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Eva Guillermina Fernández Consejera de Turismo
«Como es sabido, este Año Jubilar ha tenido dos partes bien diferenciadas que se corresponden con lo que ha gestionado el anterior Gobierno y lo que estamos gestionando nosotros actualmente. Es indudable que cuando hemos llegado ya estaba todo en marcha, pero también que ... había muchos compromisos de palabra, falta de presupuesto y mucha improvisación». Así empieza el balance de la consejera de Cultura, Turismo y Deporte, Eva Guillermina Fernández. Ella –como su predecesor, Javier López Marcano– se detiene en el impacto que para el balance tiene el cambio de Gobierno en plena celebración –aunque sus visiones, claro, son opuestas–.
«La nueva dirección de la Fundación, con Pilar Gómez Bahamonde al frente –prosigue la consejera–, lleva meses trabajando en un nuevo proyecto que trasciende la efeméride que clausuramos este domingo.El Camino Continúa no es un eslogan vacío, sino una declaración de intenciones. Es la puesta en valor de un camino de peregrinación Patrimonio de la Humanidad, que es un tesoro que debemos cuidar siempre y no solamente utilizarlo cada cuatro años como una fiesta más».
Fernández remarca que «el Camino Lebaniego está tejiendo alianzas con las Ciudades Santas», con quienes se reunirán «en octubre en Caravaca de la Cruz». Y prosigue: «Está abriendo nuevos mercados (que no lo son tanto) en la red de destinos turísticos religiosos a la que nos adherimos en Fitur como socios fundadores».
En esta enumeración destaca que, en esa labor de la Fundación, están «en contacto directo con sus gentes». «De San Vicente de la Barquera a Liébana el camino debe dejar huella tanto en el territorio como entre quienes lo habitan. Debemos cuidar el camino y que sea fuente de riqueza para todas las localidades que atraviesa. Y eso no se puede circunscribir a una efeméride que tiene lugar cada X años», explica.
En este punto hace balance: «Haber puesto todo eso en marcha y mirar al siguiente Año Jubilar con una hoja de ruta bien definida, que iremos concretando en los próximos meses a través de un Plan Director. Creemos que desde la llegada de la nueva directora se ha empezado a notar el cambio de rumbo y ahora el objetivo es que, desde esta base, trabajemos en un proyecto que es bueno para Liébana, Cantabria y España, ya que nuestro país es un referente mundial en caminos de peregrinación. Eso es lo que tenemos que saber explotar, y que hasta ahora no se ha hecho».
Javier López Marcano Exconsejero de Turismo
Como la persona que le sucedió en el cargo, el exconsejero Javier López Marcado también arranca su análisis apuntando al cambio de Gobierno. «Ha habido dos momentos. Uno, los dos primeros meses, que a mí me correspondió gestionar junto a los meses previos en los que dejamos preparada la programación del primer semestre». Y distingue entre esas dos etapas. «Hubo un principio de búsqueda incesante de promoción a largo plazo, de luces largas, con la mirada puesta en el ámbito internacional y proactiva. Y luego, una etapa mucho menos ambiciosa». Explica que esa falta de ambición «se ve en la clausura». «Dista mucho de la que nosotros ya estábamos preparando. Lo que han hecho –se refiere a este fin de semana– se acerca más a la programación de una semana cultural. Las cofradías gastronómicas siempre estamos y los coros cantando en las iglesias en las misas de los domingos estarán como tantas veces durante el resto del año. No es una programación de largo alcance que contribuya a poner Santo Toribio en el mapa».
Marcano se defiende las acusaciones de falta de presupuesto una vez dejó el cargo. «Como se demostró con la respuesta a la petición de documentación en el Parlamento, a fecha 31 de diciembre había 1.180.000 euros. De ellos, 1.002.000 estaban comprometidos para pagar lo que ya estaba hecho a lo largo del año. Quedaban 178.000 euros más. Por lo tanto, nunca la ausencia de fondos condicionó las actividades y la programación, aunque se usara como pretexto». De hecho, señala que en el presupuesto de 2024 él mismo promovió en el Parlamento «una enmienda a los presupuestos propios para aportar medio millón de euros más a la Fundación Camino Lebaniego».
