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Directora general de Turismo desde hace año y medio, Marta Barca (Torrelavega, 1980) se mueve con soltura en los asuntos más técnicos. «El gran eje ... tiene que ser la colaboración público-privada», dice con el ruido de fondo de los campanos de unas vacas en Peña Cabarga. Allí, en la cafetería recién reinaugurada, desgrana el sector.
–La primera pregunta es obligada. ¿Cómo ha arrancado el verano para el turismo cántabro?
–Hay muy buenas expectativas. Además de testar constantemente al sector, hay datos alentadores. En enero y febrero el teleférico de Fuente Dé ha batido sus récords. Cabárceno los lleva batiendo desde agosto hasta febrero excepto noviembre, y también mayo. En mayo –según el INE–, mejoró la ocupación respecto a 2019, que fue excelente, y en junio hemos batido el número de viajeros en el aeropuerto respecto a 2019. Siempre hay que ser cautos porque dependemos de muchos factores, pero por ahora se alinean los astros para tener un buen verano.
–¿Será mejor que 2019?
–De enero a mayo, sólo vamos un 1% por debajo. Pero hay dos datos: un 3% menos en viajero nacional, pero un 6% de incremento en internacional. Es algo fundamental. Si nuestra estructura turística siempre era un 80% nacional y un 20% internacional –y la pandemia dejó al nacional casi en exclusiva–, empezamos a ver que en 2022 se recupera el internacional. Son datos que nos hacen ver que el verano puede ser bueno. Aunque no nos preocupa tanto que sea un verano de récord. Nuestra mayor preocupación es trabajar en alargar la temporada.
–Esta vez no es sólo mérito de la oferta de Cantabria, sino de la recuperación del mercado.
–Sin duda es un cúmulo de circunstancias. Hemos pasado dos años complicados y hay muchísimas ganas de viajar. Pero además, en nuestro caso, se une que por ahora nos acompaña el tiempo (que no paso en julio del año pasado), y que al turista que tenemos fidelizado –que repite hasta en diez ocasiones, según un estudio de la UC– se une el que nos ha descubierto en pandemia (que va a repetir), más el de la segunda residencia. Todo ayuda.
–Que las expectativas son buenas está claro. Pero ya hay quien rebaja la euforia por la inflación y el miedo a la crisis. Que vengan menos y que gasten menos.
–Ese riesgo siempre existe y por eso hay que ser cautos. Dependemos de muchos factores. Es verdad que hay cierto miedo a lo que pueda ocurrir, pero tenemos que trabajar para estar preparados. Y veremos qué ocurre. Insisto en que los datos que nos ofrece el sector, en general, en todos los ámbitos, señalan que será bueno. A partir de ahí, cautela.
–Dicen que Cantabria se está convirtiendo en una región de turistas y camareros.
–Creo que no es así. Pero es indudable que tanto la administración pública como el sector privado ve en el turismo una fuente generadora de riqueza y se intenta aprovechar. Puedo contar, por ejemplo, que se está ampliando la oferta en torno a experiencias en el ámbito rural. Están viendo la posibilidad de que el sector primario se abra con visitas a bodegas, a queserías, talleres de sobaos, recolección de arándanos... Ven una oportunidad. No somos una comunidad de camareros. Representamos un porcentaje importante del PIB, pero hay muchísimo más.
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–Los hosteleros tienen problemas para encontrar trabajadores. ¿Es culpa de los sueldos y las condiciones o no hay gente que quiera trabajar en el sector?
–Es una pregunta delicada. Entiendo que es un sector al que precede mala fama –sueldos bajos, muchas horas...–, pero hay de todo, como en otros sectores. Y esa fama puede generar dificultades. Los negocios, en todo caso, están trabajando y no se están cerrando. Seguramente habrá que darle una vuelta y mejorar las condiciones.
–El otro día el presidente de la CEOE decía que más que atraer turistas en verano (que no hace falta) hay que centrarse en traerlos cuando no es verano. ¿De verdad esto se hace? ¿Cómo se hace? ¿Lo que se hace resulta efectivo?
–Es así. No nos conformamos con tener un buen verano. Queremos alargar la temporada. Ese es el pilar de la Consejería y el primer mandato del consejero, trabajar en la desestacionalización. La campaña 'Abierto por vacaciones' del año pasado funcionó muy bien para alargar la temporada en septiembre, octubre y noviembre. Ya tenemos orden para hacer la segunda edición. Lo cierto es que no hacemos campañas publicitarias en verano. El verano funciona por sí solo. Las que hacemos son para traer en los restantes meses, los de menos afluencia. El sector nos ha transmitido que en estos primeros cinco meses del año se ha trabajado mejor. Sí que está dando frutos. De verdad que lo que nos preocupa no es un verano de récord, sino alargar la temporada. Además, así evitas la congestión.
