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Noviembre disipa el temor a la sequía con algún exceso, porque tanta lluvia provocó un descomunal argayo sobre la autovía que permanece una semana después. ... Por catenaria o por avalancha, las comunicaciones cántabras son especialmente frágiles. Fomento retrasa tres años la llegada de la Alta Velocidad a Reinosa, y de ahí para abajo todavía resta un vía crucis. Acostumbrados a sucesivos desengaños la profecía del 2023 nos genera un escepticismo superlativo. Así, cuando se frustren las expectativas, no necesitaremos curarnos la decepción asando otro buey reivindicativo en Monzón de Campos.
Tanto rogar agua, acabaron lloviendo piedras. Tanto clamar AVE, acabaron fastidiándose las Cercanías. Además de nuestras caducas infraestructuras, tampoco hay suficientes conductores. Ni de tren –trabajadores de Renfe temen que se eliminen trayectos– ni de autobús municipal, en Santander también suspenden frecuencias porque no hay chofer.
Al final, el deterioro de Cercanías nos afecta más que el anhelo de un tren veloz con Madrid. Mirábamos lejos, no veíamos de cerca. Los magos también nos distraen con un señuelo mientras disimuladamente cuelan la liebre dentro del sombrero. Un efecto de ‘desprestidigitación’ política más allá del espejismo de la alta velocidad, o del choque de trenes entre Madrid y Barcelona. Damos por perdidos 54.000 millones de euros del rescate bancario. Hay una sublevación civil en Murcia contra Fomento que apenas trasciende. Hemos incumplido el acuerdo de refugiados. El jefe de la UDEF cree que Rajoy cobró sobresueldos en dinero negro. Van a procesar al partido que nos gobierna por destruir a martillazos el ordenador de Bárcenas y, ante la decisión judicial, al ministro de Justicia solo se le ocurre expresar «máximo respeto» en lugar de máxima vergüenza. Así es como va –cantaba Leonard Cohen– todo el mundo sabe, todo el mundo lanza los dados con los dedos cruzados.
Más allá de nuestro sistema –solar y capitalista, porque aquí confluyen ambas hegemonías– aparece un planeta templado que podría albergar vida. Un posible exilio cósmico a once años de luz de nosotros. La misma distancia que hay entre la ética y el abismo por el que se precipitan todos los trenes.
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