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Sócrates Sánchez y Alejandra Enriquez
Lunes, 26 de julio 2021, 07:13
El importe de los carburantes continúa una escalada sin techo aparente. No es una novedad que la gasolina encarece su precio durante los meses de verano, una época donde se produce un mayor número de desplazamientos de vehículos como consecuencia de las vacaciones y, ... por tanto, un aumento en el consumo de combustible. Este mes de julio, llenar un depósito medio de cincuenta litros cuesta unos 70 euros, doce más de lo que valía el verano pasado después de que el combustible esté un 21% más caro. La principal diferencia con respecto a otros años es que ha sido una subida progresiva en el tiempo, la cual arrancó en mayo de 2020 y en la actualidad se encuentra en su punto más alto. Unas cifras, las actuales, que no se veían desde septiembre de 2014 en Cantabria, cuando la gasolina alcanzó un precio de 1,55 euros el litro y el diésel marcó 1,44 euros. (Consulta los precios en Cantabria)
«Esta subida sucede todos los años en estas fechas. No somos los únicos en subir los precios, si se observa las ultimas facturas pagadas y se comparan con otros veranos, se ve que todo está disparado», explica Jorge de Benito, presidente de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (Ceees). «Las previsiones son de subir hasta que el pico de demanda descienda, aunque eso no sabe nadie cuándo sucederá. Hay muchos factores que nosotros no controlamos y que pueden variar el coste final, como los impuestos. El precio alto perjudica a las estaciones de servicio de manera notable, puesto que frena el consumo», añade.
Cuando se llena el depósito de un vehículo hay que tener en cuenta varios factores que alteran su precio. Un poco más de la mitad corresponde a impuestos que hay sobre el carburante, de los cuales hay tres tipos: impuesto especial sobre carburantes, que se divide en general, especial y tramo autonómico; el impuesto de ventas minoristas; y el impuesto sobre el valor añadido (IVA). Un tercio corresponde al coste de las materias primas y el resto al coste de distribución, portes y a los márgenes de petroleras y estaciones de servicio.
Joseba Pereira, encargado en una estación de servicio de Santander, percibe el «malestar» de la gente por el precio de la gasolina. «Se nota que los conductores vienen enfadados a repostar», asegura.
Hay distintas fórmulas para intentar ahorrar en el consumo de combustible. Desde RACE se ofrecen una serie de recomendaciones a tener en cuenta: revisar la presión de los neumáticos e inflarlos según indique el fabricante, mantener la velocidad lo más uniforme posible y conducir con marchas largas para revolucionar menos el vehículo.
Como encargado de una estación de servicio, Joseba Pereira afirma de forma categórica que el precio actual es «abusivo». «Al estar más caro el precio, se nota que la gente viene enfadada y eso lo notamos nosotros». Este incremento supone para él un «gasto extra», pues al estar el importe más elevado, el desembolso es mayor. «Para una gasolinera es mejor que esté más barato, para que haya empleo»
Para Olivia Aguilar, la precariedad en los trabajos es un «hándicap» para sostener estos precios de la gasolina. «Se hace complicado mantener un gasto tan alto en gasolina durante el verano», explica. «Tengo un trabajo estacional que implica realizar todos los días una cantidad importante de kilómetros y la única forma de poder llevarlo a cabo es con el coche, lo que supone invertir bastante sueldo».
Germán Tausia, profesional del sector del transporte, asegura que la subida de la gasolina «pasa todos los años de forma cíclica. En verano, la gente se va de vacaciones y es cuando aprovechan para subir los precios». El problema es que «sube una burrada» cuando más movimientos en coche se realizan. Por ello, afirma que su consumo se ha incrementado al menos «más de 50 euros» al mes
Por otro lado, la Comisión Europea anunció este mismo mes que a partir de 2035 no se podrán vender coches nuevos y furgonetas de combustión, incluidos vehículos de gasolina, gasoil e híbridos. Antes de 2030, sólo el 45% de los coches que se vendan podrán emitir CO2.
