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A Groucho Marx suele atribuírsele una frase muy chocante: «Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros». Más allá de su humor provocativo, María José González Revuelta lo considera un diagnóstico certero para explicar el fichaje de la senadora Esther Merino ... por Ciudadanos para optar a la Alcaldía de Cabezón de la Sal en la municipales de mayo junto con dos de sus concejales. Merino que ha tocado todos los palos de la política regional con el PP -concejala, alcaldesa, diputada y senadora- había perdido el favor de la dirección regional, que ya tenía preparada la maleta en la puerta para cuando se acabase su mandato. Ella, que apoyó a Ignacio Diego en la lucha por el control de la formación y se enfrentó a María José Sáenz de Buruaga, se ha buscado la vida por su cuenta para seguir en primera línea. Ha cambiado el azul por el naranja. Dice que hace tiempo que no se sentía «cómoda ni identificada con el proyecto político del PP», aunque eso no fue motivo suficiente para abandonar el barco mientras era senadora y cobraba un sueldo público. Ha esperado a que se disolvieran las Cortes para darse de baja en la que fue su casa durante años. Junto a ella se han ido José Luis Conchas y Óscar López, que se quedan en el Grupo Mixto.
La marcha de Merino es la última en una extensa lista de políticos que cambiaron de chaqueta. Sebastián Moreno publicó en 2010 un libro titulado 'Camaleones, desmemoriados y conversos', que retrataba a los «virtuosos de los cambios de idea». «Aunque todo el mundo tiene derecho a rectificar, en mucho casos se trata de medrar políticamente», contaba el autor. «Lo que pasa es que bajarse de un tren en marcha sin romperse la crisma o cambiarse de chaqueta de la noche a la mañana sin que se note es un arte. Y en España no sobran los artistas».
Más de una veintena de políticos han cambiado de color, y no se descartan más, en los últimos tiempos. Del azul al naranja. De azul al verde. De rojo al azul. Del naranja a colores nuevos. Y otros que han llamado a muchas puertas sin suerte.
VOX
Ciudadanos, al menos de momento, se ha convertido en el refugio favorito de los desencantados en los últimos meses. Aunque en la historia de la política regional, ninguna sigla pasaría la prueba del algodón. Los naranjas han aprovechado aquello de 'a río revuelto, ganancia de pescadores' para lanzar la caña a unos cuantos desencantados del PP y, de tanto echar la red, se les ha colado «alguna rana», como dicen irónicamente en referencia al exdirector general de Cultura del PP Joaquín Solanas.
PP
Él fue uno de los primeros dirigentes 'dieguistas', afines al expresidente popular, que abandonó el barco. El primer paso fue crear un movimiento crítico llamado Lealtad Popular con la intención de dar algún quebradero de cabeza a Sáenz de Buruaga y a la cúpula del PP. Pero el proyecto duró un suspiro. Le abrieron un expediente de expulsión y, visto que no había nada que rascar, se afilió a Ciudadanos. Una reconversión que le llevó del amor al odio en un paso. Del sector oficialista a convertirse en un dirigente crítico que presentó sin suerte batalla a Félix Álvarez y Rubén Gómez para hacerse un hueco en las listas. Algo parecido a lo que le pasó a José López, que llegó a ser secretario de Organización tras ingresar directamente desde las filas Vox.
Su compañero de aventuras en Lealtad Popular, el exdiputado popular Carlos Bedia, también trató de acercase a Ciudadanos, aunque los naranjas insisten en que rechazaron incorporarle. El que fue el ariete contra Miguel Ángel Revilla durante el gobierno de mayoría absoluta del PP en vez tirar la toalla llamó a la puerta de Vox. Su entrada fue tan ruidosa que los de Santiago Abascal tuvieron que mandar un comunicado para recordar que entraba como un militante de base más y, como tal, se ha puesto a currar y a recorrer la región en las mesas informativas. Los de Santiago Abascal también coquetean con Emilio del Valle, que fue consejero de Presidencia en el Gobierno de Sieso, y con el exconcejal de Torrelavega Ángel Bercedo, que ya ha ingresado en sus filas.
Ciudadanos
Con otro poso entró el expresidente de Nuevas Generaciones, Javier Fernández Soberón, que cumplió lo que mandan los estatutos de Ciudadanos. Llegó a Ciudadanos junto a otros militantes medio año después de darse de baja del PP y cuando estaba de concejal no adscrito. Al igual que Alodia Blanco, exdiputada, exconcejala y exsecretaria general del PRC en Castro Urdiales. Después de que Revilla la diese la 'carta de despido' y entregase el control del partido en la villa al empresario y exdiputado Jesús Gutiérrez, Blanco fundó su propio partido, Mas Castro, que se aliaría con el ya disuelto Anexión a Vizcaya. Ella fue de cuarta en la lista municipal pero no salió elegida.
