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La marcha de Miguel Ángel Revilla provocará un terremoto en el PRC. No solo por lo que supone buscar un sucesor al fundador y líder que lleva cuatro décadas acaparando todos los focos electorales y decisiones del partido, sino también por los cambios internos que ... desencadenará. Tras 40 años de un modelo basado en el ordeno y mando de un liderazgo férreo –pasado, eso sí, por el tamiz de la Ejecutiva–, el PRC ha empezado a dar los pasos para convertirse en un partido menos dependiente de una sola persona y con engranajes más democráticos en la toma de decisiones. Al menos eso se desprende de las propuestas aprobadas el pasado sábado en la Asamblea de Dirigentes, algunas de ellas incómodas para algunos sectores del aparato, que pueden ver cómo se diluye su influencia en ese nuevo reparto de responsabilidades. En definitiva, el PRC parece apostar por aquello que ya predijo Rafael de la Sierra en su día: «A Revilla solo le podrá suceder el partido».
En esta nueva etapa de rediseño interno, el PRC aprobó el sábado estudiar el funcionamiento orgánico de otras formaciones de carácter regional y autonómico para «identificar sus mejores prácticas». De hecho, muchos hacen referencia al BNG y a su crecimiento electoral en Galicia como un modelo en el que los regionalistas deben mirarse.
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Pero una de las mociones que más escozor provocó entre algunos dirigentes fue la presentada por los comités locales de Guriezo, Reocín, Villaescusa, Puente Viesgo, Santa María de Cayón y Santillana del Mar. De hecho, fue la propuesta que se aprobó con más abstenciones (30) y votos en contra (2). Este grupo planteó crear una comisión, dependiente del secretario general, para coordinar la acción política en paralelo a la Ejecutiva del partido. En esa mesa tendrían un papel protagonista los líderes locales del PRC, en la línea que defendió Revilla el sábado de dar más protagonismo a los municipios, la principal fortaleza del PRC tras perder el Gobierno autonómico las pasadas elecciones.
Entre otras cosas, esa comisión especial se encargará de coordinar la acción política para actualizar el programa político e ideario regionalista; definir y poner en común el argumentario; ensanchar la estructura interna fijando objetivos y responsables de su ejecución con plazos determinados; formar comisiones de trabajo, fomentando la participación de toda la militancia; y regenerar el partido dando visibilidad a cargos orgánicos y militantes con discursos frescos.
Otros capítulos de esa propuesta gustaron menos y, seguramente, no saldrán adelante cuando pasen por el filtro de la Ejecutiva. Entre ellos, dos que sentaron especialmente mal a Revilla, como él mismo dejó caer durante la Asamblea. La primera, el compromiso de concurrir de forma automática a todos los procesos electorales: municipales, regionales, nacionales y europeas. Y la segunda, «implantar un proceso de elección del nuevo secretario general lo más garantista posible». Para Revilla, eso ya existe y el actual no se puede mejorar.
La comarcal de Trasmiera también planteó una medida muy similar: crear en los próximos tres meses una comisión de trabajo formada por los nueve comités comarcales y cuatro miembros más designados por la Ejecutiva para analizar, debatir y recoger las conclusiones sobre los cambios estatutarios que debe acometer el partido.
Es decir, todas orientadas a que las decisiones a partir de ahora sean más colegiadas y se tomen en grupo, y no solo por el secretario general y los tres vicesecretarios, como algunos se quejan ahora.
En ese sentido, tanto Javier Marcano como Paula Fernández y Guillermo Blanco coincidieron en su valoración de la Asamblea y de las palabras de Miguel Ángel Revilla sobre su sucesión. El expresidente cántabro insistió en que será él quien elija la fecha del Congreso y deseó que haya un solo candidato de consenso. Los tres vicesecretarios, consultados por este periódico, opinan prácticamente lo mismo. Creen que «lo ideal» sería encontrar a esa persona que cuente con la unanimidad del partido para tomar el relevo a Revilla, a quien le dan toda la confianza para marcar los tiempos del proceso como convenga. Los tres piden «unidad» en esta etapa y coinciden en que «es el momento del partido y del municipalismo».
En este proceso de cambio al que se ha lanzado el PRC, la modernización de la imagen y de ciertos métodos de trabajo parece ser importante para muchos dirigentes, que lo incluyeron con diferentes medidas en sus propuestas. Por ejemplo, salió adelante la contratación de servicios de asesoramiento externo en marketing político que ayude «a mejorar nuestra forma de relacionarnos con la sociedad». También recurrirán a consultorías externas para asesorarse en el proceso de elegir a un nuevo secretario general. Los dirigente del PRC también creen que es mejorable la comunicación interna mediante argumentarios y canales de información más ágiles y enfocar la externa a potenciar la marca del partido «con una estrategia multinivel, priorizando la acción sobre el territorio, como el municipalismo. «Debemos reconectar con nuestra propia identidad como partido; volver a nuestros orígenes y despertar la motivación para recuperar la confianza y fidelizar a los cántabros», señaló una de las propuestas.
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