Preguntado por el menor impacto turístico de lo esperado, señala a los que le sucedieron. «Me parece la consecuencia de una falta de promoción ambiciosa. Congrega más gente en Liébana un acontecimiento de primera magnitud que, con todo respeto, un concierto en Avellanedo, en Pesaguero, que tiene 18 habitantes. Si bajas el pistón de la programación, quitando lo que heredaron... No ha habido la misma fuerza e interés, ni actividad en Liébana... Se hizo una exposición de Dalí, el concierto de Ara Malikian con miles de personas... Y se acabó en septiembre con el festival con Nando Agüeros, que dejamos preparado nosotros. El cambio de Gobierno ha perjudicado al Año Santo Lebaniego».
Su llegada a la Diócesis también fue ya con el Año Jubilar en desarrollo. Un relevo en el Obispado. Por eso, su balance está «limitado al tiempo» que lleva como obispo. Con todo, Arturo Ros se ha empapado de la realidad que supone la celebración, el lugar. De su trascendencia para Cantabria. Más que eso, asegura estar «impresionado» con la historia de Liébana, la reliquia, el monasterio... A través de «una primera visita personal», de tener el «Lignum Crucis en las manos» o de actos como «el jubileo de los sacerdotes», que vivió recientemente. «Veo mucho presente y futuro». Eso no le impide reconocer que «los números han sido menores de lo esperado». «Los resultados no han creado la satisfacción que nos gustaría tener». ¿Conclusión? «Lección aprendida para trabajar desde ya, mejorar y animarlo más. No hay que esperar al próximo Año Santo para hablar de Liébana. Es una joya. Y no sólo por el hecho contable. Es más por el valor que implica la reliquia, la peregrinación, Liébana... Tenemos que trabajar más, todos unidos, conseguir que se implique Cantabria en general. Yo, por mi parte, ya tengo asumido que debo ponerme a trabajar enseguida».
Ros conjuga esa visión realista de lo sucedido, que no pretende esconder nada, con un espíritu optimista. «Dije hace tiempo que tenía que hacerlo mío en el sentido de mi nuevo papel como obispo y ya puedo decir que me he enamorado de Liébana. Tener la reliquia en mis manos y venerarla me crea mucho ánimo. Me crea una sensación interior muy buena y la certeza de que hay mucho y bueno por hacer».
Y, de hecho, de cara al acto de hoy –en el que jugará un papel destacado ante la Puerta del Perdón–, deja una frase que resume su reflexión: «Clausurar es volver a empezar».
Uno de los aspectos que condicionan todos los balances sobre el Año Jubilar tiene que ver con la escasez de datos fiables, rigurosos, para medir los efectos de la celebración. Su impacto concreto. Más allá de las acreditaciones que sellan los peregrinos al llegar a su destino, no hay un sistema de conteo eficaz para saber el número de personas que pasa por Santo Toribio (algo que el Gobierno se propone mejorar) o el efecto que tiene sobre las visitas a Liébana y a Cantabria. Así, la visión de los Franciscanos que custodian el Monasterio resulta decisiva. Sus sensaciones son uno de los mejores termómetros. «El Año Jubilar ha sido más flojo que los anteriores. En estos últimos días y en los meses de verano es cuando más gente ha venido. Pero hemos tenido muchos menos autobuses y días de no llegar ninguno, cosa que en los años anteriores no pasó, aunque nevara». Lo dice el Padre Guardián de Santo Toribio de Liébana, Juan Manuel Núñez. Una voz más que acreditada para hacer balance por el contacto directo con los que acuden a diario, peregrinos del camino o visitantes.
Su reflexión no incluye paños calientes. Y habla también de causas. «Ha habido –afirma– menos promoción. No se ha enviado propaganda a parroquias de fuera de la región y ha habido menos gente de parroquias y arciprestazgos de Cantabria». De su análisis (recogido por Pedro Álvarez, corresponsal de El Diario Montañés), destaca especialmente una frase muy significativa: «Hemos tenido días de muy poca gente en la misa del peregrino, algunos con cuatro o cinco personas».
Eso sí, en la línea del balance general, especifica que «lo que sí ha habido es más peregrinos a pie». Más gente que ha llegado tras completar el camino y sellar su credencial en la oficina junto al monasterio.
