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M. Martínez
Santander
Martes, 4 de junio 2024, 07:18
Un amigo le ha dicho a Jordi Sevilla que su 'Manifiesto por una democracia radical' es una suerte de libro de «autoayuda política» y que, como buen ejemplo del género, las soluciones que propone el exministro socialista de Administraciones Públicas (2004-2007) son difíciles de cumplir. Sevilla estuvo ayer en el Ateneo de Santander para dar cuenta de esas alternativas a los populismos y a otros peligros que, a su juicio, se ciernen sobre las democracias occidentales. «Mi intención es mover a la gente, mover su conciencia», le dijo al público que acudió a escucharle.
Sevilla puso los populismos en el centro de su discurso. Acudió al ejemplo de Trump en varias ocasiones. Sevilla quiere entender cómo el expresidente norteamericano, ya condenado, vuelve a ponerse camino de la Casa Blanca, y también «por qué en Europa están en auge movimientos que reivindican lo que nos llevó a la II Guerra Mundial». Antes de pasar a las soluciones, el economista esbozó las motivaciones que le han llevado a escribir –con bastante rapidez, en apenas siete meses– un libro con el que «entender qué hemos hecho mal los demócratas para que esto esté ocurriendo». Y esto, a ojos de Sevilla, en parte pasa por asumir que «hay mucha gente muy cabreada» en las sociedades occidentales tras quedar al margen de una globalización que les prometió cobijo. También fallan los 'ascensores sociales' –la posición social de los jóvenes depende con fuerza «de la familia en la que nazcan»– y se ha deteriorado el diálogo con el que no piensa igual. Y «sin diálogo no hay democracia», dijo en el Ateneo.
La situación de las democracias en el mundo «ha ido en retroceso», su capacidad de «poner por delante lo que nos une» se ha perdido en los últimos años y, por primera vez desde la década de 1930, «empezamos a tener enemigos internos de las democracias dentro de nuestros propios países», aseguró Sevilla. Y en este contexto, donde se dice que el «Estado molesta», prenden los populismos. Y «el populismo no es compatible con la democracia. El populismo se basa en nosotros contra ellos», es decir, en la idea de «confrontación» y «conflicto», apuntó el también expresidente del Grupo Red Eléctrica. «El populismo deteriora desde dentro algunos principios fundamentales de la democracia. El populismo se contagia y, por tanto, el de izquierdas ha contaminado al PSOE y el de derechas, al PP. Y eso hace que nos lleven a un debate y una manera de relacionarnos conflictiva, del nosotros contra ellos, que no es lo mismo que nosotros y ellos», dijo Sevilla.
Jordi Sevilla
Economista y exministro del PSOE
Ante esta situación, esbozó algunas soluciones: «Más y mejor democracia», y eso tiene que ver con «creernos de verdad» los principios de libertad, igualdad y fraternidad; y también con tomar conciencia de una situación: «Es la primera vez que la especie humana se enfrenta a dos desafíos comunes: la crisis ecológica y la inteligencia artificial». También defendió sucintamente Sevilla la idea de «más Europa» y la de poner los derechos humanos como medida de las cosas. «Cuando nos los tomamos en serio se provoca una revolución, algo que permite que los seres humanos volvamos a encontrar razones para vivir juntos, cooperar y gestionar conflictos de manera razonablemente positiva para una inmensa mayoría y eso puede quitar argumentos a los populismos».
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