–¿No cree que 'desestacionalizar' corre el riesgo de convertirse en una palabra para los discursos políticos llena de humo, como en su momento 'emprendedores'?
–O sostenibilidad. En nuestro caso, no, porque es el principal objetivo. La realidad es que hay que alargar la temporada. No es humo.
–Hablando de contrataciones, Cantur está rodeada de polémica y hay sentencias condenatorias por su política laboral.
–Me ciño a lo que ha dicho el consejero. No estoy en Cantur. Pero desde que llegó dijo que había que reunirse con los sindicatos semanalmente para informar y que todo fluya con normalidad. Y mejorar todo lo que fuera deficiente.
–Encontrar ahora una habitación en Santander o en la costa en general por menos de 150 euros la noche o un piso turístico por menos de mil por semana es casi imposible. ¿Les preocupa?
–El año pasado decíamos que había mucha afluencia, pero que los precios eran bajos... Ahora esto. Los precios son estos y es lo que hay. No puedo meterme en ello, lo establece el sector. Sólo puedo decir que lo que pretendemos es que se nos siga viendo como un destino de calidad –y la calidad se paga–, diferenciarnos del resto y, por supuesto, ser competitivos. La subida de precios es generalizada. No de Cantabria. Vamos donde manda el mercado. Y si se paga es porque hay demanda.
–¿Se ha detenido la tendencia de proliferación de pisos turísticos?
–La tendencia sigue el mismo camino. En el año y medio que llevo es una línea constante. Antes de empezar el verano aumenta la presentación de declaraciones responsables para emprender la actividad, pero es una línea más o menos constante. Por eso se dictó el decreto para regularlo. El 14 de julio ha salido publicada la información pública para modificarlo. Estamos esperando las alegaciones que estudiaremos con el departamento jurídico. También puedo decir que podemos sacar pecho porque estamos llevando a cabo un protocolo con la Guardia Civil y la Delegación especial de la Agencia Cántabra de Administración Tributaria con el que hemos empezado a hacer en junio inspecciones a los campings y que se va a extender al resto de alojamientos. No sólo para que cumplan con la normativa vigente, sino detectar infracciones tributarias. Lo que pretendemos es que todos estén inscritos legalmente y cumpliendo la normativa.
–¿Qué le parece lo sucedido en el aeropuerto con la cancelación de vuelos a Madrid para que los aviones operen otras rutas?
–Me ciño a la nota de prensa de la Consejería. Que se pedirán explicaciones y que no es normal que las cancelaciones afecten más a este aeropuerto que al resto. La situación de los aeropuertos es delicada a nivel europeo. Pero eso no es consuelo. Por otro lado, más allá de eso, tenemos que estar contentos porque tenemos 29 destinos y se están mejorando los datos.
–Los datos de junio del Seve son buenos. Un 3,9% mejores que en 2019. Pero la conexión con Madrid pierde un 25%. ¿Qué pasa?
–El compromiso era de tres vuelos diarios y no se puede permitir que no se cumpla.
–¿Está prevista la llegada de nuevas rutas de aquí a final de año?
–Se sigue trabajando en mejorar la conectividad.
–Tenían intención de hacer públicos los contratos de promoción con las aerolíneas, pero no han dado el paso. ¿Por qué?
–Mis compañeros de Cantur podrán contestar mejor, pero se sigue trabajando en esa línea y se verá el fruto en breve.
–¿Qué planes tiene el Gobierno para Cabárceno? ¿Cómo va ese proyecto de ampliación a través de un entramado de rutas?
–Es una de las insistencias del consejero y es uno de los grandes contenidos a petición del presidente. Que hay que seguir y se está trabajando en ello.
–¿Cuándo estará La Engaña a pleno funcionamiento? ¿No le parece el cuento de la buena pipa?
–Puedo decir que trabajamos diariamente en que La Engaña sea una realidad para estar sobre el terreno cuanto antes. Estamos con los trámites para poder licitar y adjudicar. Estamos, de verdad, echando el resto para que La Engaña no sea ese anuncio que no llega y cumplir con la demanda social e histórica. Y es una oportunidad que nos están ofreciendo los fondos europeos.
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