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El Partido Popular celebró este domingo la victoria global de las elecciones europeas en España y también trece triunfos parciales en otras tantas comunidades autónomas. Entre ellas, Cantabria, donde la formación que lidera María José Sáenz de Buruaga se impuso con claridad en la noche electoral con el 42,7% de los votos y 109.479 papeletas. El porcentaje de apoyo a los conservadores es prácticamente un calco del que consiguieron hace ahora un año, en los comicios autonómicos que devolvieron el poder regional al PP tras ocho años de bipartito con Miguel Ángel Revilla como presidente. Eso sí, el resultado supone un ascenso de casi 15 puntos respecto a las europeas de 2019, cuando esta formación recibió un serio correctivo a nivel nacional –entonces estaba Ciudadanos, ahora totalmente absorbido por los azules– y también fue superado por el PSOE en Cantabria.
Cinco años después se han girado las tornas. Los socialistas tuvieron 79.473 votos (31,1%). El porcentaje cosechado el 9J supone una caída de 6,5 puntos respecto a la última vez que se renovó el Parlamento de Bruselas y un retroceso que es más del doble de abultado que el que experimenta el PSOE a escala estatal. La buena noticia para los de Pablo Zuloaga es que sí mejoran sus datos respecto a las últimas autonómicas. En concreto, suben diez puntos, en parte porque cogen la mitad de los sufragios del PRC, que no concurría a esta cita con las urnas.
Con un porcentaje de participación del 42,72%, el quinto más elevado del país –a las 18.00 horas la región ocupaba el primer puesto, pero después se corrigió– tras de Castilla y León, Galicia, La Rioja y la Región de Murcia, la tercera fuerza política en Cantabria volvió a ser Vox. Llegó hasta ese puesto con 25.358 votos y casi el 10% de los apoyos. Es un porcentaje un punto inferior al de las autonómicas de hace un año, pero tres puntos mejor que el de las últimas europeas.
Para ver a los partidos situados a la izquierda del PSOE en el ránking autonómico hay que bajar hasta el quinto y sexto puesto porque por delante de Sumar (8.057 y 3,1%) y Podemos (6.924 y 2,7%) quedó la formación Se Acabó la Fiesta (SALF), que demostró en Cantabria un mejor comportamiento que a nivel nacional. Si en España fue la sorpresa de la noche, en la región mucho más. La candidatura liderada por el agitador Alvise Pérez se hizo con 14.610 votos y el 5,7%, un porcentaje que, de repetirse en unas hipotéticas elecciones autonómicas, sería suficiente para lograr un escaño en el Parlamento de Cantabria.
Por último, en la particular guerra por la izquierda de Sumar y Podemos fue el partido de Yolanda Díaz el que se llevó la particular batalla de Cantabria.
A nivel municipal, los populares ganaron en 90 de los 102 municipios. Todos salvo en los doce que cayeron del lado de los socialistas. Además de Castro Urdiales, donde el PSOE arrasó con el 42,96%, 15 puntos más que el PP, también se tiñó de rojo Valle de Villaverde, Rasines, Miera, Torrelavega, Cartes, El Astillero, Molledo, Bárcena de Pie de Concha, Val de San Vicente, Peñarrubia y Tresviso. No hubo ninguna localidad de Cantabria en la que se impusiera alguna de las demás ofertas políticas.
Los que se quedaron sin premio fueron los candidatos cántabros a las elecciones europeas. Ninguno de ellos tendrá billete a Bruselas. La que se quedó más cerca fue la socialista Silvia Abascal, que iba de número 23 con el PSOE, que ha sacado 20 eurodiputados. En caso de que haya renuncias por delante –como la de Teresa Ribera, que será comisaria europea–, podría lograr escaño de rebote. María Luisa Peón, del PP, iba la 28 en su candidatura. Por su parte, Emilio del Valle (Vox) y Mercedes González (Podemos) tenían los puestos 29 y 22, respectivamente.
También sin billete a Bruselas se quedará la única cántabra que encabezaba una de las 34 candidaturas que se presentaban por la circunscripción de España. Clara Panella y el resto de integrantes de Volt consiguieron que este partido, el único con vocación paneuropea, de ideología progresista pero liberal en algunos aspectos económicos, alcanzara el 0,12% de los sufragios en todo el país, 21.446 votos. Al contrario que en un puñado de países, la lista de esta formación a nivel nacional no ha conseguido representación.
Todo en una jornada que transcurrió con máxima tranquilidad y sin apenas problemas reseñables en la región. La delegada del Gobierno en Cantabria, Eugenia Gómez de Diego, informó a primera hora de la mañana de que las 739 mesas electorales distribuidas en 358 locales de la comunidad autónoma habían quedado constituidas sin ninguna incidencia, con lo que se aseguraba así el normal desarrollo de la jornada electoral.
Durante su comparecencia ante los medios, enfatizó la importancia de la participación ciudadana y animó a los cántabros a ejercer su derecho al voto, recordando que las decisiones del Parlamento Europeo tienen un impacto significativo en las políticas nacionales y en la vida cotidiana de los ciudadanos.
Unas palabras similares a las de la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, que fue la primera de los líderes de los partidos en la región en votar. Antes que Zuloaga o Del Valle. En el caso de Revilla, ni se hizo la foto para sus redes sociales. Buruaga lo hizo en el instituto Juan José Gómez Quintana de Suances, desde donde pidió a los cántabros que votaran «con ilusión, en conciencia y con responsabilidad». Mucho más neutra que Gómez de Diego (PSOE), la popular reclamó «una gran movilización en defensa de la libertad, la igualdad y la dignidad frente a la amnistía, las cesiones al independentismo y la corrupción».
Tanta tranquilidad que, por no haber, no hubo casi ni anécdotas. La única nota reseñable fue lo ocurrido en Beranga (Hazas de Cesto). En el colegio electoral de esta localidad se suspendieron las votaciones entre las 17.25 y las 17.39 horas por la falta de papeletas de una formación política, por lo que las urnas permanecieron abiertas hasta las 20.14 horas para compensar la pérdida de tiempo. Aunque la mayoría de colegios electorales eran los mismos que en las generales del pasado 23 de julio, ha habido algunos cambios. Cambios que han generado confusión en lugares como Reinosa, donde las dos mesas habituales del colegio Concha Espina se trasladaron al Impluvium. Allí, muchos vecinos no comprobaron la dirección en la tarjeta censal y se llevaron una sorpresa.
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