Cuando vio el ascenso de Ciudadanos se afilió y, enseguida, tomó el control de la agrupación. Blanco lleva meses trabajando en incorporaciones a su equipo. Ya cuenta con Javier Muñoz, que dimitió a finales del año pasado como concejal del PP, José María Liendo, que lo hizo el pasado 13 de marzo y en breve se sumará al partido, y no descarta sumar a Demetrio García, el único representante que sacó Mas Castro.
Ciudadanos también ha absorbido a los representantes de Compromiso por Cantabria Castañeda, Marina de Cudeyo, Cieza y Guriezo. Todos los municipios donde el partido que fundó, entre otros, el exconcejal regionalista Francisco Sierra. Paco o 'Pacu', como le denominaban en función de las siglas que militase en ese momento, participó en conversaciones para crear una confluencia de izquierdas que se vio truncada en 2015. Sierra finalmente fue candidato a la Alcaldía de Santander con un nuevo partido que apareció en las elecciones municipales de 2015, Compromiso por Cantabria, tras un acuerdo con el movimiento social Cantabria Abora para un «bloque electoral cántabro y progresista». A comienzos de año pasado, se afilió en la web como militante de base naranja. Además de Sierra están Cristina Gómez (Marina de Cudeyo), Alberto Alcubilla y Dolores Cuevas (Grupo Municipal Zieza) y ha montado una agrupación en Colindres con exmilitantes de Nuevas Generaciones.
Los cambios de siglas no han llegado con la ruptura del bipartidismo y las nuevas formaciones. Solo hay que viajar en la máquina del tiempo a través de las hemerotecas y tirar de archivo. La exalcaldesa de Torrelavega, Blanca Rosa Gómez Morante, montóTorrelavega Sí cuando la echaron del PSOE y luego casi salta a Cs; y Guillermo Blanco, jefe de gabinete de Revilla, se estrenó en política con José Ignacio Coterillo, candidato a alcalde de Suances, y Francisco Javier Gómez Blanco, director general de Vivienda, como concejales del PP municipal en el mismo equipo de Sáenz de Buruaga. En las Rozas de Valdearrollo, José Carlos Lantarón, que fue nombrado concejal de MedioAmbiente con una condena por pirómano, fue del PP al PSOE. El alcalde de Alfoz, Enrique Bretones, empezó en el PRC y se fue al PP. También el candidato del PP en Laredo, AlejandroLiz, montó su propio partido (Impulso Popular de Laredo) para acabar volviendo al PP.
El camino inverso es el que ha recorrido Juan Ramón Carrancio. Abandonó Ciudadanos cuando Álvarez se hizo con el timón. Se fue dando un portazo y con decenas de afiliados para subir a la Ola de su nueva formación, que ya se ha implantado en los principales municipios de Cantabria. El diputado abandonó la siglas que había impulsado en la región como antes ya lo había hecho en UPyD, formación de la que salió rebotado junto a su entonces compañero de filas Rubén Gómez, hoy candidato de Cs al Congreso de los Diputados.
El PP también ha sorprendido con algunos fichajes de última hora. Es el caso de la elección de Adolfo Izaguirre como candidato a la Alcaldía de Guriezo. Izaguirre dejó las filas del PRC en enero de 2015 tras dos décadas vinculado al partido, con el que fue alcalde durante 14 años. En ese momento, explicó que se iba de la formación por la pérdida de confianza de algunos miembros de la dirección. Cinco meses antes él había cesado de sus responsabilidades políticas a los cinco concejales del PRC que conformaban el equipo de gobierno con él y había transferido sus competencias al Pleno. Antes de que el PP confirmase su candidatura también negoció con Ciudadanos.
De la misma manera ha sorprendido que hayan incorporado al actual alcalde de Santiurde de Toranzo, Víctor Manuel Concha, que se presentó por el PSOE en 2015. El edil fue expedientado por su ya expartido a inicios de la presente legislatura, tras llegar a un acuerdo de gobernabilidad en el municipio con el PP.
Al margen de esta legislatura, en el podio de los candidatos que mudan de siglas, como si se tratase de un camaleón, está el sorprendente caso del alcalde de San Miguel de Aguayo, Alberto Fernández, que empezó con el PSOE como teniente de alcalde, se pasó al PP cuatro años más tarde, cuando logró la Alcaldía con un pacto; y de nuevo la siguiente legislatura se cambió al PRC, logrando la mayoría absoluta.
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