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«Un desastre». Así definen varios patrones de la flota de artes menores la actual campaña del verdel. Entre ellos, el presidente de la Asociación de Pescadores Costeros y Artesanales de Cantabria (Apecac), Pedro Pardo Miguel 'Flechero'. Un lobo de mar con 42 campañas a ... sus espaldas que, al igual que sus compañeros de faena, ha visto cómo en 2023 se ha agudizado una tendencia negativa que empezó a marcar esta especie en el 2020, y que desde entonces se ha ido agravando.
Entre los motivos apunta dos hipótesis. Una, la sobrepoblación de atún rojo. Y otra, la menor afluencia del verdel, que antaño rebosaba entre Hondarribia y Burela, y que ahora comparece con muchos menos efectivos en todo el Cantábrico.
En cuanto a los túnidos, su voracidad hace que este depredador tenga al verdel 'embalado', esto es, atemorizado, sacándolo de las zonas de su pesquería habitual. «Nos cuesta más encontrarlo, y nos cuesta más pescarlo», resume Flechero. Por si fuera poco, el atún rojo ocasiona la rotura de aparejos, generando un trastorno adicional.
Luego está la mengua en los bancos de caballa. Según Flechero, ello podría derivar del tapón que generan a la altura de las costas del oeste de Irlanda flotas industriales que antes no se interesaban por una pesquería a la que ahora acometen sin piedad.
El resultado de estas variables es que de los 3,3 millones de kilos asignados a esta flota en Cantabria, los barcos sólo han sido capaces de subir a tierra 1,8 millones de kilos, es decir, el 40% del total asignado. Más terribles son aún los datos de sus compañeros asturianos, donde sus capturas se sitúan en torno al 27% del total asignado.
La costera, que se dio por iniciada el 17 de marzo, cierra abril con unos números que asustan. De no mediar un giro radical, la próxima semana sacarán los aparejos y montarán las redes para salir a una variedad de especies hasta la llegada del bonito.
Su mal balance contrasta con la situación desahogada de la flota de cerco, que hasta la fecha ha dado buena cuenta del 93% de los 2,8 millones de kilos asignados. El 7% restante es un remanente para la segunda mitad del año. «Ellos, si quieren, pueden pescar su cuota casi en una jornada, por lo que lo tienen mejor. Los tres o cuatro días que entra con fuerza el verdel, lo pescan y se olvidan», explica Flechero.
En el caso del anzuelo, no disponen de esa capacidad en sus bodegas. Y si la 'mancha' fuerte ha pasado, no hay forma de remontar. O en mayo entra una punta de pescado que anime el panorama, o estos barcos vivirán una situación crítica.
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