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Hace casi un mes, en la anterior visita de El Diario Montañés a la Plaza de la Esperanza, Rocío Callejo –al frente de la carnicería que lleva su nombre–, ya lo advertía: «Cuando se acercan las Navidades la gente siempre anda lamentándose de los precios... ... pero al final se lo gastan». Este viernes, con mucho más barullo de público, lo recordaba. «¿Ves? Todo está mucho más animado, ¡estamos a tope!».
Con la Nochebuena a la vuelta de la esquina, los puestos rebosan de género y la actividad en el mercado se acelera. Y eso a pesar de que ya se nota un arreón en los precios. «El solomillo ha subido cinco euros –estaba a 39,90 el kilo; ahora a 44,90–. El solomillo y el lechazo es lo que más ha subido. Cada vez cuestan más las cosas».
Es el otro efecto de la Navidad: mientras a los niños se les pone cara de buenos y a los mayores se les ensancha el corazón, a los solomillos, los bogavantes y a las cigalas les sube el precio.
«Todo ha subido –reconoce Rocío Callejo–; nos suben el género, y si a mí me lo suben yo también lo tengo que subir. Hay mucha demanda, y lechazos hay pocos».
«Sí, hay mucha demanda de lechazo –coincide Ismael Gil, de Carnicería Ismael–, pero es que cada vez hay menos ganaderías». De todas formas, insiste en que se trata de un producto que no está tan sujeto a fluctuaciones de precio como lo están otros. «Desde hace un mes el lechazo ha subido tres euros, pero en comparación con el año pasado, éste sólo cuesta un euro y veinte más. Claro que con esto pasa como con todo: también es más barato el pescado en julio».
«La gente está muy animada, hay muchos que ya tienen su encargo para venir a recogerlo los días 23 y 24 y para casa. También hay quien lo ha dejado para última hora porque aún no sabe si cenarás en casa o cuántos comensales va a haber. Yo estoy vendiendo algo más que el año pasado, aunque parece que hay más miedo con los precios. Pero comer hay que comer, y a la hora de poner la mesa... por dos días al año que se compra pues da igual». Para ser más exactos, las chuletillas (37,90), la pierna (22,90) y la paletilla (20,90) han subido dos euros desde hace un mes. Los lechazos, medios o enteros, cuestan 28,90 euros el kilo, tres euros más.
Los precios de los jamones –al menos en el puesto visitado, la Charcutería Joel Pastor– no han variado. Ahí siguen colgados los jamones ibéricos de cebo a 175 euros la pieza; el de bellota de Guijuelo, a 299 euros; en lonchas, a 99,80 el kilo.
Todavía es un poco pronto para las uvas, que se quedarían un poco tiesas si tuviesen que esperar a la Nochevieja. A finales de noviembre, El Valenciano las vendía a 7,80 el kilo, pero no son comparables a las que hoy se ven en la plaza, que no llegan a los 6: aquéllas eran gordas como ciruelas, y no habría ser humano capaz de masticar y tragar una docena de ellas durante las campanadas.
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Si en el piso de arriba del mercado hay ajetreo, en el de abajo, el del pescado y el marisco, hay muchísimo más. Como advertía hace un mes Unai Martín, de Pescados Unai, además del 'efecto navideño' que tira de los precios para arriba, todo depende de la mar y de las capturas. «Yo me imagino que esta semana aguantarán los precios. Puede que repunten un poco la lubina y el machote, debido a que igual no hay capturas, pero más o menos los precios que hay ahora serán tope».
«Las lubinas, con piezas de pescado de kilo y cuarto, y alguna de kilo ocho, estamos a 32 euros; los peces grandes, de dos kilos y medio y tres kilos estamos vendiendo a 40. Los machotes, con piezas de entre kilo y medio y dos kilos, estamos a 38, y las piezas superiores, a 40».
El rape negro, que hace unas semanas se vendía a 16,90, ha subido ahora a 18,90, los ejemplares de dos kilos y medio. «Lo gordo lo estamos vendiendo a 24,50». «El besugo, estamos a 60 pavos, y ése ya te digo yo que vamos a estar en ese precio para la semana que viene. Yo estoy con precios del año pasado: la lubina y el machote de los grandes, que los tengo a 40, el año pasado los he vendido a 38, prácticamente lo mismo. Pero el besugo lo tenía más caro el año pasado, a 70, y éste va a andar por los 60, más barato».
«Yo tengo clientes que en octubre y noviembre ya vienen y congelan; luego, ya en diciembre, vienen los que van a diario, y el que lo quiere fresco-fresco lo compra en la fecha».
Viendo el mostrador de Los Tesoros del Mar cualquiera piensa en lo adecuado que es el nombre del negocio, y también que los bogavantes y los centollos más hermosos han aprovechado estas fechas para salir de donde quiera que vivan en el mar. ¡Y qué cigalas! Sólo por su nombre, cigalas tronco, se pueden imaginar: ahí las tiene el que las quiera, a 75 euros el kilo.
«El bogavante está a 55 hoy», y subraya el 'hoy' Visi Bedia. «Esta última semana los precios van cambiando cada dos días, porque todos los días llegan camiones con marisco y los precios se disparan». Los mejores percebes costaban 59,90 hace un mes. Hoy están a 80 –y a 60 y a 55, depende del tamaño–, aunque es difícil establecer comparaciones.
Es lo que ocurre cuando uno se sumerge, por ejemplo, en el apasionante mundo de la almeja. ¿Cuánto costaban en noviembre? Pues la almeja semi pequeña, 24; la semi de más tamaño, 28; el kilo de almeja babosa salía por 42; el de fina, 48, y el de fina más grande, 50. Pero es que hoy han aparecido nuevas variedades: almeja plancha (50), babosa (32), fina –gorda– (48), cultivo gallego (19,90), cultivo gallego más grande (24), arrocera fina (32), marinera (44)...
«La verdad es que sí que tenemos unos bogavantes que son un espectáculo», dice, mientras coloca unos bichos de pinzas enormes, con un caparazón que brilla como cerámica. «Los centollos también son hermosos, y ahora empiezan a estar llenos: las centollas están llenas de corales».
«La gente está comprando mucho marisco cocido para congelar –a un lado hay apiladas cajas de plástico llenas de grandes centollos ya listos–. Compran mucha almeja, mucho mejillón, mucho langostino, mucha gamba para sopa, bogavante... bueno, bogavante se ha comprado más hace dos semanas, que costaba diez euros menos. Y seguro que va a seguir subiendo: le quedan otros diez euros. Las Navidades del año pasado estaba a 65 euros. La cigala es el producto estrella de todas las Navidades, y da igual el precio. Da igual que esté a 50 o a 100, se vende».
Bedia explica que los precios van subiendo «porque es la temporada, porque es Navidad y porque nos lo suben y nosotros también lo tenemos que subir: no es que yo diga que te voy a subir veinte euros el bogavante porque quiero, es porque lo pagamos carísimo. De hecho, la nécora, de ayer a hoy, ha subido dos euros». «Hoy hay mucha gente por aquí, mucha más que hace un mes, no tiene nada que ver, pero también viene mucho mirón –aclara–: vienen a hacerse una idea de lo que vale y de lo que hay para venir a comprar el lunes y el martes».
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