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Una hora de discurso da para decir muchas cosas. Para poner en valor la contribución del PRC a la consolidación de la autonomía de Cantabria, para recordar los proyectos puestos en marcha durante los años de Gobierno en Peña Herbosa, para agradecer los servicios prestados ... a los exconsejeros, para volver a poner en duda que fuera una mera casualidad que coincidiera el estallido del escándalo de los trenes que no cabían por los túneles y el registro a la Consejería de Obras Públicas solo dos meses antes de las elecciones, para calificar de «vergonzosos» los pactos de Pedro Sánchez con los independentistas y criticar que el PP se haya echado al monte pactando con Vox y hablando de un atentado del estado de derecho que no considera tal... Muchos de los que escucharon hoy el discurso de Miguel Ángel Revilla durante la comida de Navidad de los regionalistas estuvieron también en la fiesta anual del partido, que se celebró en Guriezo poco después de la derrota del 28M y donde la intervención del líder de la formación fue prácticamente un calco. Lo que esperaban los que aspiran a pelear por el puesto, los cerca de un millar de cargos, militantes y simpatizantes del PRC que se acercaron hasta el Hotel Milagros Golf de Mogro y la sociedad cántabra en su conjunto –incluidos sus contrincantes políticos– era que Revilla despejara dudas sobre la sucesión. Quizás no que el líder señalara un delfín, pero sí que diera detalles del proceso y que concretara el calendario con una fecha aproximada para la celebración del Congreso.
No solo no hizo eso, sino que removió del todo el tablero de juego al asegurar que de aquí a un año volverá a ser él quien pronuncie el discurso en la comida de Navidad del PRC. Y que no lo hará como presidente de honor, sino como secretario general con plenos poderes. O lo que es lo mismo, que el Congreso no será en 2024 como Revilla había insinuado –incluso se especulaba con convocarlo para primavera– y que quien tome las riendas de la organización cuando se produzca el relevo tendrá menos tiempo para consolidarse como líder y alternativa. Tardó casi 55 minutos en sacar el asunto, pero lo hizo. En sentido contrario a lo espero. Y se vio en las caras.
Patada para adelante, «lo cual no quiere decir que el partido no esté trabajando ya en que haya una sucesión». «Estamos en ello, pero no nos va nadie a poner una pistola en la cabeza», insistió el expresidente regional para rechazar cualquier presión. Externa o interna. Con los vicesecretarios generales Javier López Marcano, Paula Fernández y Guillermo Blanco escuchando en primera línea –cada uno presidió una mesa limítrofe a la del líder–, Revilla insistió en la teoría de que la dificultad está en elegir entre tanto talento que atesora el PRC:«No es fácil. Va a costar. Es que hay mucha gente mejor que yo». Al contrario de lo que hizo hace medio año en Guriezo, este domingo ni siquiera planteó como posibilidad un escenario de lucha cainita entre los aspirantes.
¿Y por qué no es todavía el momento? ¿Qué ha cambiado para retrasar la sucesión? El regionalista no dio grandes explicaciones. No puso sobre la mesa motivos políticos ni tampoco de tipo estratégico. Se limitó a señalar que lo hacía porque su estado de salud no obliga por ahora a lo contrario. «Como ahora no me duele nada, ¿por qué voy a precipitar acontecimientos? Yo estoy bien», dijo antes de bromear con que, a sus 80 años, tenía aún fuerzas suficientes para aguantar en la tribuna otras dos horas.
Tampoco confirmó si el PRC se presentará a las elecciones europeas –solo o en compañía de otras formaciones– ni si él quiere ser el candidato. Después de lo vivido en el Milagros Golf de Mogro, no son pocos los que piensan que pueda volver a ser candidato, pero no a Bruselas, sino a otras autonómicas.
Revilla dice que goza de buena salud, pero que mucho mejor es la del PRC. «Este partido es para toda la vida, con Revilla y sin Revilla. Esto es el PRC. Un partido que cumple ahora los mismos años que la Constitución española. Y por desgracia tenemos mejor vida que la propia Constitución, que está cuestionada por tantos», afirmó ante cerca de un millar de simpatizantes. La estimación que aportaron los regionalistas es la misma que 24 horas atrás dieron también los populares, que celebraron su comida navideña en el mismo establecimiento. Para ser justos, hay que decir que el PRC, además de los dos salones que también ocupó por completo el PP, llenó una carpa a mayores.
«Ellos habrán ganado las elecciones, pero nosotros hemos reunido más gente», bromeaba un militante. De hecho, hoy hubo más simpatizantes que en el encuentro de 2022, cuando todavía era la fuerza hegemónica en Cantabria. Los temores de Paulino Morante no se cumplieron –Revilla confesó que su amigo de Polaciones temía una espantada tras perder el Gobierno– y tampoco se sintió un sentimiento general de decaimiento.
Incluso antes de que el portavoz regionalista en Santander, Felipe Piña, se subiera a cantar al escenario, el ambiente ya era de fiesta. Quizás porque los suyos se creen la «premonición» de Revilla: «¿Os acordáis lo que pasó en 2011? Vaticinaban que se iba a acabar el partido, que el PRC si no tenía el poder no tenía nada y que se iba a deshacer como un azucarillo. Pero vinieron las siguientes elecciones y ganamos de calle. Igual vuelve a repetirse el ciclo. Estamos en esa batalla».
Y mientras tanto, además de preparar la sucesión –si es que llega–, ¿qué tiene que hacer el PRC? Pues dar estabilidad a Cantabria y condicionar todo lo posible las políticas que lleve a cabo el PP desde las consejerías. «Les vamos a dejar gobernar, les vamos a acompañar. Pero lo que nosotros hemos hecho, hecho está», dijo Revilla, que incluso se ofreció a María José Sáenz de Buruaga para acompañarla a La Moncloa cuando toque reclamar inversiones para Cantabria como las que defiende que sí que han llegado en los últimos cuatro años gracias a la presión del PRC en Madrid, con José María Mazón como diputado y José Miguel Fernández Viadero como senador.
Si Buruaga se esforzó el sábado en explicar a sus militantes por qué apuesta por el giro al centro y tiene al PRC como principal aliado frente al «extremismo y populismo de Vox», hoy Revilla hizo lo propio para justificar su respaldo al PP. «Ahí están los votos del PRC, gratis. Para evitar que se gobierne con un partido que está en contra de la autonomía. Gratis, relativamente, porque lo que sí hemos impuesto es que se respeten los proyectos en marcha», subrayó el líder regionalista, que entiende que los Presupuestos de Cantabria para 2024 que se aprobarán el jueves son una copia de los que están en vigor: «Ya me gustaría a mí tener una oposición como la que está teniendo esta señora. No nos gusta la carroña, los insultos.. Somos gente buena».
Revilla se ofrece a Buruaga para reclamar al Estado, pero coincide con ella en que Cantabria va a tener difícil rascar algo en Madrid durante la legislatura que acaba de arrancar. «No sé si va a haber dinero para todos con lo que se van a llevar catalanes, vascos, canarios…», en referencia a los acuerdos de Sánchez con el independentismo y el nacionalismo.
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