Se ciñe a la parte que le toca, «desde noviembre», y a lo que tiene que ver con el Camino. «El balance es positivo. Estamos reforzando las alianzas con Europa. Desde enero somos socios fundadores en la Red Mundial de Destinos de Turismo Religioso con La Meca, Tíbet o Jerusalén. Tenemos un crecimiento orgánico. El camino pasa por pequeñas localidades y es una prioridad proteger el modo de vida de los lugareños y la experiencia de los peregrinos. Queremos que el camino sea genuino y que siga siéndolo. Buscamos calidad, más que cantidad. La consolidación del Camino como referente de peregrinación, instrospectiva, reto y espititualidad. Este año es un punto de inflexión». Talleres en invierno o conciertos pasada la clausura en localidades del camino, apoyo para mantener albergues abiertos... Dice que «es el inicio de un paradigma distinto en la gestión de este recurso».
«Este Año Jubilar es el de la consolidación del Camino Lebaniego. Partimos en 2021 con un solo albergue abierto y llegamos a abril de 2023 con diez, se señalizaron más de 700 kilometros de caminos desde Oviedo, León o Palencia. Se arregló el Monasterio y se conservaron las pinturas murales medievales de Liébana...», destaca Bahíllo, que enumera lo conseguido en su etapa en la Fundación. «Fondos europeos para los caminos de Santiago y lebaniego por valor de 7,5 millones destinados a albergues y mejoras en el camino. Destacar que entramos en la Federación Europea de Caminos de Santiago y los acuerdos con asociaciones de peregrinos y con las administraciones regionales de los caminos». Y recuerda que dejaron «hechos los proyectos para una alternativa en bici al camino, disminuir el tramo de carretera en siete kilómetros y un puente tibetano en Lebeña». «Los proyectos y líneas de trabajo quedaron marcadas».
A Francisco Martín le tocó desde el Gobierno regional encabezar la gestión del anterior Año Jubilar. No fue fácil. En tiempos de crisis, el presupuesto se quedó lejos de otras ediciones. Y tampoco ayudó que el concierto estrella, el de Enrique Iglesias en los Campos de Sport, acabara con una pitada. Desde la experiencia, su visión de lo sucedido este año tiene peso: «Ha sido un Año Jubilar marcado por un cambio de Gobierno y, por lo tanto, con dos líneas argumentales. Como resultado, creo que no ha cumplido las expectativas ni en cifras ni en alma». «Lo principal –añade Martín de cara al futuro– es reaccionar y mirar para adelante porque cuesta mucho consolidar un destino de peregrinación y se ha roto una tendencia mantenida de crecimiento del destino. Hay que repensarlo y trabajar mucho con la hostelería de Liébana para retomar el pulso del Camino entre años Jubilares».
Asegura que «Liébana en sí ya cuenta con un turismo diverso y fiel». Y «el Año Jubilar no ha hecho que crezca, salvo con eventos puntuales». «Consideramos –dice– que el Año Jubilar se merece una promoción continuada y no sólo con grandes actos puntuales. Están muy bien, pero hay que repartir mejor la promoción, que debería comenzar ya para el siguiente Año». Desde Hostelería insisten, sobre todo, en «cuidar el camino». «Ya en su momento recibimos quejas. Falta de señalética o señales directamente en el suelo, sin desbrozar, lleno de ramas y sin ningún alojamiento donde poder quedarte o tomarte un café. Hay que dejarse asesorar por los agentes implicados, como hosteleros, comerciantes y vecinos. Trabajar para dar la relevancia que se merece al camino potenciando la llegada de visitantes, sobre todo de fuera. En muchos casos, ni en Cantabria se dispone de información. Hay mucho que mejorar».
«Ha pasado con más pena que gloria. No ha repercutido en una mayor ocupación y el movimiento de peregrinos mayoritariamente ha sido de ida y vuelta en el día», resume desde la Asociación de Turismo Rural. Eso sí, recuerda que «las puertas del santuario y de Liébana siguen abiertas». «El Camino Lebaniego debería seguir como un atractivo para vivir la experiencia de camino no sólo lebaniego. En la Edad Media no se hacía el camino a Santiago sin pasar por Santo Toribio. Sin transitar por Liébana. Y eso daría riqueza turística». Blanco insiste: «El Año Jubilar no ha tenido impulso para una mayor ocupación. Algunas de las actividades más llamativas no resultaron. Puntualmente alguna fuera del escenario de Liébana sí ayudó a tener alguna reserva. Pero hay que dotar al camino de la infraestructura y los servicios que lo conviertan, además de en una agradable experiencia de los peregrinos, en un producto turístico».
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