PP y PRC aprueban los Presupuestos con solo dos de las 350 enmiendas de PSOE y Vox

La alianza PP-PRC solo aceptó dos de las más de 350 enmiendas que habían presentado PSOE, Vox y el ahora diputado no adscrito Cristóbal Palacio, dando el visto bueno a solo 98 aportaciones propias. Entre ellas figuran 37 correcciones técnicas propuestas por los populares y algunas modificaciones puntuales (59) de los regionalistas.

«Hoy es el día del no debate. Estamos aquí para formalizar un teatro lamentable. Todo llega a esta Cámara atado y no atado», resumía la portavoz de Vox, Leticia Díaz, en referencia al acuerdo de PP y PRC, que además de inversiones y partidas, incluía que los regionalistas no podían aceptar enmiendas de otros grupos que alteraran la naturaleza de la ley. Es decir, que el «rodillo» que normalmente aplican los partidos en el Gobierno –unos y otros–, esta vez estaba decidido de antemano.

Para Vox, los Presupuestos son continuistas. Y eso es malo porque ni recortan el gasto público, ni bajan impuestos, ni son una alternativa «a la política social de la izquierda que busca controlar todos los aspectos de la vida de los ciudadanos». Y para el PRC, los Presupuestos son continuistas. Y eso es bueno. «¿De verdad le gustaría más un Presupuesto de PP y Vox? A nosotros no y a Cantabria tampoco. Hemos conseguido que no se pare nada de lo que pusimos en marcha», afirmaba Paula Fernández dirigiéndose al socialista Pablo Zuloaga, que minutos antes había acusado al PRC de hacer de muleta de un PP que hace suya la «ideología de Vox» en medidas como el fomento de la educación concertada o las «privatizaciones» en Cantur o en externalizaciones sanitarias.

Fernández reconoce que se fían menos que hace un año de Buruaga por sus incumplimientos –hizo hincapié en la falta de eficacia de las medidas contra la listas de espera–, pero que esta es la única manera de dar estabilidad. «El PSOE es el único partido que ha defendido un modelo distinto de Cantabria», insistía Zuloaga, que lamenta que se siga la línea del anterior Presupuesto, que «paralizó Cantabria, frenó la inversión, subió los sueldos del Gobierno y bajó impuestos a las rentas altas».