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Cinco folios, seis bloques y treinta condiciones. Esos son los números del primer borrador que el PRC ha trasladado al PP para acordar su abstención en la investidura de María José Sáenz de Buruaga como presidenta de Cantabria. Lo que iba a ser un documento ... de mínimos, una mera declaración de intenciones, se ha convertido en casi un programa de gobierno en el que los regionalistas entran a fondo en prácticamente todas las áreas de gestión del Ejecutivo. Y en algunos casos con exigencias de plazos duras, como las listas de espera sanitarias y la aprobación del PROT, donde el PRC le da un año al nuevo Gobierno para encontrar soluciones.
Solo le han hecho falta unas horas al PP para rechazar públicamente el ofrecimiento de los regionalistas, ya que «excede el alcance de la propuesta original». «De lo que se habló fue de un acuerdo puntual de investidura, y lo que han remitido es un programa de gobierno completo que no vamos a aceptar porque tenemos el nuestro propio», señalaron desde la dirección popular, que ya ha remitido un documento de trabajo alternativo a Revilla para «volver al punto de partida».
Será la próxima semana cuando ambos partidos vuelvan a sentarse para ajustar el acuerdo definitivo de un texto en el que no aparecen por ningún sitio las comisiones de investigación que tanto revuelo han levantado los últimos días, ni tampoco las auditorías que el PP sí tiene previsto hacer en la Consejería de Obras Públicas y en el Servicio Cántabro de Salud (SCS).
El documento, que finaliza con el hueco, aún vacío, para la rúbrica de Miguel Ángel Revilla y Buruaga, arranca con un primer punto clave en la gobernabilidad de la región para los próximos cuatro años. Más allá del deseo público del PRC de que Vox no se siente en la mesa del Consejo de Gobierno, los regionalistas piden al PP que deje por escrito y firmado que no gobernará con Vox en ningún momento.
«Es fundamental evitar que Vox entre en los órganos de gobierno de Cantabria. Ese partido, el menos apoyado electoralmente por los cántabros dentro del arco parlamentario, no comparte nuestro ideario básico y elemental, que no es otro que la defensa de la configuración político-administrativa de Cantabria como una comunidad autónoma uniprovincial y el avance del autogobierno como un hecho consolidado y de progreso que ha posibilitado el crecimiento de nuestra tierra», defienden los regionalistas en el argumentario del documento.
Sin embargo, el PP ya avisó que tampoco está de acuerdo en este punto. «No vamos a aceptar que limiten nuestra capacidad de dialogar con el resto de partidos y, en su caso, llegar a acuerdos puntuales», adelantaron.
A partir de ahí, el PRC no se queda sólo en la petición inicial de que los proyectos en marcha sigan adelante (La Pasiega, Mupac, protonterapia...) y en las reclamaciones al Estado, sino que entra a fondo en la gestión de casi todas las áreas de gobierno. «El acuerdo tiene como premisa primera y fundamental conseguir que Cantabria continúe avanzando en la senda del crecimiento, el empleo, la calidad de los servicios públicos y el respeto a los derechos y necesidades de todos los cántabros», se justifican los regionalistas. El lobo, por ejemplo, es protagonista de uno de los grandes bloques. No solo se exige el control de ejemplares, también mantener la demanda en la Audiencia Nacional a la espera de que el Gobierno central anule la Lespre.
Tras conocer el comunicado del PP, los regionalistas reaccionaron y remitieron otro en el que advierten de que Vox es «una línea roja infranqueable» para cerrar el acuerdo de investidura, por lo que piden al PP que «se aclare» y asuma que la disposición de los regionalistas a propiciar la investidura de la líder popular, María José Sáenz de Buruaga, como presidenta autonómica, «no es un cheque en blanco» y requiere «garantías para asegurar que la extrema derecha no acceda a labores de gobierno» en la comunidad autónoma.
El PRC recuerda que en su documento para facilitar la investidura pide al PP que «garantice que los acuerdos de gobernabilidad de Cantabria y sus instituciones no se verán amparados ni sometidos a fuerzas políticas que, como Vox, no consideran el actual sistema autonómico como un marco válido para la consecución de los fines de progreso, empleo, calidad de los servicios públicos y garantía de los derechos de todos los cántabro».
El PRC ha explicado además que el documento remitido a la dirección popular es «un acuerdo de máximos» y que sus contenidos están abiertos a la negociación entre los dos partidos, «salvo en lo que respecta a Vox y su posible acceso al Gobierno de Cantabria de la mano del PP», que considera «un límite insuperable», tal como ha manifestado reiteradamente su secretario general, Miguel Ángel Revilla, «antes, durante y después de la campaña electoral». De hecho, el objetivo del PRC al estar dispuesto a abstenerse para que el PP gobierne en solitario es evitar que pacte con Vox. En consecuencia, espera que el PP «clarifique cuanto antes» su postura para determinar si es posible o no el acuerdo de investidura «en los términos que había sido planteado por las comisiones negociadoras».
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