«Ahora preguntan más si la fruta es de fuera»

Todas las cajas vienen etiquetadas. Y en todas (más allá de quién lo distribuye o lo comercializa, que se indica) pone 'origen'. De qué país viene. O bien en el propio envase o en un adhesivo que lo acompaña. Además, hay un control sanitario de lo que entra en el mercado. De hecho, sí que recuerdan en una de las empresas un caso (de hace tiempo) con «unas berenjenas que venían de Marruecos». «Las pararon porque los productos que les echaban allí, aquí no se podían usar», explican. Dejan claro, de entrada, que «no hay trampa posible». Que la gente anda algo revolucionada estos días. Pero que si aquí pone que el producto es de Murcia o de Almería, lo es. Y si es de Marruecos, lo pone.

¿Y hay muchas cosas de fuera? Algunas hay. Hay dos o tres de las firmas que venden fruta y verdura en el pabellón que trabajan más que el resto el producto importado, además de los españoles. Por una cuestión, sobre todo, de catálogo, de diferentes variedades («aquí tienes más tipos distintos de tomate que en un supermercado») y, en casos concretos, de precios. Pero son excepciones. Por ejemplo, las manzanas. En el recorrido real de ayer por la oferta de una de estas firmas tienen las de tipo Kanzi, de Países Bajos, o las Granny y las Chantecler, de Francia. Y no precisamente por baratas (están dentro de la Unión Europea). Hay, además, Golden española e italiana. Y más. Nueces francesas, nectarinas de Chile, granadas de Turquía, ciruelas de Sudáfrica y uvas de Perú. «La uva ahora en España no hay y la campaña, además, fue bastante mala. Ya pasó en Navidades, que hubo problemas», dice la encargada del establecimiento. Todo está identificado en las cajas.

Tiene alguna cosa más. Piñas que vienen de Costa Rica y melones procedentes de Brasil. Insiste en que casi todo es por cuestión de catálogo, por tener variedad de frutas que ahora el mercado español no abastece. De hecho, ella es la que admite esos porcentajes de 80% y 20% en la distribución, «porque estas cosas de fuera, aunque sean unos cuantos productos, son de ventas, en general, pequeñas».

¿Y bananas? Algo habitual a la hora de elegir, cuando uno va a hacer la compra, en competencia con el plátano de Canarias, el producto nacional. Ayer, no había bananas a la venta en todo 'Merca'. «Las hay a veces, si está muy barata. Pero no siempre».

En este puesto sí que tienen también naranjas y patatas procedentes de Egipto. Aquí sí que entra más el tema de precios. «La naranja es un poco más barata y tenemos las dos opciones, aunque se vende más la de aquí. En general, en Santander, la gente es 'marquista' y el que va a la frutería busca lo bueno». De hecho, entiende que las diferentes empresas que trabajan en Mercasantander compran «parecido». Con variedades en marcas o calidades y «al céntimo» en las diferencias en su competencia comercial. Y que en el tema de las variaciones de precios no son exclusivas de lo que viene de fuera. Las calidades juegan un papel determinante entre los productos españoles. «Tengo tomates cherri a 6 euros, que son un caramelo, y a 1 euro. Y los dos son españoles».

¿Entiende la protesta del mundo rural de estos días? Sí, pero no ve en su día a día en Mercasantander «los precios de los que están hablando los agricultores en las manifestaciones». «Yo creo -prosigue- que se refieren más a grandes compradores, como puede pasar en las grandes superficies o en mercados de mucho más tamaño».

Sigue el paseo por el pabellón. Son las siete y media de la mañana. «Mira, esas cajas verdes son de fuera. Y esas patatas de allí al lado, también», le dice al periodista (que va fijándose en las etiquetas por el pasillo) uno de los trabajadores que va y viene con el carretillo moviendo pedidos (y que sabe que el de la libreta no es uno de los que va a diario). Se detiene y hasta ayuda a rebuscar en las etiquetas para confirmar la procedencia. «Ya sabíamos que tarde o temprano -con la que está cayendo y las protestas- ibais a venir a mirar esto», bromea.

Coincide en que el gran problema de la protesta está en otra parte, «pero los gobernantes deberían mirar más de dónde vienen las cosas». «Que te dejen meter así como así naranjas de fuera en España...». Y señala un aspecto interesante en el debate. «Esto antes -por Mercasantander- era una romería, mucha más gente comprando y vendiendo, y toda la venta pasaba por aquí. Pero ahora mucha venta se ha ido de estos ámbitos». Justo -cree- en los que se producen buena parte de las situaciones que denuncian ahora desde el campo.

«Hay diferencias entre países e incluso entre comunidades autónomas», señala la responsable de otra de las empresas mientras responde seis o siete preguntas por minuto sobre precios de los fruteros que vienen a por mercancía (ya son casi las ocho). De fuera ella solo tiene nueces de Francia y judías de Marruecos. «Nosotros, en general, vendemos casi todo de España» (repite también que los dos o tres establecimientos que traen más material de fuera es, sobre todo, por variedades). Y explica lo de las judías -seguramente, el caso más llamativo-. «Es que tienes ahora a más de 5 euros las de aquí y las marroquíes a 2 euros. Y son buenas las que están viniendo de allí. En otros productos puede haber una gran diferencia, pero es que estas, incluso, son muchas de empresas españolas que van allí a plantar porque les sale a cuenta». Justo en ese momento un cliente le pregunta por las judías: «Tienes las de Marruecos a 2,10 y las de segunda, a 1,50». Calidades.

Son casos, indican unos y otros, en «los que no queda más remedio». Y también, como su compañera de otra empresa, cuenta que estos días «sí que le están preguntando mucho si las cosas son de aquí».

Ahí viene a cuento la sonrisa del frutero que participaba en otra de las conversaciones durante la mañana. ¿Por qué se ríe? «Pues porque sí que estos días viene la gente y se fija más si es de aquí. Y dicen que hay que apoyar y lo hacen. Pero enseñas la judía a 5 euros y se acaban llevando la de fuera diciendo 'bueno, por esto no se va a arreglar...».