevo documento quita, añade o cambia algo (desde la Consejería de Fomento dicen que sí, pero no concretan por ahora) de lo que ahí estaba descrito. Lo más palpable, lo visible hoy, es la carretera Viveda-Duález. El consejero Roberto Media aseguró recientemente que estará terminada antes de final de año. Es más tarde de lo previsto porque fue necesario un modificado del proyecto de cara a retirar los residuos contaminantes de Sniace (va a suponer 1,5 millones más, que se sumarán a los 5,8 en los que se adjudicó a SIEC el proyecto). Aquí, en resumen, se trata de 'aliviar' la travesía por Barreda. La conocida Avenida de Solvay, saturada a menudo por la acumulación de vehículos tanto de tráfico como de contaminación.
Siete proyectos
Renedo Se acaba de aprobar el contrato (18 millones de euros) para un nuevo eje que bordeará por el oeste el casco urbano de la localidad.
Viveda-Duález La carretera estará lista este año. Aliviará el paso por Barreda, habitualmente congestionado.
Sarón Ya adjudicado (15,7 millones). Una carretera que rodeará Sarón, La Abadilla y Santa María de Cayón. El famoso cruce tendrá menos tráfico.
Los Corrales En septiembre tenían previsto sacar a licitación el estudio de las alternativas para alejar el tráfico pesado del centro.
Ampuero En octubre se anunció la redacción del estudio informativo.
Comillas La idea es aprovechar un vial ya existente por Rovacías para aliviar el tráfico en el cruce del centro, que forma muchas veces un tapón, sobre todo en verano.
Potes Hay un trazado ya pensado para evitar el paso por el centro desde hace años y hay una cantidad en el presupuesto, aunque no se ejecute. No hay novedades por ahora.
Si nada se tuerce, lo siguiente será la variante de Sarón. En octubre, la mesa de contratación ya hizo una propuesta de adjudicación. La factura, 15.738.798 euros. El punto conflictivo, el complicado cruce en el centro del pueblo (más de un susto se ha llevado alguno). La fórmula para aliviar el tráfico en esa zona (y en más), un vial de cuatro kilómetros que rodeará Sarón, La Abadilla y Santa María de Cayón sin necesidad de atravesar estas tres localidades. «Lo que ahora se hace en diez minutos, se hará en tres», se explicó cuando se presentó el proyecto, que busca conectar la parte de Obregón con Villacarriedo y Selaya sin tener que atravesar esos tres núcleos poblacionales cayoneses. Cuando empiecen a trabajar tendrán -según contrato- 32 meses para acabarlo.
En la lista de lo más avanzado -que no significa que sea inminente- figura también la variante de Renedo. Otra localidad que hay que atravesar al volante. Está avanzado porque el Consejo de Gobierno ha aprobado esta misma semana el contrato -18 millones-. Eso supone iniciar los trámites decisivos. Pero antes toca eliminar el conocido paso a nivel del núcleo urbano. De hecho, la obra garantizará la continuidad de la red viaria una vez quitado ese paso. Básicamente, se diseñará un nuevo eje a lo largo de 600 metros que bordeará la capital de Piélagos por el oeste. Será una intervención en la entrada del pueblo desde el tramo procedente de Puente Arce. Se cogerá la variante desde una rotonda y se volverá al camino actual más adelante por otra.
La lista sigue, si bien con proyectos que están en una fase más inicial. En noviembre, por ejemplo, el Ejecutivo anunció que retomaba el proyecto de la variante de Ampuero. En total -calculan-, ocho millones para lograr una «notable mejora» en el tráfico del casco urbano del municipio, ya que se desviará el paso de camiones hacia el polígono industrial. Se habló entonces de comenzar con la redacción del estudio informativo de esta vía que unirá la N-629 con la carretera regional CA-258 por el norte de Ampuero.
Otros ocho millones calculan que costará la variante de Los Corrales de Buelna. Desde el Gobierno indicaron en septiembre que habían dado instrucciones para sacar a licitación el estudio informativo, por un importe de 154.880 euros, en el que presentar las alternativas para alejar el tráfico pesado del casco urbano. Dos kilómetros desde la recta de La Agüera y hasta conectar con la glorieta que enlaza con el vial entre Corrales y Puente Viesgo.
Se trata de buscar ideas para 'circunvalar'. Justo eso han hecho en Comillas. Allí se les cayó el proyecto de variante ante las denuncias de los ecologistas por el impacto ambiental que supondría. Pensaron entonces, como alternativa, en la vía que ya existe por la loma de Rovacías. Un desvío desde la rotonda de entrada a la villa hasta la zona de Puente Portillo que permitiría llegar a las playas de Oyambre o de Comillas sin necesidad de pasar por el famoso cruce. Desde el Ayuntamiento indicaron a la Consejería que sería necesario ampliar esa carretera y mejorarla, pero que serviría sin hacer una nueva. En Fomento les pareció bien y el Consistorio está preparando el proyecto.
Y, aunque no hay novedades desde hace tiempo, también hay que incluir a Potes en esta lista. Una idea que viene de lejos (ya en 2002 se movieron papeles). Hay un trazado ya diseñado en Carreteras. Desviarse hacia Vega de Liébana justo antes de llegar al casco urbano y, por la trasera del cementerio, llegar hasta la rotonda de Santo Toribio. Evita pasar por el mismo centro (el trazado inicial colocaba el desvío en Cillorigo, pero ese municipio no estuvo conforme).
Tanto en Comillas como en Potes puede surgir una duda. ¿Evitar el paso por el centro puede hacer que paren menos turistas? Los alcaldes -Teresa Noceda (PRC) y Javier Gómez (PP)- lo tienen claro. No. «Comillas tiene un caché y la gente que quiere venir, viene. Serviría para que el va a la playa a Oyambre o a Comillas se desvíe. Y mejoraría el cruce, que es para lo que buscamos soluciones», dice Noceda. «Potes -señala Gómez- tiene suficiente entidad para que se circunvale sin dejar de parar. Además se haría desde el mismo Potes y viendo el centro en todo momento. Lo que hay que hacer es dar facilidades para acceder y para aparcar».
En una semana con La Pasiega en el centro del debate, cabe recordar que la Consejería de Fomento dio luz verde medioambiental en noviembre a la carretera regional que unirá el polígono con la ronda de circunvalación S-30 y de ahí a las diferentes autovías. En concreto, el vial, de algo más de seis kilómetros, conectará la S-30 a través del actual enlace de Villaescusa con el acceso que da servicio al vertedero de materias inertes de Carceña, en las inmediaciones del área logística de Parbayón. La carretera, cuya construcción fue presupuesta hace años en un montante total de 18 millones de euros, discurrirá sobre terraplén los primeros 600 metros, enlazará con la carretera que une Parbayón con Riosapero (CA-403), incluye dos viaductos y terminará en el entronque al vial de acceso al vertedero del monte Carceña. En el futuro, este trazado se podrá prolongar –así se recogía en el proyecto que salió a la luz en 2009– más allá del centro logístico, hasta la localidad de Carandía.
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