De Benito asegura que «estas medidas ambientales están encareciendo el coste del producto, actualmente el porcentaje de bios en nuestros carburante tradicionales sube año a año y aparecen aditivos de última generación que provocan que los costes de productos también suban. Los gasóleos y las gasolinas desde hace años van incorporando biocarburantes y cada vez el porcentaje es mayor por imperativo legal», aclara.
Pese al encarecimiento producido durante este año, España aún se encuentra por debajo de la media europea en el precio del combustible, según los datos difundidos por el Boletín Petrolero de la Unión Europea (UE).
El presidente de Ceees esclarece que «los ingresos provienen históricamente de unos céntimos por cada litro vendido, por lo que a nuestro sector lo que le interesa es vender litros y eso está reñido con precios altos, las estaciones de servicio somos comercializadores. Cuando más alto es el precio, menos vendemos y por tanto nuestros ingresos son menores». De Benito subraya que el consumo «no solamente afecta a nuestro sector, sino que afecta a muchos más, cuando uno usa el vehículo crea unas sinergias que hacen que por cada un euro gastado en combustible, ese mismo consumidor gasta otros seis euros más en otras actividades». La movilidad puede ser síntoma de «circulación del dinero», insiste el presidente, que justifica que «si un vehículo se mueve es para realizar actividades en las que se va a hacer otros consumos, como ir a un restaurante o a un centro comercial, es decir, el movimiento del vehículo genera movimiento e ingresos en otros sectores en una proporción estimada de 1 a 6».
Una alternativa: los coches eléctricos casi duplicaron sus ventas en 2020. «Aunque los vehículos eléctricos tengan un coste de adquisición más altos que un coche de combustión, los costes de mantenimiento son inferiores», expone Enrique Mier, delegado en Cantabria de la Asociación de Vehículos Eléctricos (AUVE). «El precio de estos automóviles está bajando poco a poco, en parte gracias a que sus componentes están atenuando los costes. Además, se están llevando a cabo diferentes planes de ayuda para su compra a nivel estatal y en algunas comunidades autónomas», añade.
«La gasolina está demasiado cara, lleno cada quince días el depósito, y creo que ha subido unos diez o quince euros más que antes llenarlo», apunta Roberto Aleagui, encargado de un taller en calle Castilla. «Solamente hace subir el precio y cuando baja, apenas se nota en el bolsillo». Considera que algunas personas «van a empezar a utilizar menos los coches por el enorme gasto que suponen al mes».
Se están pasando con todos los precios: con la gasolina, la luz, el gas...». Así de rotundo se muestra Rubén Túñez, profesor de autoescuela. «A nivel de empresa buscamos gasolineras donde el precio sea más económico y no tan desorbitado», explica. «Lleno el depósito una vez a la semana, pero esto me ha generado un incremento importante porque yo me desplazo a mi trabajo en coche», explica.
Uno de los principales problemas a la hora de moverse en coche es la «gasolina», subraya Araceli Gutiérrez. Por ello, intenta «coger lo justo e imprescindible el coche con este precio». «Si puedo llegar a un sitio andando o en transporte público, lo hago. Necesitamos que estas subidas se regulen un poco y vuelvan a bajar los precios, cuando voy a llenar el depósito es una tortura para mi bolsillo», insiste.
Para Antonio Criado, perteneciente al sector del taxi, «es una pasada el precio que tiene la gasolina actualmente». «Me ha repercutido negativamente, como mínimo un 30%,en los beneficios del mes. Somos un sector donde tenemos que echar gasolina día sí, día no», explica. «Son unas subidas que nos dejan desprotegidos a todo un sector como el de los taxistas, se necesitan más soluciones al respecto».
Sin embargo, el plan Moves III, un programa de ayudas para la adquisición de vehículos eficientes promovido por el Gobierno central, no «arranca» en Cantabria. Solamente seis de las diecisiete autonomías han puesto en marcha este plan de ayuda para la compra de coches eléctricos. Una subvención que puede alcanzar hasta los 7.000 euros con la entrega de un vehículo antiguo de combustión; en el caso de que no se realice la entrega de un vehículo, la ayuda se quedaría en 4.500 euros.
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