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Si el covid está en la calle, las opciones de que consiga cruzar las puertas de las residencias siguen vivas. Y en plena quinta ola, ha ocurrido. Los centros de personas mayores de Cantabria suman actualmente 44 positivos entre sus usuarios y profesionales -dos ... más si se tiene en cuenta los centros de personas con discapacidad- y afectan a un total de trece centros. Continúa activo el brote localizado la semana pasada en la residencia Vitalitas San José, en Guarnizo. Actualmente mantienen activos 24 casos entre sus residentes y 4 entre los profesionales. Aunque ninguno de los usuarios infectados está grave, dos de ellos permanecen hospitalizados.
El resto de positivos se reparten por la comunidad autónoma y la cifra asciende por el goteo de profesionales contagiados, la mayoría de los centros suma un trabajador. Lo cierto es que las residencias conviven desde hace año y medio con el miedo y la intranquilidad a que el bicho entre en los centros. Y el foco de los últimos días junto con el resto de positivos no ha hecho más que recordar que hay que mantener las medidas de prevención. «No estamos más preocupados, no podemos estarlo por un brote, sabíamos que iba a pasar», reconoce Rubén Otero, presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia de Cantabria.
La preocupación es «la de siempre». También la insistencia que hacen a sus trabajadores de «seguir con cuidado», subraya. Por eso no han sentado bien las declaraciones que hizo este martes el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, sobre el foco de Guarnizo. El titular del área señaló que el contagio se produjo por una trabajadora y remarcó que «a estas alturas de la pandemia nadie puede ir a trabajar con síntomas compatibles» con coronavirus. La sensación es que se «vuelve a echar la culpa a los trabajadores» que siguen «trabajando duro». La petición para evitarlo es recuperar «el ritmo de pruebas PCR» que ha bajado en estos meses y, sobre todo, mejorar «la coordinación sanitaria», añade Otero, y poner en marcha los grupos de trabajo que acordaron tras una reunión mantenida hace unos meses.
Las medidas en los centros no se han relajado. «Cada vez que vemos un problema volvemos a las dobles mascarillas y a las pantallas», insiste Otero que tiende la mano a Salud Pública porque «estamos para actuar como nos digan». Lo que piden es que «no nos vuelvan locos» con los cambios de protocolos.
El mismo sentir comparte Gema de la Concha, presidenta de Lares Cantabria. «La preocupación no la hemos quitado en ningún momento», señala. Están «serenos» pero se mantienen alerta porque lo ocurrido en Guarnizo «puede pasar en cualquier otro sitio». Las residencias no son ajenas al avance de la crisis sanitaria y ocurre que hay positivos «igual que en la calle se están contagiando personas vacunadas».
Hace meses que los centros recuperaron las visitas, los familiares van de visita igual que los residentes salen de modo que el covid puede entrar por cualquier rendija, por eso no ha gustado que se ponga el foco en los profesionales. «Hay gente que se contagia y no sabes por qué», recuerda De la Concha. «En las residencias mantenemos las medidas que nos dicen». Sigue la «precaución», pero no se pueden «quitar salidas» ni restringir actividades.
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